En nuestro planeta coexisten 208 países situados en sus cinco continentes pero el denominado ese grupo concentra 85,1% del producto bruto total, 75% del comercio internacional y 66,5% de la población
Por Salvador Treber
El denominado “Grupo de los 20” (G20) representa, como ninguna otra antes, los países que por su mayor riqueza, poder y cantidad de centros propios del saber, permiten justificar su presencia y gravitar decisivamente en todos los aspectos que concurren a su tratamiento colectivo. Resulta obvio que consolidar la actividad en todos los campos y colaborar en el crecimiento de las diversas áreas es la vía más adecuada para coadyuvar al progreso individual y colectivo. Prueba palmaria de ello es que se está viviendo la cuarta revolución industrial y se palpita la quinta en que la automatización y robotización generalizada será su principal característica.
Cabe advertir que al constituirlo hubo una extensa deliberación pues se procuró que el grupo tuviera una representación equilibrada en cuanto a los tres continentes más extensos y poblados; mientras África y Oceanía están presentes por medio de Sudáfrica y Australia, respectivamente. También considerando sus particularidades han sido especialmente evaluados para incluirlos como miembros natos Rusia y Turquía; ya que son las únicas potencias bicontinentales.
En cuanto a América, los incorporados han sido Canadá, Estados Unidos, México Brasil y, en último término, Argentina; para lo cual Holanda tuvo que resignar su nominación inicial. Ello fue factible porque Europa, por entonces, estaba representado por el Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Rusia. En esta oportunidad, algo que nunca antes había sucedido e implica una deferencia especial, la Unión Europea con sede en Bruselas fue incluida como el miembro número 20, en vez de otro país de ese área.
En cuanto al continente más extenso y poblado del planeta, Asia, los nominados oportunamente fueron Japón, Corea del Sur, China, India, Indonesia y Arabia Saudita. Una característica adicional muy significativa es el abrumador predominio de los países ubicados en el hemisferio norte, tanto en cuanto a su número (15) como a su grado de poderío económico pues en ese ámbito figuran nueve de los diez que integran el muy selecto y poderoso top ten. Este esquema no preocupó a los delegados chinos que, en dicho aspecto, “dejaron hacer”.
De los países del hemisferio sur, los que participan son sólo cuatro y el más relevante es Brasil, seguido por Australia, Indonesia y Argentina. Tal desequilibrio surge con nitidez y se manifiesta en todos los aspectos pues las funciones de éstos en el grupo surgen como meramente figurativa. Resulta obvio que Estados Unidos y China, las dos principales e indiscutibles mayores potencias, por las conflictivas relaciones que mantienen, concitaron en todo momento el máximo interés pero en ambas delegaciones se advirtió, por lo menos formalmente, una férrea voluntad de colaboración.
Testimonio de ello fue la entrevista de sus máximos jefes de delegación que “por motus proprio” convinieron suspender todas las medidas recíprocamente discriminatorias y acordar un plazo adicional de tres meses con posibilidades de ampliación para tratar de superar sus múltiples desencuentros y diferencias. Debe reconocerse que todo en el mundo, aunque sea por un momento, pudieron respirar aliviados y suscribir un documento único al cierre de los dos días de deliberaciones en la última reunión anual celebrada en Buenos Aires.
Japón, el nuevo responsable de la conducción
Nuestros representantes, como es habitual desde 2008, transfirieron toda la documentación y demás elementos a la delegación japonesa pues correspondió a este país asumir por un año la responsabilidad en la conducción del G20. Hay numerosos analistas que minimizan lo actuado, pero en este caso es evidente que se logró avanzar bastante más que a fines de 2017. En tal circunstancia, cuando la conducción rotativa estuvo a cargo de Alemania, las deliberaciones realizadas en la ciudad-puerto de Hamburgo no pudieron conducir a la firma de un documento de cierre; aunque fuera meramente formal. Por tanto, lo ocurrido en Buenos Aires resulta mucho más promisorio que los anteriores cierres anuales.
Según datos correspondientes a 2017 proporcionados por el Banco Mundial, la máxima potencia económica del planeta seguiría siendo Estados Unidos que registra una población de 319 millones de habitantes y cuyo producto bruto interno (PBI) ascendía en dicho año a US$19,39 billones; lo cual equivale a 24,4% del total. El ingreso por habitante es el más elevado del mundo con US$57.797 y el gasto público federal equivale a 21,8% del respectivo PBI y el desempleo equivale a 4,4%.
En segundo lugar aparece China, con una población de 1.385 millones de habitantes y un producto bruto de 12.24 billones que equivale a US$15.478 per cápita; siendo muy notable el nivel de exportaciones, que equivalen a 26% de su PBI y le permite lograr un importante saldo a favor pues sus importaciones ascienden a 23%. La industria y la construcción integran 46% del producto, mientras los servicios aportan otro 26% y registra un nivel de desempleo equivalente a 4,7%. Estos datos no son unánimemente aceptados como los que reflejan la realidad pues en el departamento respectivo de la Organización de las Naciones Unidas han estimado que entre ambas potencias no hay diferencias importantes.
