La Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro) presentó un índice elaborado junto a la consultora Ecolatina. Sólo en el último trimestre del año pasado, el descenso interanual fue de 3,4%.
La competitividad de las economías regionales cayó 1,6% durante 2018 en comparación con el año anterior, según el indicador que ayer presentó la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro).
El Índice de Competitividad, elaborado en conjunto con la consultora Ecolatina, también precisó que en el último trimestre del año pasado la capacidad del agro de competir bajó 3,4% interanual. El análisis subraya que el indicador de 2018 estuvo no sólo por debajo del de 2017 sino también de los valores de 2015 y 2016.
“El empeoramiento que muestra la competitividad de las economías regionales en 2018 se debe a una retracción en cuatro de las siete dimensiones que componen el índice: infraestructura, entorno macroeconómico, desempeño económico, y calidad y diferenciación”, destacó el informe.
Por el contrario, recursos naturales, población y sector externo representaron avances para el indicador.
En cuanto a los sectores, las mayores pérdidas de competitividad se registraron en el maní, con 18,3%; la miel, con 6,6%; la carne avícola, con 6,3%; la carne bovina, 6,1%; los lácteos, 4,5%; y la yerba y el tabaco, con 3,4%. En cambio, se registraron mejoras para las producciones de cítricos, 7,4%; peras, 6%; manzanas, 2,9%; y granos, 1,9%.
“Trabajamos para que los productores sean más competitivos, trayendo propuestas e instrumentos que beneficien y permitan alcanzar dicho objetivo”, sostuvo el presidente de Coninagro, Carlos Iannizzotto, durante la presentación, y subrayó que “es por eso que recorrimos todo el país para conocer el perfil de los pequeños y medianos productores, con sus diferentes idiosincrasias hasta encontrar puntos en común que nos permitan analizar la evolución de las actividades que se realizan en las diferentes regiones”.
La entidad también puntualizó que “se entiende la competitividad de las economías regionales como un fenómeno sistémico y multidimensional, donde las características del territorio provincial en el cual se desenvuelve la actividad productiva, las variables socioeconómicas vigentes en el país y los factores propios de cada economía regional influyen en forma directa sobre la productividad y la capacidad de mejorar el bienestar de sus comunidades”.
En este sentido, destacó un comunicado de prensa enviado por la entidad, “el concepto de competitividad utilizado para realizar este índice no sólo busca reflejar factores económicos sino también aspectos referidos al bienestar social, la calidad institucional y la influencia del entorno”.
Coninagro consideró que el análisis y monitoreo de la competitividad de economías regionales es “indispensable, tanto para la formulación y evaluación de impacto de políticas públicas como para la toma de decisiones estratégicas por parte de los actores involucrados”.
Se dijo también en la presentación: “En este sentido, contar con un índice de competitividad permite contar con una herramienta para identificar debilidades y fortalezas sobre las cuales concentrar esfuerzos con una mirada de largo plazo”.