El Valle de Ongamira y los Volcanes de Pocho son dos opciones poco conocidas para realizar caminatas y travesías al aire libre en paisajes entre exóticos y deslumbrantes
A raíz de la pandemia, los viajes de cercanía y las actividades al aire libre en destinos alejados de los aglomerados urbanos se consolidan cada vez más como una tendencia.
La provincia de Córdoba tiene dos enclaves turísticos ideales para realizar caminatas y disfrutar del contacto con la naturaleza, algo tan codiciado en estos tiempos de restricciones y encierros.
Uno de ellos es el Valle de Ongamira, ubicado a 25 kilómetros de la localidad de Capilla del Monte, que debe su nombre a la lengua comechingona y significa “energía de todo lo creado”.
Este destino místico y repleto de historia se caracteriza por sus suelos -que pintan zapatillas de color ladrillo- y por su imponente Cerro Colchiqui. Allí, los senderos verdes colmados de vegetación contrastan con los tonos rojizos de los grandes paredones de arenisca milenaria, un paisaje único conformado por esta exótica paleta de colores.
El circuito invita a descubrir las plantas nativas que eran consideradas por los comechingones una gran “botica natural”, entre las cuales se destacan helechos y zarzamoras. Cuanto más alto, el aroma de las hierbas serranas se torna más intenso.
El trayecto hacia la cima del cerro está condimentado por una gran variedad de especies de aves que deleitan con sus vuelos gracias a la preservación del lugar. El sello distintivo de este entorno agreste son las presencias imponentes del águila mora y del cóndor.
Adentrarse en el Valle de Ongamira para subir al Cerro Colchiqui es remontarse cinco mil años atrás en la historia de los pueblos originarios que lo habitaron. Desde la cultura Ayampitin, una de las más antiguas del país, hasta los comechingones, dejaron su cultura plasmada en estas sierras y las enriquecieron con un gran interés arqueológico.
Gracias a excavaciones realizadas por arqueólogos es posible reconstruir cómo era la vida de los primeros habitantes de esa tierra. De hecho, se pueden apreciar diferentes espacios que reflejan vivencias de nuestros antepasados en este lugar que consideraban sagrado.
Allí también se encuentra el “Museo viajero”, una sala móvil que acumula los materiales y la información recolectada en los sitios excavados. En este espacio, los visitantes pueden conocer cuáles fueron los descubrimientos que se realizaron en la montaña y cómo los conservaron hasta estos días.
Para llegar a la cima del Cerro Colchiqui, de 1.557 metros de altitud, hay un camino que se bifurca a la mitad del recorrido, uno a la derecha y otro a la izquierda. La consecuencia de esta decisión llevará a dos paseos diferentes. Por un lado, las grutas que conducen a la Cueva del Indio, antiguo lugar donde los pueblos originarios molían sus alimentos; y por otro lado, el ascenso hasta la cima del cerro, donde se puede apreciar la mejor vista panorámica del Valle de Ongamira y contemplar sus cuatro puntos cardinales.
Sea cual fuere la elección, ambos paseos permiten valorar la esencia de este valle encantador, así como develar las capas de historia a través de sus senderos, aleros y vistas de 360 grados
Volcanes de Pocho
Otra alternativa para los viajeros que no se rinden ante este contexto y mantienen las esperanzas de poder hacer turismo en un futuro cercano es el paseo a los Volcanes de Pocho, que se erigen en el área noroeste de la provincia de Córdoba y son parte de una escenografía de belleza natural que se alterna con historia, cultura, gastronomía y travesías para todos los gustos.
El paisaje es el presente de un pasado y este rincón poco conocido de Córdoba, cerca de las localidades de Taninga y Salsacate queda cerca de Mina Clavero.
El área abarca cinco volcanes extintos ubicados en las sierras de Pocho, que exponen diferentes tonalidades debido a su conformación rocosa. Están rodeados de las palmeras de caranday, que en el suelo virgen generan sombras y crean una escenografía que parece provenir de algún sitio exótico, a pesar de ser completamente nativas de la provincia.
Además de la belleza natural y los paisajes, se pueden realizar diferentes tipos de travesías. Con una duración de tres días, una opción es el ascenso por las sierras, noches de campamento en la base de los volcanes y trekking para descubrir sitios históricos y vestigios arqueológicos, como aleros y morteros comechingones, los antiguos habitantes que marcaron la idiosincrasia del pueblo pochan.
Los últimos estudios hechos por investigadores de la Universidad Nacional de Córdoba determinaron que toda la región supo ser una gran caldera volcánica, es decir que, aunque se los conoce como volcanes, en realidad son domos.
Para sobrevolar este territorio, en el lugar ofrecen la posibilidad de hacer parakite, una actividad que le suma adrenalina a la experiencia que parte de la comuna de Taninga y finaliza en Chancaní.
Vale destacar que esta región es famosa por sus sabores gastronómicos y por la elaboración de artesanías con hojas de palma. El plato típico es el cabrito a la parrilla, que ofrecen todos los paradores de la zona, junto con otras especialidades del lugar como los fiambres, mermeladas y dulces caseros que producen los vecinos.