El Encanto de Guanapalo, finca de 9.000 hectáreas y estancia turística, forma parte de la iniciativa CO2Bio, el primer proyecto apoyado por Latam Airlines e impulsado por la Fundación Cataruben para la conservación y rehabilitación de uno de los humedales más importantes del mundo
Son tres horas de auto desde el municipio de Yopal hasta San Luis de Palenque, localidad ubicada en los llanos orientales de Colombia, reconocida por albergar uno de los humedales más importantes del mundo.
Los cien kilómetros que separan la capital del departamento de Casanare del segundo municipio atraviesan campos de verde intenso y horizonte lejano salpicados por pequeños caseríos y ejemplares de ganado vacuno, hasta adentrarse en el corazón de la Orinoquía, la región caracterizada por sus sabanas inundables y gran diversidad de flora y fauna.
En este entorno se encuentra El Encanto de Guanapalo, una reserva natural privada que forma parte de la iniciativa de mitigación de cambio climático CO2Bio, y es el primer proyecto apoyado por el Grupo Latam e impulsado por la Fundación Cataruben para la conservación y rehabilitación de los ecosistemas estratégicos de la zona hidrográfica del río Orinoco.
El ingreso al campo, que abarca un territorio de nueve mil hectáreas, es una muestra literal de esta geografía, así como de la infinidad de especies que la habitan. En el camino hacia la casona principal se aprecian yacarés, ciervos, carpinchos y todo tipo de aves como el pipra o el toro del monte. Los anfitriones del lugar aseguran que es habitual ver osos mieleros, anacondas y hasta pumas.
La presencia de bosques y humedales intactos así como de infinidad de animales son el resultado del trabajo de conservación de la familia Zambrano –propietaria de esta superficie conformada por tres hatos (fincas), Palma, Altamira y Montana-, quien desde 1908 se esfuerza por preservar la riqueza natural de sus predios, su tradición y cultura, mediante diferentes acciones como el turismo.
El establecimiento ofrece la posibilidad de hospedarse en una estancia típica, disfrutar de la comida llanera a base de carnes desmechadas, yuca (mandioca), guacamole y quesos, así como vivir experiencias de aventura como el safari llanero, diurno o nocturno, que contempla el avistamiento de aves y vida silvestre en nueve recorridos por diferentes ecosistemas, ya sea a caballo, en vehículo doble tracción o en tractor.
Asimismo, los visitantes pueden participar de caminatas por bosques de galería, cabalgatas, recorridos en bicicleta, paseos en curiara (tipo de bote de remo y vela) por cañadas, pesca artesanal, siembra de árboles y observación de la vía láctea, entre otras actividades.
“Además de estar designados por BirdLife Internacional como AICA (área importante para la conservación de las aves y la biodiversidad), somos una reserva natural socialmente responsable y sostenible y nos esforzamos por conservar y proteger la abundancia que existe en cada uno de nuestros ecosistemas, lo que nos ha permitido ser el hogar permanente y de paso de aves, mamíferos, reptiles, anfibios y peces”, comentó a Comercio y Justicia Juan Carlos Vargas, gerente General de El Encanto de Guanapalo.
“Por otro lado, desde hace más de un siglo, nuestros hatos han sido el lugar donde los jóvenes llaneros de la región aprenden y desarrollan prácticas y costumbres en sus labores como vaqueros que existen desde tiempos ancestrales. De esta forma, se ha preservado la esencia de la cultura y las tradiciones a través del tiempo, como los emblemáticos cantos de vaquería, que fueron incluidos como patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco”, agregó Vargas.
Es por ello que el destino ofrece un menú de experiencias a sus huéspedes que incluyen, por ejemplo, el trabajo de llano y cantos de vaquería, crianza y cuidado de caballos, parrando llanero, noche de mitos y leyendas, mañanas de ordeñe, llanero por un día y/o taller de artesanías, entre otros.
Las metas del Grupo Latam
La Reserva Natural El Encanto de Guanapalo integra el proyecto CO2Bio que es impulsado en alianza por el Grupo Latam y la Fundación Cataruben, y apunta a evitar la deforestación y degradación de bosques, así como a la transformación de los humedales mediante soluciones basadas en la naturaleza de los ecosistemas de esta región colombiana.
