lunes 25, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

La problemática que plantea el monotributo y su inadecuada actualización

Por Salvador Treber. Exclusivo para Comercio y Justicia
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Por Salvador Treber

Los datos estadísticos referidos a una supuesta actualización permiten advertir que persisten serios obstáculos y los técnicos especializados del FMI procuran coadyuvar a corregir sus actuales falencias

Este instrumento data en nuestro país del año 1988 y en esa oportunidad los contribuyentes a él ascendieron a 330 mil, cifra que por entonces se consideró un señalado éxito.
Actualmente esa cifra está virtualmente multiplicada por 10 aunque su rendimiento es relativamente muy inferior. Inicialmente, la pretensión de sus inspiradores fue que se transforme en un puente entre las múltiples situaciones informales y el régimen tributario formal.
Es obvio que los problemas que vienen caracterizando la evolución del mercado generaron dificultades y, en alguna medida las convirtió en un impedimento para la concreción exitosa de muchas iniciativas que, lamentablemente se frustraron.
Los inusitados incrementos de costos así como la sensible caída en los niveles personales de ingresos hicieron lo suyo y llevó a frustrar muchas iniciativas que en otros tiempos se lograron superar. Fueron ellas las que respaldaron la adecuada consolidación de recientes empresas mineras, industriales y de prestación de servicios que, de no otra manera, no habrían podido expandirse en la medida que lo pretendían sus respectivos promotores.

En un reciente reporte emitido por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que analiza las variables más evidentes de la economía argentina, llamó la atención e hizo una serie de advertencias respecto a la introducción de instrumentos que se estiman aptos lograran consolidar el Régimen del Monotributo.
Al referirse a ciertos párrafos, señalan que la mejor forma de optimizar el esquema vigente de recaudación tributaria es verificar la exactitud de su legislación específica en relación a la incorporación y evolución de los contribuyentes. Una de las principales preocupaciones es que muchos de ellos debieron pasar al Régimen General pero, en gran cantidad de casos, lo eluden.
Además, postulan promulgar un proyecto que incluye modificaciones que buscan hacer menos riguroso el tratamiento para el caso de las pymes, en especial cuando se debe modificar la condición inicial para comenzar a operar como estas últimas. Para tal circunstancia aconsejan, muy especialmente, extremar los controles en las áreas cercanas a las fronteras del país; ya que allí se han localizado en mayor medida una propensión a mantenerse como monotributistas cuando ya se ha superado esa condición.
El FMI advirtió al respeto que el falso “enanismo fiscal” es una lacra que requiere sea eficazmente combatida.

Las técnicas más aconsejables para tratar el monotributo
Entre las sugerencias se otorga prevalencia a la adopción de un esquema progresivo respecto a la evolución creciente de los monotributistas, al par que se elabore un régimen especial para las pymes que haga menos pesada la diversa carga tributaria que resulta al cambiar e incrementar notoriamente sus modalidades de gestión.
Los técnicos del FMI han propuesto que para tratarlas adopte un esquema identificado como de “crédito IVA” durante el primer año de cambio en la condición fiscal procurando que, como un “virtual tapón”, elimine una revisión fiscal para atrás. Estas normas sugieren que se complementen con los lineamientos de lo que se denominan un aterrizaje de los ex monotributistas.
Debiera utilizarse una diferente y muy inferior presión fiscal respecto a los monotributistas que procuran muy frecuentemente no abandonar su condición originaria pero ello no debe surgir de su voluntad sino de las características originales y lo previsto expresamente considerando que el proceso debe evolucionar espontáneamente desde los comienzos y su posterior evolución operativa.
La diversa graduación de la presión tributaria debe estar concebida en tres escalones perfectamente diferenciados.
En el caso de Canadá, las pymes afrontan una presión tributaria sensiblemente menor que las grandes empresas, de aproximadamente 50%, y la evaluación cualitativa por parte de los especialistas para dicha implementación es muy positiva.
En nuestro país ha primado el interés recaudatorio y no se hacen más diferencias que las previstas para el monotributo; criterio que no es el más aconsejable.
La existencia de diferencias en cuanto a la presión tributaria debe tratar de mantener una armónica relación con los objetivos de política económica que se persigan; los cuales, si sólo pretenden lograr sucesivos incrementos recaudatorios, desaprovechan notoriamente dicho instrumento.
Lo aconsejable es analizar y tratar de armonizar los potenciales cambios o supuestas correcciones luego de verificar los criterios que se vienen aplicando por lo menos en países vecinos. Los cambios no deben ser frecuentes y cuando se concretan deben ser consecuencia de un estudio profundo e integral.
De los datos oficiales surge que 35 de cada 100 que se inscriben en este Régimen, lo hacen partiendo de la categoría más baja, la A, que prevé una operatoria de hasta $138,2 mil anuales.
Es muy llamativo que alrededor de 87% estén concentrados en actividades que no superan $552,5 mil (Categoría E) y se sospecha que ocultan la realidad.
Aparece como bastante frecuente que, además, se desempeñen con sendos trabajos en relación de dependencia o sean jubilados; pero las cifras en todos lo casos son muy bajas y poco creíbles.
En los tres más altos escalones que incluyen comerciantes y/o industriales, aunque excluyen a profesionales en cuanto el desempeño de sus especialidades, los que están debidamente inscriptos como prestadores de servicios representan apenas 0,23% del colectivo general.

