Un estudio desarrollado por la Consultora Stg permite comprender las demandas del mercado en un año que se caracteriza por las compras planificadas, así como también cuánto se destina para la compra de vinos y espumosos, a través de qué canales y cuáles son las principales situaciones de consumo
Cada argentino consume vinos tres veces a la semana; y espumosos, una vez. Esta es una de las conclusiones a las que arribó la Consultora Stg, la primera especializada en vino, alimentos y turismo a través de su estudio “radiografía del consumidor argentino del vino” que le permite a los diferentes actores de la industria vitivinícola comprender las demandas y tendencias del mercado.
Las radiografías se desarrollan anualmente desde 2013 e incluye temáticas como branding y diseño; contexto y canales de compra; y espumantes. “Por un lado, son estudios que por un bajo costo– le permiten a las bodegas estar informadas sobre cómo compra el consumidor y qué le es relevante. Por otro, también les permite medir la salud de sus marcas en un momento tan clave como el actual”, explicó Dolores Lavaque, fundadora y directora general de Consultora Stg.
“Para tomar dimensión de la gran oferta que hoy existe en el mercado vitivinícola, sólo en nuestro último estudio, los encuestados mencionaron más de 150 marcas como consumidas en el último mes. Estamos en un año en que la diferenciación y la estrategia de comunicación se hacen vitales para las bodegas a la hora de poder posicionarse y ser considerado por un consumidor de vinos que hoy se destaca por planificar sus compras”, agrega Lavaque.
La última radiografía, que se realizó de manera online en diciembre del 2022 y permite analizar cómo será el contexto para este 2023 y las principales tendencias de consumo, incluyó la opinión de hombres y mujeres mayores de 25 años, consumidores de vinos y espumantes de más de $1600 y abarcó 700 casos de Ciudad y Gran Buenos Aires, Santa Fé, Córdoba, Cuyo, NOA y Patagonia.
Sobre el tipo de vino consumido durante el 2022, los encuestados demostraron una fuerte preferencia por el vino tinto, siendo ocho de cada diez personas quienes lo consumen. El consumo de vino tinto se destaca con mayor frecuencia entre los hombres mayores de 65 años, residentes en la Patagonia; en cambio, el vino blanco o blanco dulce fue elegido por el 12% de los entrevistados, con mayor incidencia entre los más jóvenes y mujeres.
Ante la pregunta de cuánto gastaron, en promedio, en la botella de vino que compraron con mayor frecuencia, la respuesta fue $2200.
Según el estudio desarrollado por Stg, la compra es principalmente offline, se destacan las vinotecas y los supermercados. Entre el target que opta por la compra online, esta se da principalmente a través de webs de vinotecas y/o bodegas, manifestándose una baja incidencia en plataformas de e-commerce y apps de pedidos a domicilio.
“Para tomar dimensión de la gran oferta que hoy existe, en nuestro último estudio los encuestados mencionaron más de 150 marcas como consumidas en el último mes”, remarcó Lavaque.
Entre otras conclusiones, el informe reveló que el vino es consumido principalmente en el hogar, siendo una clara compañía de las comidas (46%); y en segundo lugar, para disfrutar de charlas con la pareja o amigos, e incluso cuando se va a casas de amigos. En tanto que el vino espumoso es consumido principalmente en fiestas, sin embargo, también encuentra un espacio de consumo hogareño, acompañando comidas y en momentos de charla con los íntimos.
Finalmente, la investigación demostró que la compra de vinos y espumosos es principalmente planificada, cuya misión de compra se centra en la reposición (60%), seguida por el consumo inmediato (27%).
“Son consumidores que se reconocen como stokeadores de la categoría, teniendo en promedio doce botellas como reserva hogareña”, analizó la directiva.