Esa película, éxito en su momento, tiene también su costado judicial
Las repercusiones del filme Top Gun. Maverick, estrenado en mayo pasado -una secuela del filme de 1986-, no sólo han traído noticias desde la crítica, que mayoritariamente la ha aprobado, o desde la taquilla, que lleva ya recaudados más de mil millones de dólares. También en materia judicial se han hecho sentir los ecos del filme.
Marc Toberoff, socio fundador de Toberoff & Associates, y director allí del área de copyright y derecho del entretenimiento, puso en entredicho la paternidad de la idea. Varios medios de prensa vinculados con esa industria -como Forbes Magazine, The Hollywood Reporter o Los Angeles Business Journal-, en diversos artículos lo entienden como uno de los abogados con mayor influencia en tal área del derecho.
Fue con su patrocinio letrado que se presentó en fecha reciente una demanda ante un tribunal de California, de parte de Shosh Yonay y Yuval Yonay, la viuda y el hijo del escritor, respectivamente, por entender que los derechos de autor de la historia les fueron devueltos en enero 2020 pero que Paramount ignoró deliberadamente esto y prosiguió con la película hasta mayo de 2021, por lo que, a su entender, Paramount necesitaba comprar una licencia otra vez para poder crear cualquier historia derivada del artículo original. Se apoyan en que las leyes de Estados Unidos sobre propiedad intelectual (Section 203 de la Copyright Act) establecen que los autores o sus herederos tienen derecho a reclamar los derechos de autor 35 años después de transferirlos, siempre que esto último ocurriese después de 1977. Los actores dicen haber notificado ya en 2018 de dicha culminación a Paramount, que la ignoró. Es por eso que los Yonay buscan evitar que Paramount distribuya su secuela y el pago de daños por un monto no especificado.
Un portavoz de esta compañía cinematográfica dijo a varios medios de comunicación, el lunes, que las afirmaciones “no tenían fundamento” y que se defenderían “vigorosamente”, ya que la secuela no está basada en la historia que inspiró Top Gun de 1986.
Originalmente, el estreno de Top Gun: Maverick estaba previsto para 2019, pero tuvo que retrasar su llegada a las salas de cine hasta 2022 por la pandemia. Por ello es que Paramount afirma que la pelúcula estaba “suficientemente completada” de cara a la fecha en la que los derechos volvían a los herederos de Yonay.
Al respecto, el abogado de derecho del entretenimiento, Mark Litwak, autor de seis libros en la materia, numerosos artículos y profesor adjunto en la Law School de la University of Southern California, al ser consultado por algunos medios, entendió que Paramount podría defenderse bajo la lógica de que el artículo simplemente inspiró la película, aunque admitió que el caso no es claro: “El artículo no es un guion cinematográfico, y Paramount podría argumentar que dio la idea para la historia y nada más. Las ideas no entran en el copyright. No es muy claro cuando una idea fue suficientemente embelesada… porque cuando se convierte en algo más que una idea, se transforma en un trabajo de autor. No es una línea clara”.
Al respecto, la Top Gun de 1986 tiene créditos de apertura y de cierre. En los primeros, puede verse que el guion es de Jim Cash y Jack Epps Jr., sin estar Ehud Yonay mencionado. Solo al cierre de la cinta aparece la leyenda “Sugested by Ehud Yonay’s article ‘Top Guns’ in California Magazine”. También en esa parte final aparece otra leyenda que dice que los personajes y eventos de la película son ficticios y que cualquier semejanza (“similarity”) con personas o eventos actuales es involuntaria o casual (“unintentional”).
La palabra empleada sobre el artículo, que puede entenderse como “sugerido”, parece dar más la noción de que fue una simple idea que una obra que se desarrolló en el filme. De hecho, cuando los herederos de Ehud notificaron al estudio que se concluía el plazo por los derechos, éste simplemente los ignoró. Ahora bien, si el guion de la película de 1986 es propio y no tiene, con el artículo titulado “Top Guns” escrito en 1983 por Ehud Yonay para California Magazine, mayor relación que visibilizar una escuela de vuelo, no existiría derecho alguno. Sin embargo, según Litwak Paramount “tendrá problemas en comprobar que la nueva película no tiene nada que ver con el artículo original”. De hecho, el título del filme fue literalmente copiado del título del artículo.
Cabe destacar que, con una redacción dinámica y absorbente, ilustrada por una selección de muy buenas fotografías aéreas tomadas por C. J. Heatley -un piloto de la propia escuela-, Yonay plasmó en su artículo “Top Guns” el recorrido de Alex “Yogi” Hnarakis y Dave “Possum” Cully, piloto y oficial de radar de un F-14 Tomcat, respectivamente, durante las siete semanas y media de entrenamiento en Top Gun. Nada de la historia entre los protagonistas está allí, ni la rivalidad entre “Maverick” y “Iceman” ni la amistad del primero con “Goose”, como tampoco se accidenta ni muere nadie pero sí se narran las escenas de los combates aéreos simulados y el desarrollo del curso.
En definitiva, todo se basa en si el artículo original solo inspiró al filme o la película se basó en él. La diferencia es que la inspiración resulta algo que mueve a crear una obra pero no le aporta contenido creativo alguno. En el caso de basarse, uno toma como punto de partida una obra o hecho para elaborar otra a partir del desarrollo de los elementos creativos primigenios. La situación más usual es la transformación de formatos. Un libro que se hace película, por ejemplo.
En este punto del conflicto las cosas parecen indicar que, si bien el pleito proseguirá, probablemente se aplique la “regla de oro” de la litigación del rubro en California y se llegue a un acuerdo extrajudicial con pacto de confidencialidad incluido.