En un extenso diálogo con Comercio y Justicia, el psicoanalista Jorge Assef precisa algunos componentes del estallido social de Estados Unidos, marcando puntos de vinculación con la realidad argentina.
Por Luz Saint Phat / [email protected]
“Estados Unidos está en llamas”, titularon estos días noticieros de distintos lugares del mundo para retratar la magnitud y significación histórica del estallido social que tuvo lugar luego del asesinato de George Floyd en la ciudad de Mineápolis. El hombre afroamericano fue asfixiado por un agente policial que apretó su cuello con la rodilla por más de ocho minutos.
El trágico hecho puso sobre la mesa de debate el racismo que existe aún en pleno siglo XXI en el país del norte y que se reproduce hacia el interior de otras sociedades del mundo.
En relación a este tema, se expresó el doctor Jorge Assef, en diálogo con Comercio y Justicia. Assef es psicoanalista miembro de la Escuela de Orientación Lacaniana (EOL) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP). También es coordinador académico de la Maestría en Teoría Psicoanalítica Lacaniana que depende de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y ha sido profesor invitado de la New School Nueva York University.
– ¿Cómo puede conceptualizarse el racismo desde el psicoanálisis de orientación lacaniana?
– Jacques Lacan menciona al racismo como una de las vías de la segregación, la cual toma muchos rostros y rasgos. Puede ser color de piel, la religión, la elección sexual, la condición de clase. En cierta medida, Lacan es un visionario porque, en un momento en que no existía la palabra globalización, dice que “nuestro porvenir de mercados comunes será balanceado por la extensión cada vez más dura de los procesos de segregación”. Ya allí anuncia una perspectiva de un futuro que, lejos de volverse cada vez más tolerante, más pacifista, más abierto a la diferencia, va a ser un momento donde los procesos de segregación van a ser más crudos.
Y entonces vos tenés, por ejemplo, que en el mismo país hay un presidente como Barack Obama -que el bisabuelo era esclavo- y cuatro años después tenés un presidente como Donald Trump. En este sentido, también están los radicalismos religiosos y no sólo los islámicos, sino lo que viene pasando hace años en Brasil y que vemos con Bolsonaro.
Lacan señala que para que aparezca el racismo no hace falta una cosa ideológica compleja, sino un “plus de gozar”, un rasgo de goce. Un ejemplo. Todos somos tolerantes con todo y nadie es racista. Yo veo un chino caminando por la calle y no soy racista. Veo al chino sentado en un bar y no soy racista. Ahora, en algún momento, la familia de los chinos viene a vivir a mi edificio y empieza a cocinar con las especias que comen lo chinos. Y comienzo a sentir el olor de esas especias y entonces el chino se me empieza a volver insoportable. O sea, cualquiera puede ser en términos teóricos muy tolerante con la diferencia, hasta que la diferencia del otro comienza a confrontar con mi modo de vida.
En la tesis de Lacan sobre la paranoia podemos encontrar una explicación sobre el germen de toda segregación. Todos tenemos un punto que no conocemos de nosotros mismos y, en ese punto, todos somos extranjeros. Y cuando algo de ese goce propio me retorna desde el otro, es cuando se pone en acción ese rechazo más fundamental. Entonces, finalmente lo que se rechaza y lo que se segrega es el goce del otro, pero más precisamente lo que me remite a un propio modo desconocido.
Entonces, si la humanidad necesita tantas condiciones y tantos sistemas de prevención para evitar los crímenes de segregación y de discriminación, es porque no va de suyo que el ser humano sea tan tolerante con la diferencia. Todo lo contrario. Pareciera que hay que trabajar en cierta evolución humana.
– ¿En qué medida considera que los hechos de estos días se relacionan con la política de Donald Trump? ¿Qué otros componentes pueden advertirse?
– Lo que pasa en Estados Unidos es algo muy particular. Es necesario remarcar que el hecho de que exista ese germen, ese rechazo a la diferencia del modo de gozar del otro como una disposición de la subjetividad, no quiere decir que se haga de eso un sistema.
Es decir, me refiero a un sistema utilitarista de desarrollo socio político que transforme ese germen en una sistemática manera de opresión de un grupo para beneficio de otro grupo humano, como puede ser la esclavitud de los afroamericanos o la del hombre sobre la mujer. De hecho, el feminismo tiene como discusión que el trabajo gratuito de las mujeres es parte de un sistema de beneficios económicos. Entonces, que un grupo se haya valido de todas estas disposiciones subjetivas para fundar un sistema de opresión es una cosa muy distinta.
