David Copperfield es, sin dudas, uno de los magos ilusionistas más reconocidos del mundo -cuenta, entre afamados trucos, el hacer desaparecer la Estatua de la Libertad, la levitación sobre el Gran Cañón y atravesar la Gran Muralla China-.
Ahora bien, más allá de la gran trayectoria del ilusionista estadounidense, no hay quien no sepa que todos los trucos “pueden fallar”, citando a Tusam el mentalista, y un día Copperfield también falló…
Es que en 2013, un ex chef británico que se encontraba disfrutando de su show en un hotel y casino en Las Vegas, tuvo la -no tanta- suerte de ser seleccionado de entre la audiencia para participar en uno de los trucos del mago, el conocido “Lucky 13”.
Consiste en que se escogen 13 espectadores al azar, son colocados en una plataforma y luego tapados por unas cortinas; pocos minutos después las cortinas son retiradas mostrando que no hay nadie en las plataformas y a continuación el mago señala la parte posterior del recinto, en donde mágicamente aparecen los 13 participantes.
El exchef, al participar de dicho truco, sufrió un accidente que le generó lesiones que debieron ser tratadas con cirugía, y aseguró además que le quedaron secuelas que afectan su memoria de corto plazo, motivo por el que decidió demandar a Copperfield por los daños sufridos.
Los abogados de Copperfield, a pesar de sostener que el mismo truco había sido realizado de modo satisfactorio durante más de 15 años con más de 100.000 participantes, no pudieron lograr un acuerdo previo al juicio, con lo cual el mago se ha visto obligado a develar el secreto de su truco, explicando que una vez seleccionados los espectadores, tras ser tapados por las cortinas, son conducidos con linternas a través de pasillos oscuros interiores y exteriores, para luego “reaparecer” al final de la ilusión en la parte posterior del auditorio.
Aparentemente la lesión del chef la habría causado una caída al recorrer, apresurado por los asistentes del mago, uno de estos pasillos ocultos.
Esta circunstancia nos lleva a cuestionar bajo qué normativa podrían los magos proteger sus trucos de magia, y es que las leyes de derecho de autor no funcionan ya que, al proteger solamente la expresión de las ideas, podrían contemplar el desarrollo del espectáculo en general pero no específicamente el truco de magia.
Tampoco serviría para el caso la ley de patentes, ya que debería consistir en una invención de la cual deba demostrarse su novedad, y para ello debería el mago revelar el secreto.
La ley que protege los secretos comerciales quizás pueda ser la más adecuada para dotar de cierta protección legal a un truco de magia, ya que su ámbito de cobertura puede ser más amplio y no se encuentra limitado por un plazo legal determinado… Aunque no deja de presentar inconvenientes ya que no permite iniciar acciones contra aquel que descubra por medios lícitos el secreto protegido, lo que obliga a los magos a mantener sus trucos en secreto y a poner todo su empeño para que ningún espectador ágil y habilidoso adivine cuál es el secreto de su magia.
* Agente de la Propiedad Industrial ** Abogada