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Jorge de Breuil, ex preso político durante la última dictadura militar y hermano de Gustavo, una de las víctimas de la UP1, reconoció ayer al acusado Calixto Flores como una de las personas que, vestidas de civil, lo secuestró el 7 de agosto de 1975.
En la novena jornada del juicio que se sigue contra Jorge Rafael VIdela, Luciano Benjamín Menéndez y otros 29 represores, De Breuil relató que fue secuestrado en la casa de sus padres junto a sus dos hermanos y a su progenitor, que fueron esposados en la espalda y tapados los ojos. Según dijo, en el D2 fueron torturados durante siete días, tiempo durante el cual permanecieron a la intemperie y sin comer.
El 14 de agosto fueron trasladados a la Unidad Penitenciaria Nº 1 (UP1) y enviados a un pabellón. Hacia marzo del 76 las condiciones de detención empeoraron. Según recordó, ese mes ingresó al pabellón el general Juan Bautista Sasiaiñ, quien les advirtió que estaban “condenados a muerte”. A partir de allí comenzó un régimen de total aislamiento y se instaló “un régimen de terror en los pabellones”, aseguró.
En otro tramo de su declaración recordó cuando fueron retirados de las celdas sus hermanos Gustavo y Eduardo, junto a Hugo Vaca Narvaja e Higinio Toranzo, quienes terminaron muertos en un supuesto intento de fuga. También recordó cuando el 17 de mayo fueron sacados de sus celdas “Ricardo Yung, Eduardo Hernández, Mozé y (Luis) Verón”, de quienes después se enteraron “habían sido fusilados al igual que Diana Fidelman y (José) Svagusa.
De Breuil también fue testigo de la requisa en la cual termina muerto Raúl “Paco” Bauducco. “Estábamos formados contra la pared y vimos que una persona se cae”, dijo. En esa oportunidad se acercó al caído un militar (cabo Miguel Ángel Pérez), “quien le dijo varias veces que se levantara porque de lo contrario lo iba a matar. Como no lo hizo, Pérez se acercó a (Enrique) Mones Ruiz (estaba al frente de la requisa), quien le hizo una seña de asentimiento, por lo que Pérez vuelve y le efectúa un disparo en la cabeza a Bauducco y lo mata”, indicó.
Finalmente, relató que la mayoría de los detenidos que eran entrevistados por el capellán del Ejército, Eduardo Mackinnon, quien “iba enviado por Menéndez, eran sacados de la cárcel y terminaban fusilados”.
