El sector enfrenta problemas graves de márgenes en la producción, que se agravan con la sequía y el alza en los costos. La industria también sufre estrechez en la rentabilidad, la amenaza de los cambios productivos por la llegada del troceo obligatorio y -además- la estrepitosa caída de los precios internacionales
Los indicadores económicos que describen la coyuntura de la cadena productiva de la carne vacuna argentina, incluyendo la oferta de hacienda para faena y los márgenes de la producción y la industria, llevaron a un consultor experto de la actividad a afirmar que “el sector está en llamas, al rojo vivo” y con un futuro próximo plagado de incertidumbres, que sin dudas impactarán en el devenir de tan sensible producción tradicional argentina.
La frase pertenece al consultor Fernando Gil, de Agroideas, quien expuso en la última Charla Ganadera convocada por los frigoríficos nacionales, al desgranar su visión sobre la situación y perspectivas de la cadena cárnica.
El evento, realizado el jueves pasado con la convocatoria de la federación Fifra y bajo el auspicio del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA), buscó repasar la actual coyuntura con el fin de prever el escenario con el que se encontrarán las empresas del sector hacia 2023.
La charla contó con la apertura del cordobés Daniel Urcía, vicepresidente de la federación de frigoríficos, quien destacó que los referentes del consumo de carnes, la producción y otros actores esperan la convocatoria a una audiencia de parte de la Secretaría de Agricultura para que expresen su posición frente al troceo obligatorio (dispuesto por el Gobierno y luego prorrogado hasta enero próximo), medida sobre la cual “sólo se consultó a los frigoríficos del consorcio ABC sobre su instrumentación y no al resto de la cadena”.
En tal sentido indicó que los gobiernos de varias provincias manifestaron sus cuestionamientos a la iniciativa ya que no están dadas las condiciones macroeconómicas ni empresarias para poner en marcha tal iniciativa.
Dante Cerino, nuevo presidente de la Asociación de Frigoríficos e Industrias Cárnicas de Córdoba (AFIC), intervino para afirmar que “el troceo afectará al consumidor y a la producción primarias ya que favorecerá la concentración de la demanda en menos empresas” y agregó que ”no se puede modificar un negocio en base a una resolución”.
Fue entonces el momento del consultor Fernando Gil, quien en primer lugar enumeró los problemas climáticos como la furiosa sequía que afecta al campo y por supuesto a la ganadería, así como las heladas que dejaron a criadores y recriadores sin pasto y que llevaron a un mayor encierre en los feedlots. “Este eslabón viene perdiendo mucho dinero por la suba de costos y la falta de reacción del consumo”, agregó Gil, después de recordar que en los últimos 12 meses el maíz aumentó más de 90%, el ganado para faena 57% y la invernada 40%.
Por otra parte, señaló que según los informes del Indec, la carne viene registrando subas bien por debajo de la inflación, que la suba en octubre no superó el 3% contra un promedio de incrementos de precios del 6,8%, lo que se viene sucediendo cada mes al menos desde abril.
La “tormenta perfecta” que vive el sector se completa con el escenario exportador: la caída de los precios internacionales, que desnuda “la poca competitividad sectorial consecuencia de las medidas económicas” tomadas por el actual Gobierno y por otros anteriores.
Gil precisó que los precios que paga la Unión Europea por la cuota Hilton cayeron de 17.000 a 9.000 dólares y los de China de 6.000 a 4.500 dólares. “Esa baja es más marcada cuando se tiene en cuenta el atraso cambiario y la brecha con el dólar real, por lo cual la cadena no percibe esos dólares sino mucho menos”, sostuvo.
Perspectivas
El analista de Agroideas señaló que podría haber una suba de precios del ganado para faena en diciembre, aunque de menor magnitud y consecuencia de la combinación de una menor oferta procedente de los feedlots que se están vaciando y una mayor demanda por las fiestas.
El analista cree que puede haber una suba mayor en febrero-marzo, cuando el vaciado de los corrales sea más notable y la gente que puede y conserva capacidad de consumo esté regresando de sus vacaciones a los grandes centros urbanos.
Añadió que para que el negocio del engorde tenga rentabilidad los precios deberían registrar una recomposición marcada y que hoy su valor debería ser 100 pesos superior al que se obtiene actualmente por la hacienda que se vende en el Mercado de Cañuelas (Buenos Aires), donde no superan los 330 pesos por kilo vivo.
Con relación a 2023 consideró que es probable que se anticipe la zafra de terneros por la falta de pasto y sobre todo teniendo en cuenta que en el verano las lluvias seguirían por debajo de los niveles promedio históricos, lo cual completa el escenario de desastre que vive la actividad. Esa oferta de terneros se daría en un contexto de poca disponibilidad de pasto para la recría y de maíz para el engorde, explicó, ya que la mayor parte se sembró de forma tardía “por lo que el precio del cereal podría afirmarse más”.
En consecuencia, concluyó que a los feedlots se les va a complicar el encierre y por lo tanto en 2023 (y sobre todo en la primera parte del año) habría menos oferta para la faena, lo que debería alentar la recomposición de valores aunque eso dependerá también de cuánto se siga dañando la capacidad de pago del consumo interno ante la escalada inflacionaria.
Por supuesto, al medio de ese lapso sigue quedando la fecha del 15 de enero próximo, que es el plazo de fin de la prórroga establecida por la Secretaría de Agricultura para la vigencia de la resolución 2/21, sobre troceo obligatorio y fin del trabajo con media res.
Perspectivas
El analista de Agroideas señaló que podría haber una suba de precios del ganado para faena en diciembre, aunque de menor magnitud y consecuencia de la combinación de una menor oferta procedente de los feedlots que se están vaciando y una mayor demanda por las fiestas.
El analista cree que puede haber una suba mayor en febrero – marzo, cuando el vaciado de los corrales sea más notable y la gente que puede y conserva capacidad de consumo esté regresando de sus vacaciones a los grandes centros urbanos.
Añadió que para que el negocio del engorde tenga rentabilidad los precios deberían registrar una recomposición marcada y que hoy su valor debería ser 100 pesos superior al que se obtiene actualmente por la hacienda que se vende en el Mercado de Cañuelas, donde no superan los 330 pesos por kilo vivo.
Con relación al 2023 consideró que es probable que se anticipe la zafra de terneros por la falta de pasto y sobre todo teniendo en cuenta que en el verano las lluvias seguirían por debajo de los niveles promedio históricos, lo cual completa el escenario de desastre que vive la actividad. Esa oferta de terneros se daría en un contexto de poca disponibilidad de pasto para la recría y de maíz para el engorde, explicó, ya que la mayor parte se sembró de forma tardía “por lo que el precio del cereal podría afirmarse más”.
En consecuencia, concluyó que a los feedlots se les va a complicar el encierre y por lo tanto en 2023 (y sobre todo en la primera parte del año) habría menos oferta para la faena, lo que debería alentar la recomposición de valores aunque eso dependerá también de cuánto se siga dañando la capacidad de pago del consumo interno ante la escalada inflacionaria.
Por supuesto, al medio de ese lapso sigue quedando la fecha del 15 de enero próximo, que es el plazo de fin de la prórroga establecida por la Secretaría de Agricultura para la vigencia de la resolución 2/21, sobre troceo obligatorio y fin del trabajo con media res.