El expediente quedó en manos del juez Sebastián Ramos, quien tiene a su cargo el caso por el viaje a Lago Escondido
“La competencia de este fuero se encuentra superada y corresponde en consecuencia adoptar la resolución correspondiente para que la investigación continúe en cabeza del magistrado que por ley tiene asignada competencia material correspondiente”.
Bajo esa premisa, la magistrada Araceli Martínez le envió la pesquisa por el hackeo al ex ministro de Seguridad de la CABA, Marcelo D’Alessandro, a la justicia federal, que ya tramita causas que investigan hechos similares que involucra comunicaciones de jueces y fiscales.
El expediente quedó en manos de Sebastián Ramos, quien tiene a su cargo el caso por el viaje a Lago Escondido.
La instrucción de esa pesquisa comenzó cuando se conocieron audios y mensajes de un chat de Telegram. A la fecha, se estima que los mensajes se obtuvieron del hackeo a D’Alessandro.
Por ese motivo, Martínez decidió declararse incompetente. La investigación que tramitaba la jueza porteña está avanzada. Luego de allanar varios domicilios en la localidad de El Dorado, la fiscal del caso obtuvo una confesión del joven Elias Ezequiel Nuñes Pinheiro, quien reconoció haber conseguido los datos del entonces ministro de Seguridad porteño a pedido de un desconocido que le pagó entre 12 y 15 mil pesos “por objetivo”.
En la lista también entraron jueces y funcionarios. Nuñes Pinheiro ya declaró dos veces y pidió convertirse en arrepentido.
En sus indagatorias, dijo que prendió fuego el teléfono que usó junto con la persona que le encargó el hackeo y que lo arrojó al río Paraná, luego de que la jueza federal María Servini lo citara a declarar como testigo en otra causa.
Afirmó que lo hizo porque “se asustó”, aunque ya había comprobado que se habían borrado las conversaciones.
Nuñes Pinheiro aseguró además que la persona que lo contactó para hackear varias líneas siempre le pagaba por anticipado y reconoció haber embolsado $46 mil por “tres objetivos”.
La transferencia figura en un listado que aportó la empresa Lemon. Se concretó el 17 de octubre, el mismo día que el sitio El Destape reveló el viaje a Lago Escondido de un grupo de personas entre las cuales estaba D’Alessandro. Dos días después, se concretó el hackeo.