Por Luz Saint Phat / [email protected]
Un documento de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advirtió sobre un escenario complicado. La desigualdad en la transferencia tecnológica que enfrentan algunos países es relevante, en el marco de la tendencia al empeoramiento de las condiciones laborales
En un contexto nacional que anticipa fuertes transformaciones en el mercado laboral y las condiciones de trabajo en el país, es importante contar con datos del escenario global, en el cual se insertan estas modificaciones que ya se avizoran en el marco de las normativas recientemente impulsadas por el Ejecutivo Nacional.
En primer lugar, la entidad aseguró que la recuperación económica a nivel mundial se ralentizó, luego del despegue que existió pospandemia y luego del confinamiento que se aplicó en gran parte del mundo por la emergencia sanitaria.
Este escenario tiene sin dudas incidencia en el mercado laboral ya que el deterioro macroeconómico del último año y las tensiones geopolíticas empujó a los estados a implementar medidas agresivas en materia de tasas de interés, según detalló la OIT en su documento.
“En ese contexto, la actividad industrial, la inversión y el comercio mundiales se resintieron por la fuerte desaceleración de las grandes economías emergentes como China, Türkiye y el Brasil”, precisó el reporte que se encuentra online, y agregó que “el crecimiento de las economías avanzadas se redujo casi a la mitad”.
Así, frente a la coyuntura, los especialistas anticiparon que “ante la fuerte y persistente desviación respecto de los objetivos inflacionistas, los bancos centrales tenderán a mantener una orientación restrictiva de las condiciones monetarias, al menos hasta finales de 2024”, por lo cual se podrá observar que “la recuperación económica y social tras la pandemia sigue siendo incompleta y las nuevas vulnerabilidades frenan el progreso de la justicia social”.
Aún así, indicó la OIT, la tasa de desempleo durante 2023 fue más baja que en 2022, lo que permite tener perspectivas más interesantes para este año. Según datos convalidados por la entidad, la tasa de desocupación global al cierre del año pasado se ubicó en 5,1% y el déficit mundial de empleo también mejoró en la comparación interanual, aunque la cifra aún es elevada y se ubica en 435 millones de personas que no tiene satisfecha su necesidad de trabajo.
El tercer factor a considerar, según el documento, es que aún ponderando esta mejora en los números macro, durante el año pasado los salarios reales se deterioraron y “la pobreza laboral tocó fondo”.
“En 2023, el número de trabajadores que vivían en una situación de pobreza extrema en el mundo, es decir, con ingresos inferiores a 2,15 dólares de los Estados Unidos al día por persona en paridad de poder adquisitivo (PPA), aumentó en casi un millón”, alertó el reporte.
No obstante, también se destacó que, “como aspecto positivo”, las tasas de informalidad recuperaron los niveles previos a la pandemia.
Mientras, una cuarta clave que anticipa los desafíos que el mercado de trabajo enfrentará este año es la “fragilidad” debido a la situación financiera mundial.
“A medida que se endurecen las condiciones financieras mundiales, los países en desarrollo con altos niveles de endeudamiento se exponen a un riesgo de rápida desestabilización económica que perturbará el empleo, las condiciones de trabajo y el crecimiento salarial”, aseguró la OIT. “Por el momento, estos problemas han sido esporádicos y han tenido pocas repercusiones regionales o mundiales. Sin embargo, si las tensiones financieras acaban afectando a un mayor número de países de importancia sistémica, no es descartable que estalle una nueva crisis financiera mundial”, señaló.
En tanto, entre las primeras cinco variables sobre empleo, la entidad también mencionó que se esperan buenos niveles de inversión para este año.
“Las tasas mundiales de inversión se han recuperado considerablemente desde el mínimo histórico alcanzado durante la crisis financiera mundial y han seguido al alza durante la pandemia”, explicó, detallando que el alza “de los costos de financiación y el aumento de la incertidumbre no han impedido la reanudación de una intensa actividad inversora, especialmente en los países europeos”.
Productividad y tecnología
Por otro lado, la OIT mencionó como una variable significativa los datos sobre cómo se está comportando la productividad en todo el mundo, sobre todo considerando el avance de las nuevas tecnologías que permiten masificar procesos de automatización y digitalización.
