La actividad de la construcción es una de las más afectadas en materia de riesgos laborales, motivo por el cual en los últimos tiempos han surgido entidades para tomar conciencia y avanzar en la protección de quienes ejercen en esta industria.
Por Carolina Brenner – @carobrenner
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La construcción es una de las actividades que presenta la mayor siniestralidad dentro del área laboral. Asimismo, el tema de la salud y seguridad en las obras se ha convertido en un tema candente y una materia pendiente para los profesionales del sector, quienes en los últimos tiempos han avanzado en materia de capacitación y concientización.
En este marco, el Colegio de Arquitectos de Córdoba inauguró recientemente su Instituto de Salud y Seguridad (IsaSe), que tiene como misión promover la prevención de los riesgos del trabajo en la actividad.
El IsaSe -dirigido por la arquitecta Cecilia Conte, acompañada por el arquitecto Gabriel Sánchez- prioriza como valor principal la vida y la salud, comprendiendo que el “punto de partida para jerarquizar el ejercicio de la arquitectura como profesión y como servicio, es la admisión y el reconocimiento de los riesgos”.
“El objetivo es que el diseño arquitectónico integre ‘siempre’ la seguridad y que el seguimiento continúe para que el proyecto se concrete. La prevención del riesgo debe ser prioridad para las obras y para los edificios que ya son hábitat de la gente”, expresó Conte en tanto que remarcó que el objetivo del instituto es convertirse en una referencia y en un punto de encuentro para debates y para reunir opiniones de expertos.
En el acto de inauguración de esta nueva entidad disertó el arquitecto Oscar Suárez, uno de los expertos más reconocidos en el país en materia de higiene y seguridad.
“La expectativa es que cada vez se amplíe más la conciencia sobre la de tomar todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad durante el trabajo y en el momento en que las construcciones son habitadas”, remarcó Suárez, en tanto que presentó una serie de fotos para graficar los “significativos” problemas de seguridad en las obras, la improvisación que se registra en muchos casos y la endeblez con que se instrumentan algunas medidas.
“Es un inconveniente que se ve en distintas partes del mundo, pero hay que tomar conciencia y avanzar”, resumió. En ese marco, pidió no abandonar el objetivo de lograr el reconocimiento de la especialidad y comentó que en Rosario llevó “años y mucha burocracia, pero se pudo. Hay que luchar y no aflojar”.
A raíz de este modelo ejemplar, El Inversor y la Construcción dialogó con el arquitecto Rubén Benedetti, director académico de la carrera de especialización en Salud y Seguridad en el Proyecto y Construcción de Edificios, de la Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño de la Universidad Nacional de Rosario, en la que, además, dicta la asignatura Introducción a la Salud y Seguridad en la Construcción.
¿Cuáles son las principales medidas de seguridad y salud que se deben tener en cuenta en la actividad?
En materia de salud y seguridad en la construcción, no se puede ignorar que se trata de la actividad económica que presenta la mayor siniestralidad dentro del conjunto de todas las actividades productivas, y esto considerando únicamente los trabajadores que se encuentran declarados y asegurados en una ART. Observando en qué condiciones se desarrolla la construcción informal en todo el país puede suponerse que los números reales de la actividad son aún peores. En este contexto es difícil hacer un diagnóstico que permita establecer medidas puntuales, pero es necesario que globalmente la actividad sea asumida con sus riesgos implícitos y se tomen las medidas necesarias para preservar a los trabajadores. Estas medidas comienzan en los empleadores, pero alcanzan a los trabajadores y los mandos medios, y requieren tanto que los comitentes –que son solidariamente responsables- asuman la realidad de la construcción como que las autoridades que ejercen el control lo hagan seriamente y con un criterio que no sea únicamente recaudatorio.
Sería fácil aseverar que los accidentes en la construcción se subsanarían con alguna medida específica: mejores elementos de protección personal, mejores herramientas, etcétera, pero el problema es más profundo y si hay dos palabras que puedan resumir cómo solucionar el déficit nacional en materia de seguridad laboral, éstas son: formación y compromiso.
¿Cuáles son los principales accidentes y/o negligencias que ocurren en el país?
En la actividad de la construcción el mayor número de víctimas fatales se da en los trabajos con riesgo de caída a diferente nivel, es decir cuando desde la posición del trabajador puede caerse a un plano dos metros o más por debajo.
En este sentido, Argentina no es ajena a lo que sucede en otros paises, pero lamentablemente aquí el índice de accidentes fatales con relación al número de trabajadores empleados es mayor.
