Los industriales hablan de problemas “operativos y de la demanda”. Massa habló de un freno inexplicable y de abusos de empresarios que reciben beneficios del Estado
El ministro de Economía, Sergio Massa, se reunió este jueves con Daniel Funes de Rioja, titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), y la cúpula de esta entidad, a raíz de la caída en la actividad del sector registrada en agosto. Según anticipó el informe de Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI), institución que depende de la cartera de Hacienda, en el mes pasado la actividad industrial cayó 1,6% con respecto a julio.
Empresarios industriales, representantes de diferentes cámaras sectoriales, participaron de un almuerzo en la misma sede de la UIA, sobre Avenida de Mayo en CABA, con Massa como invitado principal, acompañado por el secretario de Producción José De Mendiguren y la subsecretaria de Industria Priscila Makari.
El relevamiento de CEP XXI, difundido esta semana, registró que 74% de empresas encontraron dificultades para abastecerse de insumos y 70% para pagar importaciones. Con esa problemática, 32% frenó parte de sus operaciones, mientras que otro 46% considera probable tener que hacerlo en el futuro cercano.
En la UIA explicaron que hay un “desmejoramiento en las dimensiones operativas de las empresas (plazos de entrega y stock de insumos) y, en menor medida, una caída en lo que refiere al desempeño de la producción y a las ventas“.
Lo que no dicen abiertamente los industriales es que muchos ejecutivos de empresas ralentizaron decisiones a la espera de una mejora en el clima macroeconómico nacional. Si bien exhibieron ayer su apoyo a las gestiones realizadas ante la Casa Blanca, del Fondo Monetario Internacional (FMI) y las empresas multinacionales, insistieron en la necesidad de que se encaren políticas urgentes que permitan desarmar el actual contexto de elevada volatilidad macro, con una preocupante brecha cambiaria que sigue generando dolores de cabeza entre los industriales que se mantienen expectantes sobre su evolución futura y es el origen de que no se tomen decisiones sobre financiamiento a la producción o capital de trabajo.
La UIA pide terminar con la inestabilidad del ciclo económico; la falta de previsibilidad de la demanda; la alta brecha cambiaria; la elevada inflación e inestabilidad de los precios relativos así como con la incertidumbre sobre rentabilidad futura y las limitaciones al acceso a divisas. Por supuesto, reclamos que exigen una respuesta que va mucho más allá de las posibilidades de Massa y su equipo.
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