domingo 24, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Los debates actuales sobre política monetaria de los bancos centrales

Por Salvador Treber. Exclusivo para Comercio y Justicia
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Las autoridades monetarias del mundo intercambian experiencias pues pretenden optimizar sus respectivas gestiones, especialmente en la fijación y cumplimiento de metas de inflación, ocupación y en coadyuvar a normalizar las economías nacionales y regionales

Por Salvador Treber

Los principales países de Europa Occidental y Central, que han vivido intensamente los rigores de la aguda recesión que se inició a mediados de agosto de 2008, están promoviendo entre ellos intensas jornadas exclusivas para, en conjunto, analizar e intercambiar experiencias con la presencia de los funcionarios a cargo del área económica. La convocatoria es amplia en cuanto a los países pero, salvo los precitados, sólo tienen alguna presencia parcial especialistas de primer nivel convocados cuando se considera que pueden hacer algún aporte para profundizar el análisis de un tema específico que interesa.
La condición para todos es de mantener la máxima reserva sobre el temario discutido. El tema más reiteradamente tratado apunta a generar una correcta elección y eventual introducción de cambios en los instrumentos aptos para impulsar una normalización total de las respectivas economías. En este ámbito son muy respetados los países escandinavos, pues han logrado evitar en forma integral los principales efectos de la crisis. También cabe agregar que los países asistentes han introducido correcciones o nuevos enfoques que previamente fueron aconsejados en dichas oportunidades.

Recientemente se ha generalizado en la eurozona la aplicación de ajustes que dieron muy buenos resultados antes en Suecia y Noruega, pero incluyen -cuando consideran adecuado- acciones que se han ideado en cualquier otra parte del planeta. Un ejemplo de ello es la fijación de metas de inflación que tuvieron como creadores a funcionarios especializados de la lejana Nueva Zelanda. Los respectivos bancos centrales en tal caso han extendido su gestión a evaluar aspectos no monetarios, aunque decisivos, que tienen influencia en coadyuvar a mejorar los niveles de ocupación que quitan el sueño a la mayoría de los funcionarios de los países concurrentes.
Dado que sobre dichos temas no existe una existe una única solución ello requiere tratar de impulsar variantes que se crean pueden ser más eficaces; para lo cual es habitual apelar a una serie simultánea de grupos de especialistas y funcionarios que pueden elegir a cuál de ellas asistir Además, bajo estrictas normas de no hacer conocer públicamente su contenido se ponen a disposición de los integrantes de lo demás grupos resúmenes de lo tratado, las diversas posiciones de los asistentes y el texto de las resoluciones, si las hubiera.
Las actitudes suelen ser muy diversas; hay quienes ratifican sus propias experiencias y aconsejan mantener la vigencia de las políticas mientras otros admiten la necesidad de reconsiderar total o parcialmente los lineamientos para adaptarlos a nuevas circunstancias.

Hay casos en que alguno de los asistentes apelan a una vía especial para propiciar debates que consideren requieren una discusión general que, cuando así lo considera la mayoría se verifica incluso desplazando el tratamiento de otros temas que evalúen como menos urgentes y postergables.
Ha sido muy comentada una reciente intervención de un distinguido funcionario del Banco de Pagos Internacionales mediante un fogoso discurso en que exigió se dispusiera con toda premura el análisis a fondo de los nuevos problemas generados por el proceso de globalización en procura de que aconsejen la introducción de los avances tecnológicos de última data que se consideren indispensables.

La situación en los diversos continentes
A su turno, el presidente del Banco Central Europeo reclamó encarar un análisis más integral para idear nuevas bases que involucren un rotundo cambio de rumbo que conduzca a lograr una mayor credibilidad y obligue a analizar en cada institución lo que considera un muy elevado e injustificado nivel actual del costo operativo; ya que, según su visión, no se podrá continuar con el esquema actual por mucho tiempo.
A modo de advertencia propuso adelantarse a los hechos adecuándose a los requerimientos de un “nuevo mundo en ciernes”, pues entiende que no hacerlo de inmediato causará no sólo altos costos sino nuevos problemas. Cuanto más se demore en idear la mejor forma de enfrentarlos, más hará peligrar la operatoria y hasta la existencia misma de las entidades.
En la eurozona que integran 19 países los funcionarios de su Banco Central reconocen que están fuertemente influidos por la problemática que afecta la coyuntura y -por ello- se concentraron muy especialmente, al margen de los resultados obtenidos, con máximo empeño en analizar y aportar ideas o procedimientos que coadyuven a consolidar una sólida estabilidad de precios, ya que consideran que esa área de acción constituye actualmente la máxima y más urgente prioridad. En cuanto a los objetivos de mediano plazo, apuntan a crear y mantener las condiciones indispensables para frenar cualquier posible desborde.

