El papa Francisco dispuso que obispos y cardenales sean juzgados por el tribunal penal del Estado de la Ciudad del Vaticano, donde ofician magistrados laicos italianos y no sacerdotes.
La decisión, que según se indicó busca dejar de lado los privilegios, supone un cambio radical, ya que hasta ahora aquellos religiosos comparecían ante el Tribunal de Casación presidido por un cardenal.
A partir de ahora, se someterán en primera instancia a la Justicia vaticana, como todos, aunque para juzgarlos seguirá siendo necesaria la autorización previa del sumo pontífice.
Con la iniciativa, denominada “motu proprio”, el papa busca afirmar el principio de igualdad ante la Justicia vaticana de todos los miembros de la iglesia Católica.
El tribunal de primera instancia era muy criticado por no poder convocar a los más altos prelados de la Iglesia.
En los próximos meses habrá varios procesos penales en los que están involucrados cardenales y obispos que trabajaron en la Secretaría de Estado (Gobierno del Vaticano) y por primera vez podrán ser interrogados por jueces laicos