Dentro de la obra también ocupan lugares significativos los golpes con objetos, las lesiones por mal uso de herramientas o herramientas deterioradas, las lesiones oculares y, por supuesto, las lesiones musculoesqueléticas por esfuerzos.
En los últimos años se ha incrementado notablemente la incidencia de los accidentes in itinere, lo que demuestra que el problema del desapego a la seguridad de las personas no se limita al ámbito laboral sino que más bien éste es un reflejo de lo que nuestra sociedad siente respecto al valor de la vida.
En cuanto a seguridad, ¿en qué lugar nos encontramos respecto a otros paises? ¿Cuál es la provincia más segura en este aspecto?
Las comparaciones no nos benefician. Si bien no existe algo parecido a un ranking internacional en la materia, la lectura de las estadísticas de distintos paises que consideran accidentes con relación al número de trabajadores refleja que hay mucho por hacer.
Sin ir a datos estadísticos, observar en qué condiciones se ejecutan obras en nuestro país y cómo se lo hace en otros, marca un contraste notable. Claro que pueden encontrarse obras impecables en nuestro país, y obras desastrosas en paises considerados ejemplares en la materia, pero el promedio es negativo para nosotros aun respecto a paises de la región, donde existe mayor involucramiento de todos los actores de la construcción en la cuestión de la seguridad laboral. Respecto a qué provincia es más segura, la respuesta tampoco es absoluta. Siendo que el número que importa es el de cuántos siniestros se producen en relación al personal empleado, hay que considerar que, según las actividades económicas, ese primer puesto lo tienen distintas provincias.
Lo que es claro es que los mejores resultados se obtienen en los lugares donde se aplican mejores políticas de prevención, sean éstas por medio de los empleadores o del Estado, sin olvidar que en esta materia las provincias tienen la responsabilidad delegada del poder de policía.
¿Cuáles son los alcances que traen aparejado el respeto y cumplimiento de las normas de salud y seguridad?
La implementación de políticas de trabajo seguro que redunden en preservar la salud, la integridad y la vida de los trabajadores no debería plantearse en términos de beneficios económicos.
El logro per se del trabajo seguro es justamente humano: asegurar que los actores más débiles de la industria de la construcción no pongan en juego su vida. No hay mejor logro que completar una obra -cualquiera sea su escala- sin accidentes.
Pero si este aspecto no fuera suficiente, hay que considerar qué significa el accidente en materia económica: atención médica, rehabilitación, transporte, internación, indemnizaciones, más los costos indirectos e invisibles en los que se incurre luego del accidente: baja de la productividad, reemplazos, mayores primas de seguro, atrasos en los plazos, etcétera.
Definitivamente el que cree que la seguridad es cara, no ha tomado en cuenta el verdadero costo de la inseguridad.
Especialización en seguridad de obras
Rubén Benedetti es uno de los impulsores del Centro de Desarrollo Tecnológico en Salud y Seguridad Edilicia, que está en proceso de aprobación en el Consejo de la FAPyD.
“Este centro surgió como corolario de las acciones que nuestra facultad viene sosteniendo desde 2001, cuando se inició la entonces Carrera de Especialización en Higiene y Seguridad en Obras, que el año pasado fue relanzada, con programa renovado y ampliado, como Carrera de Especialización en Salud y Seguridad en el Proyecto y la Construcción de Edificios. Con cerca de 30 especialistas graduados, creímos necesario ya hace algunos años ampliar las actividades en este campo de la profesión, para lo que propusimos proyectos de investigación y de extensión universitaria desde la carrera. Sin embargo, hacía falta un paso más para consolidar la radicación de estas actividades y, aún más, incrementarlas de manera institucional.En tal sentido, el Centro de Desarrollo Tecnológico en Salud y Seguridad Edilicia se propone como un espacio destinado a trabajar el conjunto de problemas que hacen tanto a la preservación de la integridad física de trabajadores de la construcción como a la de los usuarios de edificios.
A tal efecto, en líneas generales se proponen como temas de trabajo los problemas referidos al diseño e implementación de planes de evacuación, y otros temas vinculados a la evacuación de edificios; la problemática de incendio en edificios y obras; el reconocimiento e identificación de riesgos generales y particulares en las actividades de la construcción; los problemas prácticos planteados para la implementación de protecciones colectivas y otros dispositivos para la implementación de trabajo seguro, y las cuestiones ambientales tanto en las etapas de obra como sobre los usuarios de edificios. Especialmente se plantea la posibilidad de aportar al desarrollo de nueva legislación, a efectos de promover iniciativas superadoras en todas estas cuestiones”.