El complejo arqueológico es conocido como “la hermana sagrada de Machu Picchu” debido a sus semejanzas arquitectónicas. La revista National Geographic Traveler lo eligió entre los 20 destinos más importantes para visitar en 2015.
Choquequirao es una historia de valor, sus alrededores fueron escenarios por más de 30 años de la feroz resistencia de los incas por no capitular ante los invasores del imperio.
Dicho vocablo en quechua significa “cuna de oro” y en la cosmovisión inca indica “donde nace lo sagrado”, nombre muy bien ganado al ser una ciudadela cerca de los dioses.
Reposa estratégicamente en la cima de una montaña, a más de tres mil metros de altitud, lo que la hace parecer inalcanzable y siempre vigilada por los cóndores.
El impresionante sitio arqueológico se sitúa en la región de Cusco y se puede recorrer casi en solitario.
Edificios, terrazas, plataformas, plazas ceremoniales, templos, depósitos, canales conectados por largas escaleras y una importante red de caminos, todos ellos construidos con la clásica genialidad inca, se erigieron sin romper con el entorno natural sino respetándolo y mimetizándose con él.
Este complejo arqueológico es reconocido como la “hermana sagrada” de Machu Picchu, debido a las semejanzas arquitectónicas que existen entre ellos. Por su ubicación, la ciudad perdida “en la ceja de la selva” es considerada estratégica y se estima que fue un importante centro religioso, comercial y cultural de la región.
Gracias al trabajo del gobierno peruano, Choquequirao se ha convertido en los últimos años en una alternativa más accesible para los turistas.
Además de ser Patrimonio Cultural de la Nación, la revista National Geographic Traveler la eligió en 2014 como uno de los veinte destinos que los turistas deben visitar en 2015.
Varios accesos
Para llegar a esta ciudadela inca, si bien los caminos son varios y se prevé que para octubre de este año se inaugure un teleférico que facilitará el acceso, el tour preferido de los turistas es el que parte del pueblo de San Pedro de Cachora (a cuatro horas y media de Cusco en transporte terrestre). De allí son 30 kilómetros que se recorren en un día y medio hasta llegar a Choquequirao.
La caminata requiere buen estado físico ya que la ciudad escondida alcanza 3.035 metros sobre el nivel del mar. Una vez en el lugar, generalmente se acampa fuera del sitio arqueológico y se recorre durante todo un día con la ayuda de un guía que explica el significado de cada lugar y la importancia del lugar para la antigua civilización.
La concepción urbana sigue los lineamientos teóricos y conceptuales de ciudadelas incas como las de Machu Picchu y Cusco.
Gran parte de este complejo arqueológico está aún cubierto por la floresta, pero lo que está a la vista es formidable; y el entorno geográfico es soberbio: se dejan ver varios picos nevados en los alrededores y se escucha el rugir del río Apurímac al fondo del cañón, a dos kilómetros de distancia. Al contemplarlo, se comprenden las anotaciones del cronista Ernest Dejarnis: “Choquequirao… el retiro más inaccesible y salvaje que haya existido jamás… Nada puede igualar la salvaje grandeza de estos solitarios lugares”.
La mejor temporada
En lo que respecta a la temporada de visitas, sin dudas la mejor es de mayo a octubre, época cuando no suele llover. Se debe tener en cuenta también que por tratarse de un circuito de rigurosa aventura, en el camino a Choquequirao no hay hoteles ni albergues.
Sin embargo, existen zonas ideales para acampar -aunque no cuentan con servicios básicos-. Entre ellas, el paraje de Chiquisca, la playa Rosalinda (hay una cabaña para los viajeros) y Marampata son apropiados para armar las carpas y extender las bolsas de dormir.
En el poblado de Cachora existen rústicos hostales, que pueden servir para planificar la aventura o recuperar fuerzas después del largo trajinar de cuatro días.
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