martes 26, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Nueve recomendaciones para no fracasar en el teletrabajo

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La coyuntura global hizo que se acelerara la implementación del home office.
La adaptación y los cambios requieren paciencia, empatía y comunicación efectiva

Como toda crisis, el coronavirus puso las organizaciones y a las personas que en ellas trabajan ante “la gran oportunidad” de explorar y profundizar en la práctica del teletrabajo (home office). Así lo afirma Marcelo Diez, director de Consultoría “Más Humanos” del Grupo Consultores de Empresas.
Antes de la pandemia se calculaba que aproximadamente entre 25 y 30 por ciento de la población económicamente activa mundial utilizaba esta herramienta, sobre en todo las economías más desarrolladas.
La coyuntura global ha hecho que muchas organizaciones, hasta ahora reticentes a la implementación del teletrabajo, estén venciendo rápidamente ese desconocimiento o miedo al cambio de esta alternativa.
“En nuestro país, la posibilidad de experimentar una pérdida de control presencial de los colaboradores fue y es el motivo que dilató su aplicación. No hay mal que por bien no venga -ojalá no fuera éste-: la pandemia está adelantando esta tendencia acompañada por las ventajas que nos facilitan las tecnologías de aplicación. En estos días, muchos trabajadores se sienten más seguros y cuidados al utilizar esta posibilidad, lo que genera mayor compromiso y sentido de pertenencia en los proyectos que participan”, afirma Diez.
Pero más allá del presente, el teletrabajo se presenta para el futuro con sus bondades y desafíos. Algunos de éstos son:

Nuevo hábito
Previamente a la aplicación de esta herramienta cada organización debe analizar las tareas de cada posición, ya que no todas aplican y permiten su utilización de manera total o parcial.
Implica un cambio en los hábitos y más temprano que tarde se descubre distintos aspectos que se deberán trabajar y entrenar para que ayuden a sacar provecho de su correcta utilización.

Reglas claras conservan el clima familiar
Con diálogo es importante acordar con los otros miembros de la familia algunas pautas a la hora trabajar en casa. Será clave consensuar algunos acuerdos familiares sobre cómo compartir el mismo lugar que se comparte, pero ahora como espacio de trabajo (horarios, distribución de lugares en común, uso del wi-fi) y así achicar la brecha de posibles conflictos.

Paciencia y empatía
Principalmente al comienzo, es importante trabajar la paciencia y empatía con el grupo familiar y otros compañero/as de la organización que trabajan en la misma modalidad, que probablemente pueden encontrarse igual o más “confundidos” en un comienzo.

Objetivos claros y administración del tiempo
Organizarse implica ver cómo se administrará el horario con relación a las tareas que se realizan, conocer qué herramientas existen y considerar la capacidad de banda ancha disponible para conectarse en red. Es importante acordar con el líder y el equipo de trabajo cuáles son los objetivos durante el día, pautar los horarios de almuerzo y breaks para que todos estén al tanto de la disponibilidad.

Comunicación efectiva
Realizando homeoffice vale preguntarse: “en esta situación es mejor mandar un mail o un WhatsApp?”, “¿cuánto es el tiempo adecuado de respuesta?”, “¿cuándo y cada cuánto es conveniente reunirse de manera virtual?”.

Pausas
Al igual que en la oficina, hacer pequeños cortes de cinco a siete minutos cada dos horas o dos horas y media. Es una manera de relajarse y recargar energía, ya sea saliendo al patio de casa, el balcón, respirar profundo, mirar por una ventana o hacer estiramientos corporales.

Somos seres sociales
De acuerdo también con la personalidad de cada trabajador es importante no perder el contacto social (más allá de este contexto, ahora disminuido por cuestiones sanitarias), el “contacto humano”, actividades de relacionamiento social y que no se torne la vida totalmente on-line.

Hábitos de aseo personal
Es recomendable conservar hábitos de aseo personal, como cuando se iba a la oficina y de acuerdo a cada persona: lavarse las manos y la cara, peinarse, afeitarse, maquillarse, perfumarse, no deben dejar de realizarse.

Vestimenta
Si bien al principio puede ser tentador trabajar en pijamas, es aconsejable vestirse cada mañana; incluso como si se fuera al lugar de trabajo. Si en la empresa usan uniforme, quizás no haga falta, pero sí pensar qué ropa le gustaría a cada persona ponerse en relación con la cultura de la empresa.
“Estas sugerencias, además de ayudarnos a incursionar debidamente en el mundo del teletrabajo, nos ayudarán a acompañar el proceso de cuarentenas. Nos sentiremos activos y con hábitos de relacionamiento social, lo cual nos ayudará a disminuir la posibilidad de trastornos de ansiedad por la falta del contacto presencial con otras personas, más allá de nuestro círculo familiar”, concluyó el especialista en recursos humanos.

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