“Tras un breve repunte del crecimiento en la etapa de recuperación de la pandemia, la productividad laboral agregada retrocedió rápidamente a los bajos niveles observados durante el decenio anterior. Esta ralentización se produjo a pesar de la aparente aceleración del progreso tecnológico, especialmente en el campo de las tecnologías digitales”, explicó el reporte.
“Al ser muy pocas las empresas que han registrado un drástico aumento de sus beneficios, la mayoría de los trabajadores y sus hogares han sufrido una erosión acelerada de la renta real disponible, dada la imposibilidad de exigir mayores subidas de ingresos laborales”, agregó.
Esto se suma, según destacó el reporte, a la escasez de mano de obra y de profesionales calificados, como un problema que se registra en todo el mundo. Esto sucede en los sectores del trabajo de cuidado, el transporte, el comercio minorista, la industria manufacturera, la construcción y las nuevas tecnologías, predominantemente.
Inciden en esta situación las malas condiciones de trabajo y los salarios bajos, el exceso de puestos vacantes por las reestructuraciones sectoriales que impulsan las políticas fiscales, la escasa movilidad geográfica de las personas y el endurecimiento de las políticas macroeconómicas que fortalecen los desequilibrios del mercado laboral.
“A medida que la economía siga desacelerándose, parte del déficit de mano de obra será absorbido por las empresas, que anunciarán menos vacantes. No obstante, como el crecimiento de la productividad sigue siendo débil, es probable que persista la escasez de trabajadores”, explicó la OIT y alertó que “en los países en proceso de envejecimiento demográfico, los empleadores tendrán cada vez más dificultades para cubrir sus vacantes a pesar de la ralentización del crecimiento”.
Esto demuestra importantes problemas estructurales del mercado laboral que afectan su adecuación a las nuevas demandas y circunstancias.
En la misma línea, el documento indicó que “la aceleración del progreso tecnológico pone a prueba la resiliencia del mercado laboral”.
“En el año 2023 saltaron a la palestra una serie de innovaciones digitales relacionadas con la inteligencia artificial (IA generativa)”, destacó al reporte, aunque advirtió deque “este aparente progreso tecnológico no ha mejorado el nivel de vida ni ha impulsado el crecimiento de la productividad, un indicio más de la lentitud de los ajustes del mercado de trabajo”.
“Muchos países, incluidos los países en desarrollo, han adoptado políticas dirigidas a fomentar la adopción de la IA. Sin embargo, el actual clima de tensiones geopolíticas eleva los obstáculos a la transferencia tecnológica, truncando las estrategias de progreso de los países en desarrollo hacia una nueva era que les permita beneficiarse de las tecnologías digitales”, se observó.
“Los países que aspiran a emprender una transformación digital acelerada que beneficie al conjunto de la sociedad habrán de adoptar nuevos planteamientos políticos, con un enfoque más proactivo del desarrollo tecnológico, apoyándose, por ejemplo, en una política de innovación orientada a objetivos y en la movilización de recursos a través de fondos soberanos de inversión”, sugirió la entidad.
Finalmente, y en función de los puntos detallados en el informe, las perspectivas de la OIT se ubicaron en un terreno negativo al momento de la conclusión, asegurando que “se vislumbra un panorama sombrío a medida que la policrisis quebranta la justicia social”.
Así se aseguró que en 2024, a medida que decrezcan las tasas de actividad y se desacelere el crecimiento del empleo, 2 millones más de personas buscarán un puesto de trabajo, lo que elevará la tasa de desempleo mundial al 5,2 por ciento, frente al 5,1 por ciento registrado en 2023.
Tampoco se espera que se detenga el proceso de devaluación del salario real dada una inflación global persistente. Al mismo tiempo, el desempleo juvenil continuará siendo un tema central en los debates sobre el mercado laboral.
“Es necesario afrontar rápidamente los grandes desafíos para acelerar el avance hacia la consecución de los objetivos de sostenibilidad de las Naciones Unidas”, aseguró el reporte, exhortando a los gobiernos a fortalecer las economías nacionales mediante iniciativas que “potencien el crecimiento de la productividad y el nivel de vida”.