En el Museo Leopold de Viena, activistas contra la crisis climática rociaron con un líquido negro sobre el icónico cuadro Muerte y vida, del pintor austriaco Klimt.
La vocera del museo, Klaus Pokorny, adelantó que los restauradores están trabajando para determinar si la pintura, que está protegida por un vidrio, presenta daños.
El ataque fue reivindicado por el grupo la Ultima Generación, que posteó el suceso en sus redes. “Los nuevos pozos de petróleo y gas son una sentencia de muerte para la humanidad”, escribió.
También reclamó “medidas inmediatas” contra la crisis climática.
En las últimas semanas, los activistas medioambientales vandalizaron arte en distintos museos de Europa para, según aducen, alertar a la opinión pública sobre el calentamiento global.
Entre los cuadros afectados hay dos obras de Goya (Museo del Prado, en Madrid) y una de Monet (Potsdam, cerca de Berlín).
Ca recordar que a principios de este mes los dos activistas belgas que vandalizaron el famoso cuadro La Joven de la Perla (1665), de Vermeer, en el marco de polémicas manifestaciones por el cambio climático, fueron condenados a dos meses de prisión.
Los fiscales holandeses dijeron que su accionar fue “más allá de la protesta aceptable” y pidieron cuatro meses como sanción.
El juez en La Haya que intervino en el caso les aplicó dos meses y dejó en suspenso la mitad de la condena. Así, pasarán 30 días tras las rejas.
En el atentado que perpetraron en el Museo Mauritshuis, en La Haya, uno de los hombres adhirió su cabeza con pegamento al vidrio que protege la obra maestra y el otro derramó una lata de sopa de tomate sobre la unión.
Ambos llevaban remeras con la leyenda “Just Stop Oil” (detengan el petróleo), la consigna con la que se identifica la agrupación de ambientalistas que, antes, dañó una pintura de Van Gogh, también con sopa de tomates, en la National Gallery de Londres, y una de Monet, con puré de papas, en un museo alemán.
El óleo de Vermeer no se arruinó por el ataque, pero los fiscales precisaron que fue necesario reemplazar el vidrio y que la protesta causó problema.
“El objetivo de los activistas, por importante que uno considere que sea, no justifica los medios”, añadieron.
“Las pinturas cuelgan en los museos para disfrutar de ellas, no para explotarlas con fines activistas. No pongan las manos sobre ellas”, enfatizaron los agentes en un comunicado.