ESCUCHARClaudia Lijtinstens y Jorge Castillo explican la importancia que tienen las variaciones de los estados de ánimo y de los afectos en la clínica y en la sociedad
Por Luz Saint Phat – [email protected]
“El erizo es un animalito que, de acuerdo a como uno lo toque o lo trate, puede levantar sus púas y pinchar la mano. O puede bajarlas y ponerse muy mimoso. Es un poco como una referencia a un tratamiento psicoanalítico”, explicó el psicoanalista cordobés Jorge Castillo, al dar cuenta de la importancia del estado de ánimo o humor en la clínica de orientación lacaniana y al explicar por qué este espécimen es el protagonista de la campaña multimedia de las XXVII Jornadas de la Escuela de la Orientación Lacaniana (EOL) Sección Córdoba “El humor en la experiencia analítica”. El encuentro se desarrollará mañana y el sábado en el Auditorio Diego de Torres de la Universidad Católica de Córdoba (UCC).
“En el texto La Tercera, de Jaques Lacan, él habla de los afectos cuando se refiere al erizo. Tiene que ver con lo real, con lo que no funciona, con lo que angustia. Y es el punto que extrajimos para estas jornadas con el objetivo de enlazar el humor y los afectos. Sobre todo las variaciones del humor”, dice por su parte Claudia Lijtinstens, también psicoanalista y responsable del encuentro que se realizará los próximos dos días.
Hablar de humores es referirse a las manifestaciones del cuerpo, de sus afectaciones, de las que tienen signo positivo pero también de las que están ligadas al padecimiento subjetivo. Un tema crucial tanto en la clínica de hoy como en la sociedad, si se tiene en cuenta que son estos afectos los que hacen posible o no el lazo con los otros.
“Existen dos vertientes principales que tomamos sobre el humor. Una, la del humor como afecto que es la que venimos refiriendo, que es la afectación del cuerpo, que puede ser de signo positivo o de signo negativo y que condiciona el lazo al otro. Otra es la del humor en el sentido que se liga a la risa, que se vincula con lo cómico o con la ironía y que tiene, por supuesto, la relación estrecha que establece Freud -en los orígenes de su descubrimiento- con el inconsciente. El chiste es una forma en la que el inconsciente se expresa y se filtra y también es un tratamiento del inconsciente”, expresó Castillo, quien además es secretario del directorio de la EOL Sección Córdoba.
“El chiste tiene también la vertiente que supone al otro y el dispositivo analítico está conformado bajo ese formato. Hay algo que pasar al otro, hay una creencia en el otro. Entonces, en ese punto, me parece que el chiste formula un lazo en el cual el sujeto puede decir algo más; decir entre líneas. Justamente, el analista -a partir de la lectura del inconsciente, del síntoma y del fantasma- puede llegar a elaborar y extraer una fórmula del padecimiento que permita hacerle la vida un poco más fácil al sujeto”, expresó por su parte Lijtinstens.
Tiempos virtuales
Con relación a este debate sobre los humores, se abordarán también en las jornadas de la EOL Sección Córdoba distintos fenómenos contemporáneos.
En este sentido, en diálogo con Comercio y Justicia, Castillo y Lijtinstens aventuraron algunas lecturas sobre los estados de ánimos que surgen en contextos y redes virtuales, actualmente vehículos protagonistas de los debates emocionales, políticos y sociales.
“A mí me impresiona como muchas veces las redes sociales potencian los estados de ánimos y los afectos, en desmedro del valor simbólico de la palabra. Un ejemplo de esto son los grupos de WhatsApp, por ejemplo”, indicó Castillo y detalló “grupos de padres o de vecinos que se hacen por cuestiones de vigilancia. La gente empieza a mandar mensajes en los cuales no hay una responsabilidad o una lógica y donde no existe una articulación con cosas que sean verosímiles o que hagan lugar a la verdad”.
“En este sentido, hay gente que consulta porque tiene ataques de angustia o porque estas situaciones despiertan ciertas paranoias. Son efectos absolutamente imaginarios, en el sentido de que son afectaciones del cuerpo con un manejo de la palabra casi sin peso simbólico”, precisó.
“Del otro lado, como otra cara del fenómeno, también creo que las redes sociales pueden resultar un instrumento placentero, divertido y de entretenimiento; pero debemos tener en cuenta que existen personas que, prácticamente, no establecen lazos sociales si no es a través de estos medios”, reflexionó.
“Yo creo que las redes producen fenómenos identificatorios y hoy estamos impregnados de eso. Pero, sobre todo, esto tiene que ver con esta imagen que se presenta enaltecida. Yo lo veo en los jóvenes que necesitan ubicar cuál es la foto que suben, en qué momento, para que eso tenga una aceptación popular en el grupo”, indicó por su lado Lijtinstens.
“Entonces, hay como una fragilidad identificatoria, que es uno de los temas que vamos a tratar en las jornadas. Nos vamos a referir, justamente, al humor y al lazo social. Es decir, preguntarnos si es posible hablar hoy de una clínica del humor y precisar cuál es el humor más presente en los jóvenes, por ejemplo”, agregó.
“Muchas veces en las redes, los jóvenes se quedan tomados por esa fijación imaginaria, una cierta impregnancia imaginaria que los inhibe para el contacto porque su grupo se reduce a eso: amigos imaginarios. Después, en el cuerpo a cuerpo, hay angustia e inhibición”, explicó
“Por otro lado, en las jornadas vamos a abordar también la cuestión de la formación. Para poder escuchar todo esto que estamos hablando, para poder leer cómo un sujeto usa su humor, hay que formarse. Esto es primordial para poder leer el inconsciente. Se requiere de un trabajo, de un análisis y de inscribirse en la Escuela como instancia de formación”, agregó.
