El fiscal Julio Rivero decidió no sostener la acusación y se inclinó por la hipótesis de que Nora murió después de mantener una relación sexual consentida
Luego de más de tres meses de audiencia, la Justicia de Río Cuarto dio por cerrado ayer el juicio histórico que terminó con la absolución del único acusado, el viudo Marcelo Macarrón. De esta manera, transcurridos más de 15 años del asesinato de Nora Dalmasso, el caso queda impune.
La absolución del médico traumatólogo Macarrón no sorprendió a nadie. Los indicios que llevaron al fiscal Luis Pizarro a acusarlo de instigador del crimen no pudieron demostrarse en el debate.
“Como fiscal no puedo dictaminar cediendo a presiones mediáticas y sociales -las he tenido-, como fiscal estoy obligado a valorar la prueba de manera objetiva, prudente y racional”, planteó Julio Rivero en su extenso alegato antes de pedir la absolución del viudo.
A diferencia de su colega Pizarro, quien se inclinó por la hipótesis de un crimen por encargo que planificó Macarrón, el fiscal consideró que el asesino era un conocido de Nora y la mató en el marco de una relación consentida.
Durante el juicio, declararon tres forenses y dieron versiones totalmente diferentes sobre la misma escena del crimen. Rivero se inclinó por la versión dada por el perito Mario Vignolo, quien concluyó que todo se había tratado de un encuentro sexual consentido, “tal vez algo brusco”, en medio del cual tuvo que haber surgido alguna disputa, momento en el que el asesino estranguló a Nora con dos nudos de su bata.
“No la mató Macarrón ni la mató un sicario. La mató una sola persona. Un hombre conocido por ella que lo más probable es que la haya estado esperando. Acto seguido se produjo un acto sexual consentido. La sujetó con ambas manos, la dejó inconsciente, tomó el cinto, hizo doble nudo para asegurarse el resultado final. Luego la cubrió con las sábanas de los tobillos al abdomen, en señal de rechazo, de respeto, de pudor, de dejar un mensaje de que no la abusó”, explicó el funcionario.
Respecto del pago al supuesto sicario, nada se pudo avanzar en el debate, no hubo un solo dato en ese sentido. Tampoco se dilucidó cuál era la verdadera situación financiera del viudo y la hipótesis de que por desavenencias económicas Macarrón ordenó asesinar a su esposa. A lo largo del debate, el fiscal no ahondó en este sentido. Decidió, por ejemplo, no interrogar sobre la situación patrimonial de Macarrón cuando declaró su hermana, quien además se desempeñaba como contadora de él.
La ausencia de algunos testigos en el juicio también llamó la atención. No declaró quien fue la amante del acusado, Alicia Cid. Después del crimen de Nora, la mujer se mudó a San Luis y “declaró tener miedo de terminar muerta como ella”. Su médico certificó que su salud mental no le permitía presentarse en el juicio. Su declaración tampoco fue incorporada por escrito.
El expolicía Rafael Sosa , ex jefe de Homicidios de la Policía de Córdoba, quien fue enviado a Río Cuarto junto con otros investigadores para cerrar el caso, tampoco fue convocado a declarar. El desempeño de Sosa en Río Cuarto fue un ejemplo de mala praxis policial y terminó acusado por el delito de dádivas. La misma suerte corrió el comisario Sergio Comugnaro, a quien también el fiscal decidió no llamar a prestar testimonio ni ahondar en las razones que llevaron a este uniformado a llamar numerosas veces por teléfono a Daniel Lacase, amigo íntimo de Macarrón una vez ocurrido el hallazgo del cuerpo de Nora.
Así las cosas y después de más de 34 cuerpos de expediente, la instrucción -por la que pasaron cinco fiscales-, un juicio por jurados que demandó más tres meses de audiencias y la declaración de 71 testigos, el caso terminó con los mismos interrogantes de hace 15 años y un pedido de absolución.
Los acusados del asesinato y las hipótesis más variadas
- Rafael Magnasco, asesor de la Secretaría de Seguridad de Córdoba en el momento del crimen. Se presentó de manera espontánea “ante rumores que decían que era su amante”. Un análisis de ADN lo descartó.
- El pintor Gastón Zárate, conocido más tarde como “el perejil”, había trabajado en la casa de la víctima semanas antes del hecho.
- Facundo Macarrón, hijo de Nora, fue acusado de matarla en medio de un ataque de odio porque su madre no aceptaba su homosexualidad.
- Marcelo Macarrón. Se lo acusó de viajar en un vuelo clandestino y privado desde Punta del Este a Río Cuarto, aterrizar en medio de la noche, tener relaciones con su mujer, matarla y regresar a Uruguay donde al otro día jugó al golf con amigos.
- Un sicario contratado por el marido, quien, en medio de una crisis matrimonial y una disputa financiera, decidió contratar a aquél para que matara a Nora y simulara una escena sexual.