La importancia de la ubicación y características de esta iniciativa enfocada en la Orinoquía Colombiana radican en la alta capacidad de captura de dióxido de carbono, la conservación de la biodiversidad y la importante influencia en la comunidad. Según estos atributos, se clasifica dentro del 10% de las áreas críticas del mundo para conservación.
“En octubre de 2021 firmamos contrato para establecer relación y apoyar este proyecto de Fundación Cataruben y hoy nos hemos propuesto ver cómo avanzar más rápido e incrementar nuestro compromiso”, adelantó Juan José Tohá, director de Asuntos Corporativos y Sostenibilidad de Latam, en el marco del viaje de prensa a Colombia al que fue invitado Comercio y Justicia.
“El proyecto CO2Bio espera capturar 11,3 millones de toneladas de CO2 en un predio de 575.000 hectáreas para el año 2030. Actualmente beneficia a unas 300 familias y el objetivo es llegar y mejorar la calidad de vida de 700 productores de la zona. Además, cuenta con el apoyo del Programa Riqueza Natural de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid)”, agregó Tohá.
Vale destacar que este proyecto se enmarca en la estrategia de sostenibilidad que la compañía aérea se ha fijado como meta para compensar el impacto del cambio climático, el crecimiento de carbono neutro con respecto a 2019, la reducción/compensación del equivalente a 50% de las emisiones domésticas para el año 2030 y ser carbono neutral en el año 2050. Dichas metas se lograrán mediante la implementación de nuevas tecnologías y una gestión más eficiente, avanzando en el uso de combustibles de aviación sostenibles y mediante programas de compensación enfocados en conservación de ecosistemas importantes.
“Con esta nueva alianza estratégica con Cataruben, Latam reafirma su compromiso de propiciar un modelo de compensación colaborativo, que no sólo impacte en el cambio climático a través de una mayor captura de CO2 sino que también contribuya a mejorar la calidad de vida de las comunidades y la protección de la biodiversidad”, dijo Roberto Alvo, CEO de Latam Airlines.
Cabe mencionar que el proyecto promueve e implementa planes de conservación basados en criterios de sostenibilidad y el uso histórico de la tierra, involucrando a la comunidad en las acciones de protección, además de establecer buenas prácticas para que puedan hacer un uso sostenible de los recursos disponibles en este importante ecosistema.
Sumado a la protección de ecosistemas claves como son los humedales continentales, el proyecto CO2Bio alberga más de 2.000 especies, entre ellas siete de aves en estado de vulnerabilidad, cinco de mariposas diurnas que se encuentran en estado de peligro, además de otras especies en estado de vulnerabilidad o peligro crítico que hacen urgente este tipo de proyectos enfocados en proteger su hábitat.
“En la Orinoquía Colombiana convergen tres elementos fundamentales para el cumplimiento de las metas que nos hemos trazado como humanidad: conservar la biodiversidad, proteger las fuentes hídricas y aumentar la captura de carbono, características que compartimos con diferentes áreas de Sudamérica y esperamos que puedan servir de ejemplo para implementar mecanismos similares en otros países de la región, donde están activamente involucradas las comunidades en la conservación de ecosistemas estratégicos para el mundo”, comentó Eduwin Hincapié, gerente de la estrategia biodiversidad, carbono y agua de la Fundación Cataruben.
“En Argentina estamos evaluando unos mil proyectos, puntualmente en las provincias de Chaco, Formosa y Misiones”, reveló Hincapié.
Criterios para elegir proyectos
Cabe subrayar que Grupo Latam impulsa programas de compensación enfocados en la conservación de ecosistemas estratégicos. Para ello, considera varios aspectos, por ejemplo, que los proyectos sean colaborativos e incluir ecosistemas estratégicos capaces de absorber grandes cantidades de Co2 y cuenten con comunidades capaces de protegerlos.
En términos de criterios de elegibilidad, debe ser un proyecto con foco en soluciones basadas en la naturaleza, que tengan co-beneficios ambientales, sociales y económicos que se vinculen con la comunidad, que tengan aliados que lo potencien y que sea escalable.
En este rumbo, la empresa buscará seguir apoyando este tipo de iniciativas de conservación de alto valor ambiental y social con involucramiento de las comunidades en los países donde opera, priorizando esfuerzos en Brasil, Chile, Perú y Ecuador.
“Reducir emisiones no será suficiente. El mundo también tendrá que construir infraestructuras, sistemas y elaborar políticas necesarias para absorber miles de millones de toneladas de CO2 del aire, cada año”, expresó Tohá.