La faena de bovinos en enero pegó un fuerte respingo respecto de los niveles históricos de actividad en la industria cárnica en el primer mes del año: Llegó a 1,22 millón de cabezas, según el indicador de movimiento de hacienda hacia los frigoríficos que lleva Senasa. Es algo más de la producción que se registró en diciembre de 2022, cuando el consumo es altísimo por las fiestas. Y superó en 25% las 974 mil cabezas faenadas en enero de 2022.
El número no obedece a un aumento en el consumo. Semejante cantidad de ganado yendo a los frigoríficos puede explicarse solamente porque los campos ya no daban más para retener la hacienda, debido a la escasez de lluvias de los últimos meses y la consecuente caída en la oferta de pasturas.
Los conocedores del negocio ganadero, en rigor, no recuerdan un enero con tanta cantidad de faena desde al menos 2008 o 2009, cuando arreciaba una sequía tanto o más grave que la actual, que recién comenzó a ceder hacia fines de enero, con algunas lluvias generalizadas en la región productora.
Esta normalización del régimen hídrico, de confirmarse, permitirá recomponer las reservas de forraje y volver a retener animales en el campo. Pero lo que hubo hasta aquí ha sido algo así como un “dólar soja” ganadero: por motivos de fuerza mayor se adelantaron las ventas y la hacienda que entró ahora al matadero será “la soja” que falte en los próximos meses. Esto podría recalentar los precios (que ya están subiendo) en los próximos meses.
La altísima faena, según algunos cálculos preliminares, significó una abultada oferta de carne tanto para el mercado interno como para el externo. Con exportaciones estimadas en unas 75 mil toneladas por la reactivación de la demanda de China y los mejores precios ofrecidos por la Unión Europea, el consumo interno habría sido sobreabastecido, con más de 200 mil toneladas de carne. Un aluvión considerando que era enero y mucha gente estaba de vacaciones.
La excesiva oferta de carne, de todos modos, no pudo evitar que los precios de la hacienda primero y de la carne después comenzarán a desandar el marcado retraso que venían acumulando en los últimos meses respecto del resto de los precios de la economía. En el Mercado de Cañuelas los valores subieron en enero un 30% y ahora estos aumentos, no sin dificultad, se están trasladando a las carnicerías.
Un análisis que circula en los medios ganaderos considera que el impacto de la sequía sobre estas variables ha sido notable, por cuanto en los últimos cinco meses, los números de faena muestran un incremento de entre 15 y 20% respecto del año anterior. Esto habla a las claras de que muchos ganaderos debieron desprenderse de sus animales porque no podían mantenerlos en el campo o en un feedlot, debido a la escasez de pasto en el primer caso y el alto costo de los granos, en el segundo.
En el Ministerio de Economía, por cierto, hubo una suerte de reconocimiento de esta situación cuando el ministro Sergio Massa, entre las medidas pensadas para llevar alivio a los productores por la sequía, anunció que no se computarán las ventas forzosas de hacienda de los últimos meses del año en el cálculo de Ganancias correspondiente a 2022.