Estados Unidos, por las distintas olas inmigratorias que son parte de su historia, se las ha tenido que arreglar rápidamente para lograr una convivencia más o menos armoniosa de los grupos sociales, sobre todo en las grandes ciudades. Cada comunidad vive en su propia cultura y mientras eso está dentro de sus bordes, parece que las cosas funcionan y hasta es divertido. Pero estos problemas aparecen cuando se producen cruces.
Ahora, para mí no es casual este momento. Porque crímenes de blancos contra negros hay todo el tiempo. Pero ¿por qué este crimen es tan particular? Porque tenés el contexto del coronavirus, por el cual 70% de los muertos son afroamericanos y latinos. Y la desocupación ha quedado en índices elevadísimos, afectando a las comunidades más vulnerables. Entonces, en el contexto de la pandemia, que evidencia la desigualdad social, esta era la chispa que faltaba para que estalle todo.
– En Argentina la noticia tuvo repercusión ¿pero cómo se explica que se ve el horror allá y no el de acá?
– Los modos de segregación están muy naturalizados, me parece, en cada uno. Porque cuando vas a Estados Unidos y te sentás en un café y ves que el que te limpia la mesa es mexicano, que el que te trae el plato es mexicano, el que te ubica en la mesa es mexicano, el que te abre la puerta es mexicano, vos decis ¡que bárbaro! Pero es como si no se pudiera ver ese mismo efecto con los grupos humanos que son característicos de ciertas comunidades y que están confinados a ciertos subempleos en su propio país. Es decir, es fácil ver la segregación en otras culturas y no en la propia.
Uno nace en una sociedad que está estructurada en sistemas de segregación. En un grafiti de estos días decía “lo que se llama racismo allá, es clasismo acá”.
En Córdoba misma, con la aplicación del código de convivencia, hay gente que ni puede entrar a la ciudad. En los saqueos durante la huelga de la policía en 2013 iban a Nueva Córdoba, que es justamente donde no ingresan ciertos sectores. Entonces ¿cómo la gente de Queens o del Bronx no va a ir a saquear la Quinta Avenida? Vivir y crecer en la ostentación de la desigualdad tiene un precio y a veces se paga de modo brutal.
– ¿Qué puede aportar el psicoanálisis para orientar en una convivencia o algún otro concepto que permita articular un lazo para seguir adelante?
– Me parece que en lo que puede aportar el psicoanálisis es en esa vía de brindar una posibilidad para que cada quien pueda entender por qué rechaza lo que rechaza. Cuando alguien entiende algo sobre aquellas cosas que le causan rechazo o teme, el otro se me vuelve mucho menos peligroso. Cuando Lacan define el deseo del analista dice que lo que anima su trabajo es encontrar la máxima diferencia de cada sujeto. Es todo lo contrario al proceso de segregación. Es salirse del confort que te brinda la identidad de masa, que es un refugio para cualquier cosa pero también puede ser la peor cárcel.
IG Live: “Vivos en la Pandemia”
Durante la jornada de hoy, Jorge Assef será el invitado del IG Live Vivos en la Pandemia, que se efectuará bajo el título “Sobre el racismo de cada uno”.
Se trata de un ciclo de conversaciones que se realizan en la red social Instagram y se integran a la plataforma Psicoanálisis en Series de TV, una de las actividades de extensión que se articulan a la Maestría en Teoría Psicoanalítica de la Facultad de Psicología de la UNC.
Esta plataforma lanzó en el año 2019 un Curso Masivo Online que en la actualidad cuenta con más de 4 mil alumnos de diferentes lugares de Córdoba, el país y el mundo.
“Vivos en la Pandemia” nace como una respuesta en el marco de las medidas de aislamiento social, preventivo y obligatorio y consisten en conversaciones con psicoanalistas de Córdoba y otras ciudades del mundo en torno a las series de TV, puntualmente a lo que las series enseñan acerca sobre los fenómenos de la subjetividad contemporánea.
La conversación con Assef tendrá lugar este jueves a las 20 hs. por @psicoanalisisenserie, donde se abordará la serie Mad Men.