Incluso según sus técnicos, desde mediados del año 2015 el gigante chino habría superado al americano. Lo indudable es que el ritmo anual de crecimiento de los asiáticos, pese a que es menos acelerado, respecto al mayor índice anual que se verificó en el trienio 2006/08 pues ascendió a 11,4% en cada uno de ellos; sigue siendo por lejos, el que detenta el más elevado en el mundo. Siempre adoptando los datos de 2017 fue equivalente a +6,9% y su programa hasta 2030, de cumplirse como ha sido planteado, le permitiría triplicar su P.B.I actual hasta fines de dicho año. Este ambicioso plan también prevé erradicar total y definitivamente la pobreza al par que permitiría extender la vida media humana a 83 años de toda su población que equivale a 18,9% de la ecuménica.
Muy distante, aunque en el tercer lugar, surge Japón, cuyo población es de 127,3 millones de habitantes y el PBI por habitante asciende a US$43.302 y equivale al 6,13% del mundial. Su nivel de desocupación es muy bajo (2,8%) y la administración pública absorbe sólo 15,7% de PBI; mientras la actividad industrial y energética cubre 23% y la actividad comercial equivale a 21,3%. En el ámbito especializado el proceso de retroceso relativo que se advierte en este país preanuncia que con el transcurso de algunos años descenderá del nivel en que todavía está situado
Completa el cuarteto de países líderes Alemania, cuya población asciende a 81 millones y registra un PBI por habitante de US$50.878; el segundo más elevado entre los 208 países que integran la comunidad mundial. El índice de desempleo es de 3,7%; la actividad industrial y energética representan 26,3% del PBI, la Administración Pública cubre 18% de éste y la actividad comercial, 16%. Una característica que la distingue es que toda la población, sin excepciones, ha cubierto por lo menos los dos primeros niveles de instrucción; lo cual le ha permitido elevar su producto bruto a US$3,69 billones que representa 4,63% de la economía ecuménica.
Las precitadas cuatro economías cubren 50,56% de la mundial, que incluye a los 208 países. Semejante concentración no ha sido óbice para que se insista en la vigencia de una organización que represente en forma indiscutible al conjunto de naciones. Su peso relativo en todas las organizaciones internacionales suele ser definitoria y, al margen de sus múltiples y trascendentes desencuentros, han aprendido a sumar votos en temas de interés común.
Las características de los restantes 15 países
En la franja subsiguiente, la integran ocho economías que les siguen por grado de importancia. El quinto lugar corresponde al Reino Unido que tiene una población de 63,7 millones de habitantes, su producto bruto per cápita es de US$43.292 y el respectivo índice de desocupación de 4,3%. En cuanto a su actividad industrial y energía, la misma cubre 24% del PBI, la del sector público, 18,1%; las diversas modalidades del comercio, 17,7% y la construcción, 13,8%.; siendo su PBI de 2.62 billones, que representa 3,3% del ecuménico.
La sexta potencia es India, con una población de 1.352 millones de habitantes, un PBI de US$2,60 billones que equivalen a 3,27% de la mundial y un índice de desocupación de 3,5%. La actividad industrial y energética cubren 21,9% y la comercial 18,2%, ambas respecto al PBI.
En el séptimo escalón Francia ostenta un producto por habitante de US$42.858 que corresponde a un producto total de US$58 billones e implica 3,25% del mundial. Lo sigue Brasil en el octavo, con un producto de US$2,06 billones que equivalen a 2,59% del total ecuménico. Tras ellos, entre el noveno y el 12º lugar, se alinean Italia con un producto de US$1,03 y 2,44% con respecto al total, Canadá US$1,65 y 2,08%, Rusia US$1,58 y 1,99% y Corea del Sur US$1.53 y 1,82%, respectivamente. La sola mención de estos, proporciona una medida de la muy relativa significación que tienen respecto a los cuatro países que lideran la organización.
Tras ellos, coexisten otros ocho que son Australia con un producto de US$1,32 y 1,67% del total mundial, España US$1,31 y 1,65%, México US$1,15 y 1,45%, Indonesia US$1,02 y 1,28%, Turquía US$0,85 y 1,07%, Suiza US$0,68 y 0,85%, Argentina US$0,64 y 0,8% y, por último, Suecia US$0,54 y 0,68%, respectivamente. Si se analiza más allá de los indicadores, se advierte que varios de estos últimos pueden distinguirse por medio de sendas particularidades. Seguramente en tal caso el más admirado y distinguido es Suiza, cuya historia data del año 1264 y conserva quizá acrecentado su bien ganado prestigio.
En el caso de nuestro país aparece con una población de 44,7 millones de habitantes y producto por habitante de US$8.875; mientras exhibe un elevado índice de desocupación de 9,6%. La actividad industrial y la construcción implican 35% del producto, el sector público cubre 20,3% del éste y las exportaciones de bienes y servicios 19%.