Lo que era un sector de pocas variaciones en el gusto vive una explosión de sabores. Como resultado se obtuvo un crecimiento en las ventas de cápsulas Nespresso de 45% en el recesivo año 2016, según explicó oportunamente Ignacio Marini, CEO de la firma en Argentina.
Junto a las tiendas exclusivas en Rosario y Córdoba, que se suman a las seis de Capital Federal y alrededores, la empresa también trajo 45 máquinas de gran porte que los suizos bautizaron Águila, para hoteles y restaurantes. En el segmento que se mueven, bautizado café porcionado, ya son 55%, seguidos por Cabrales y La Virginia.
La ganancia está dada por la venta de cápsulas, que logran elaborar café premium de manera sencilla. Ochenta y cinco por ciento se destina a los hogares y el resto a bares. Lo que vende lo importa, porque Suiza no fabrica café pero es el principal exportador.
Nespresso trabaja con 63.000 cafetales en el planeta con un sistema riguroso que paga un sobreprecio de 30% sobre la cotización internacional. Captan dos por ciento de la cosecha global para sus Grands Crus.
En la región tienen cafetales en Brasil, Colombia, Perú y Ecuador.
Desde que se venció la licencia por las cápsulas Nespresso, compite con otras firmas que elaboraron esas mismas cápsulas compatibles con sus máquinas pero más baratas.
Actualmente, el envase de 10 unidades cuesta ocho dólares. La primera en intentarlo fue la multi Sara Lee, en 2010, con cápsulas compatibles bajo su marca Marcilla. En Argentina, Cabrales ya salió al ruedo y La Virginia va por el mismo camino, según confirmaron algunos especialistas en la materia.