El 8 de julio de 2022, el ex primer ministro de Japón Shinzo Abe (2006-2007 y 2012-2020 ), quien renunció por problemas de salud, fue asesinado de un disparo por la espalda mientras daba un discurso, en la región de Nara. Tenía 67 años. Abe fue conocido por su incisiva política exterior y una estrategia económica característica, popularmente llamada “Abenomics”.
Su funeral de Estado, un honor reservado a la familia imperial, se hizo en octubre, y dividió la sociedad. Un hombre se inmoló durante las protestas por el costo de la ceremonia.
Ahora, la fiscalía del distrito japonés de Nara acusó de asesinato y violación de la ley de armas al sospechoso de matar a Abe, luego de una evaluación psicológica en la que se determinó que está en condiciones de enfrentar un juicio.
Se trata de Tetsuya Yamagami, quien fue detenido inmediatamente después de la muerte a tiros del ex gobernante, al suroeste de Tokio, durante un acto de campaña para las elecciones para la Cámara Alta. Desde entonces, el encausado, de 42 años, fue sometido a estudios que concluyeron que es imputable.
Yamagami, un ex militar residente en Nara, puede enfrentar la pena muerte en caso de ser condenado.
La investigación judicial precisó que fabricaba armas caseras y pólvora y actuaba de forma sistemática, llevando incluso el control del horario de los discursos de Abe.
Yamagami admitió haber perpetrado el crimen. Declaró que mató al ex premier por sus presuntos vínculos con la iglesia de la Unificación, a la que su madre, de 70 años, se había afiliado y realizado una importante donación.
El atacante -quien acusaba a Abe de haber favorecido la implantación del grupo religioso en Japón- mandó una carta poco antes del ataque alertando a las autoridades sobre sus intenciones.
La misiva mostraba el fuerte resentimiento que tenía con la iglesia de la Unificación.
Los investigadores indicaron que, según fuentes familiares, su madre le dio más de 750 mil dólares a ese culto a lo largo de su vida. Fundada en Corea del Sur en 1954 por Sun Myung Moon, la secta alcanzó relevancia mundial en los años 70 y 80. Negó estar implicada en actividades ilegales y se comprometió a evitar donaciones “excesivas” de sus miembros.
Pesquisas posteriores a la muerte de Abe revelaron vínculos entre la iglesia y legisladores conservadores de su partido.