Un lenguaje científico más cercano a la sociedad podría evitar la “pérdida de entusiasmo” de los jóvenes en esas disciplinas, dijo Zelmira May, especialista del Programa para la Educación de la Unesco en Uruguay.
“Los que hacen ciencia, históricamente han tenido una dificultad tremenda en hablar en un lenguaje para la sociedad, lo que ha hecho que la gente se enquiste y diga ‘esto no es para mí’ y vaya por otro camino”, manifestó la experta en Montevideo.
La especialista identificó la “desmitificación” de la figura del científico, a quien se representa como “un señor con barba, túnica y anteojos”, como clave para no alejar a los más jóvenes de un campo con el que mantienen mayor afinidad durante la niñez.
“Las ciencias tienen ese poder de atraer, los niños son curiosos por naturaleza, la ciencia es como algo natural, un ámbito de confort para los niños pero después nos pasa que en el proceso evolutivo educativo las ciencias nos empiezan asustar mucho”, subrayó.
Según la experta, este hecho causa que “mucha gente que quizás hubiera tenido un futuro exitoso en el ámbito de las ciencias, la innovación y la tecnología se quede por el camino”.
May apostó por una enseñanza científica basada en dar respuesta a los “desafíos actuales” y que busque “enseñar, hoy, lo que se va a necesitar mañana”.
“La ciencia tiene que estar al servicio de las soluciones” ante “tremendos desafíos vinculados al desarrollo sostenible: la contaminación de agua o falta de agua, la pérdida de biodiversidad (…) Tenemos que pensar en el mundo que se nos viene y la ciencia es todo lo que nos dará soluciones a los problemas o desafíos”, declaró.
En la presentación también estuvo el presidente del Consejo Directivo Central (Codicen) de Educación Pública de Uruguay, Wilson Netto, quien subrayó la importancia de la enseñanza científica para la ciudadanía.
“La enseñanza de la ciencia es un vector que nos permite construir ciudadanía, pero también en su especificidad profesional, es una herramienta fundamental entre ciencia y tecnología para poder aspirar a nuevos modelos de desarrollo”, expresó.
Netto dio como ejemplo a los países nórdicos como referentes en educación científica.
“Noruega, por ejemplo, es un país de ingenieros. Hay una diferencia cultural, que está en la matriz, se hace énfasis en la formación, en la dinámica que toma la ciencia como una herramienta a socializar en toda la sociedad y que toma espacio en las tareas de la educación”, concluyó.