En tal sentido, el objetivo consiste en asegurar que el índice de inflación flotante no supere en ningún momento dos por ciento anual. Si bien inicialmente se fijó un plazo de 18 a 24 meses para lograrlo, las persistentes alzas en la cotización del petróleo los ha obligado a ampliar esa meta temporal extendiéndola a entre tres y cinco años, pero se aspira que se alcance para fines del año 2020. Llama mucho la atención que no hagan referencias expresas y públicas en cuanto a plazos e índices predeterminados de crecimiento fijados como objetivos en las ramas industriales más importantes y las vinculadas a exportaciones orientadas a atender mercados fuera de dicha área.

La situación en nuestro continente
Paralelamente, en Estados Unidos la discusión central está planteada en evitar errores de apreciación en cuanto a la oportunidad y modalidades que se vienen introduciendo las innovaciones tecnológicas y el ritmo que se deben introducir para tratar de frenar la creciente influencia china en los mercados mundiales, pues para los funcionarios de Washington ésta es la prioridad absoluta.
En la Reserva Federal reconocen que actualmente examinan muy detenidamente los regímenes que estuvieron en vigencia desde hace 20 años para incursionar con éxito sin sufrir ningún tipo de desplazamiento e incluso recuperar la perdida influencia en África debido a las importantes obras que ha emprendido China en dicho continente y también garantizar un índice de inflación que en ningún caso sea superior a dos por ciento anual.
Cabe advertir que China, India e Indonesia presentan una realidad totalmente inversa pues no han dejado de crecer a un ritmo semejante a registrado en el último quinquenio; es decir, +6,5%, 5,9% y 4,6%, respectivamente.
Sus máximos dirigentes reconocen objetivos muy diversos pues China se empeña en consolidar su liderazgo ecuménico; India, en superar en el próximo quinquenio el nivel de pobreza a 15% de los que todavía permanecen en esa situación e Indonesia sus gobernantes han celebrado haber accedido al octavo lugar entre las diez economías del mundo proponiéndose escalar para 2050 al cuarto sitial.

El escenario de América Latina se vincula por su importancia relativa en una evaluación adecuada sobre la coyuntura actual y las perspectivas para la próxima década de Brasil, México y Argentina.
En todos ellos la primera prioridad es la de contener eficazmente el incremento de los precios, pero en este sentido se muestra un diverso grado de preocupación, siendo considerado nuestro país un “caso muy especial” que requiere un tratamiento diferencial y sin concesiones, con estrictos plazos para cumplimentar la reducción progresiva de los índices inflacionarios fijando como meta final consolidar un incremento anual no superior al cinco por ciento.

Situación de las tres economías “más grandes de Latinoamérica”
La brasileña, ubicada como séptima mayor del mundo y líder absoluta en Latinoamérica, registra un proceso muy complejo en las últimas tres décadas en que se sucedieron prolongados períodos con persistentes índices de elevada inflación seguidos de una severa recesión.
En los años más recientes ha descendido aún más su economía y actualmente su índice anual que se espera en el corriente año sería de -1%. El organismo estadístico federal anticipa que el objetivo es que 2019 crezca 2,25% y para el ejercicio 2022 se ubique en cuatro por ciento. Los tres últimos ejercicios incluyen dos (2015/16) con una severa recesión que acumuló un retroceso acumulado en su producto bruto interno de -8.1% y una muy leve atenuación en 2017 en que exhibió un índice aún negativo de -2.16
Con respecto al futuro, además de admitir una realidad todavía recesiva, señalan que se empeñarán en bajar considerablemente los costos del endeudamiento hasta ubicarlos en niveles vigentes para años normales.

También esperan en el año próximo normalizar la producción de automotores y autopartes que permitan luego programar sucesivos incrementos anuales para en el ejercicio 2022 lograr un aumento acumulado en cuatro años del 25%.
En cuanto a México, durante los últimos cinco ejercicios virtualmente no creció y como antes dieron a conocer datos positivos que no se plasmaron en realidad, sus funcionarios especializados han preferido no revelar sus presunciones y planes a implementar para el próximo quinquenio; aunque admiten que esperan normalizar el funcionamiento de su economía.
Casi textualmente confesaron que tienen “grandes expectativas” aunque debido a las imprevisibles decisiones del presidente estadounidense Donald Trump y su insistencia en construir el muro fronterizo a lo largo de los 3.200 kilómetros se ven obligados a guardar un prudente silencio.
La también conflictiva evolución de la economía argentina obligó a que sus funcionarios corrijan en forma reiterada los sucesivos índices inflacionarios dados a conocer como objetivos para el corriente año, para finalmente admitir que se superará con creces el del año precedente. Los analistas oscilan en sus respectivas estimaciones entre 29,5% y 35%; lo cual significa que sin duda, ha habido un preocupante fracaso conductivo.
Es obvio que la confianza inicial y los argumentos sobre “la pesada carga recibida” ya no sirven como justificación y que la evaluación sobre la calidad de la gestión e ha dejado de ser un argumento; más aun cuando el año próximo habrá elecciones generales.

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