Se trata de dolor abdominal -recurrente-, en miembros inferiores, tórax o espalda, y cefaleas. Sin tener un origen orgánico específico, aparecen y desaparecen como respuesta del organismo ante escenarios estresantes. Alerta de la Sociedad Argentina de Pediatría
Cuando éstas “no pueden ser verbalizadas, suelen expresarse con síntomas como dolor, sin una lesión orgánica demostrable. A esto se le llama ‘síntomas funcionales’. Cuando son intensos y afectan la actividad diaria (como comer, dormir, jugar o aprender), se convierten en trastornos y suelen motivar la consulta médica. Algunas familias presentan una mayor tendencia a tener síntomas funcionales”, explicó Juan Pablo Mouesca, pediatra, psiquiatra infanto-juvenil, miembro de la SAP.
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