Las características de la evolución posterior
El pase de un sistema a otro, constituye un cambio en el tratamiento tributario muy significativo y ello no es especialmente provocado por el IVA, pues también debe incorporarse al del Impuesto a las Ganancias; lo que, habitualmente, requiere un tratamiento dirigido por un profesional especializado y con experiencia.
En estos casos lo adecuado es el cumplimiento de las normas tratando de no incurrir en costos de cierta importancia.
Ello suele ser una motivación para mantenerse sin cumplimentar debidamente las normas vigentes, solo realizando en tiempo y forma las presentaciones reglamentarias.
El Régimen el Monotributo se viene actualizando una vez por año para lo cual se incrementan las categorías en una proporción semejante a las jubilaciones del período anual precedente.
En el presente año implicó sumarle al importe que rigió en 2018 (28,46%) como compensación por actualización. Dado que esto se resuelve al aprobarse la norma que regirá, suele ser muy habitual que tales reajustes no concuerden con la realidad y perjudiquen seriamente a los potenciales contribuyentes.
El índice que se utilizaba fue el identificado como de “movilidad previsional”; pero en este caso las modificaciones eran trimestrales.
En cuanto al impuesto a las Ganancias, las normas que permiten determinar quién y cuánto se debe pagar luego de ajustarse anualmente en la misma forma que lo hacen con el mínimo no imponible, es un motivo de incertidumbre.
Al margen de las diferencias que se advierten en estas circunstancias el esquema de actualización del monotributo ha provocado acerbas críticas por su evidente falta de realismo dado que es evidente dicho índice ha quedado muy rezagado respecto al nivel con que en realidad se estima cerrar el año. Como esto ya sucedió con frecuencia sin que se procuren mayores correcciones, en los dos ejercicios precedentes hubo un virtual estado de alerta para movilizarse si advierte vuelven reincidir en prácticas erróneas.
Hasta el año 2016 inclusive se utilizó una cifra única para todos los contribuyentes sin tomar en cuenta para nada el nivel de facturación y manteniéndolos sin ajustes a lo largo de todo el lapso que medió entre 2012 y 2016.
Recién en 2017 se los reajustó en apenas 10% por cada categoría de la escala; al par que 70% de lo recaudado proveniente del componente tributario se derivó instantáneamente a la Anses.
La introducción de este mecanismo fue por entonces muy útil pues estableció una cobertura mejorada que hasta ese momento no existía.

Las perspectivas que se consideran más probables
Las reformas introducidas, con bastante retardo, no lograron cumplimentar adecuadamente el objetivo deseado de que el Monotributo funcionara como un puente, con la finalidad de perfeccionar el sistema general impositivo y previsional.
Es finalidad que este sistema opere como el primer eslabón apto para sumar contribuyentes y obligados que se conviertan en potenciales aspirantes de un haber jubilatorio relativamente importante.
Existe a nivel individual una virtual carrera de largo plazo que requiere disponer de una constante renovación para dicho colectivo a través de una continuada incorporación de jóvenes principiantes.
El monto aportado por cada uno de los afiliados está previsto que sea superior al que corresponde al sumatorio de lo calculado que se percibirá en concepto de jubilaciones tras todo el proceso, que habitualmente es de 30 años.
El efecto fiscal que va generando el envejecimiento masivo de los inscriptos coincide con el incremento de las obligaciones hacia el futuro del sistema de seguridad social.
El director de la Oficina Internacional del Trabajo para el Cono Sur ha señalado: “Si bien el financiamiento de la seguridad social requiere sumar aportes, contribuciones y transferencia en el marco del principio de solidaridad, social el régimen hoy parece estar anidando situaciones de inequidad muy importantes.
Si se mira en forma aislada al Monotributo, se advierte que está siendo subsidiado y que se requiere exigir se garantice la actual y también futura sustentabilidad de todo el sistema”.
Los analistas especializados miran con preocupación la vigencia del Monotributo y su inclusión en el Informe del FMI. Desde el punto de vista de los empresarios, desearían prescindir de este Régimen Simplificado pese a que ha proliferado como la vía más factible para que los jóvenes comiencen a incorporarse al mercado de trabajo.

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