La OIT advirtió que los esfuerzos para eliminar el flagelo se están perdiendo
En medio de la creciente preocupación sobre el impacto de la desaceleración económica desatada a nivel mundial desde el inicio de la crisis financiera global, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advirtió en un nuevo informe que los esfuerzos para eliminar las peores formas de trabajo infantil están perdiendo fuerza y exhortó a “revitalizar” la campaña para erradicar esta práctica.
En su último estudio la OIT dice que el número mundial de niños trabajadores ha disminuido de 222 millones a 215 millones durante el período comprendido entre los años 2004 y 2008; es decir 3%, lo que representa “una desaceleración en el ritmo de reducción a nivel mundial”. Es que en 2006, el segundo Informe dio cuenta de que se habían realizado progresos importantes en esta lucha.
Teniendo en cuenta esa tendencia positiva, el organismo estableció un objetivo visionario: eliminar las peores formas del trabajo infantil para 2016.
Sin embargo, cuatro años después, en el presente mes de mayo, el tercer Informe describe un panorama distinto: el trabajo infantil continúa disminuyendo pero a un ritmo más lento. Por ello es que el texto también menciona la preocupación del organismo acerca de que la crisis económica mundial pueda “frenar” el avance hacia el objetivo.
“El progreso ha sido desparejo: no ha sido lo suficientemente rápido ni exhaustivo para alcanzar los objetivos que establecimos”, indicó el director general de la OIT, Juan Somavia. “Se precisan nuevos esfuerzos y a una mayor escala. La actual situación llama a revitalizar la campaña contra el trabajo infantil. Debemos intensificar la acción y acelerar el ritmo”, exhortó el funcionario mediante un comunicado.
Y en el mismo sentido, agregó: “La desaceleración económica no puede convertirse en una excusa para cercenar la ambición y caer en la inactividad. En cambio, nos ofrece la oportunidad para implementar las medidas políticas que las personas, la recuperación económica y el desarrollo sostenible demandan”.
Tendencias desde 2006
Los resultados del nuevo informe contrastan con la evaluación hecha en 2006, que presentaba un panorama alentador.
El informe actual muestra un progreso “desparejo” hacia el objetivo de eliminar las peores formas de trabajo infantil para dentro de seis años.
En ese sentido, el texto advierte que, de persistir las actuales tendencias, la meta de 2016 no será alcanzada.
La buena noticia es que se ha mantenido el patrón general de reducción del trabajo infantil: mientras más peligroso el empleo y más vulnerables los niños involucrados, más rápido el descenso.
Sin embargo, un número alarmante de niños -115 millones- todavía está expuesto a trabajos peligrosos, una variable que con frecuencia se utiliza para referirse a las peores formas de trabajo infantil.
El informe también desglosa los datos por edad y género. El mayor progreso se ha registrado entre los niños y niñas de 5 a 14 años. En este grupo, el número de chicos trabajadores disminuyó 10%.
Siguiendo con el mismo rango de edad, el número de expuestos a trabajos peligrosos disminuyó 31%.
Por su parte, el trabajo infantil entre las niñas disminuyó de manera considerable (en 15 millones, que corresponde a 15%). Sin embargo, aumentó entre los niños (en 8 millones, que corresponde a 7%).
Además, el trabajo infantil entre los jóvenes de 15 a 17 años aumentó en 20%, de 52 millones a 62 millones.
El informe incluye también datos agregados por región. Muestra, por ejemplo, que Asia y el Pacífico, y América Latina y el Caribe, continúan reduciendo el trabajo infantil.
De hecho, durante la última década la disminución más importante en cuanto a porcentaje de trabajo infantil se registró en las Américas, mientras que África Subsahariana ha registrado un aumento tanto en términos relativos como absolutos. Esta región tiene además la más alta incidencia de niños trabajadores, con uno de cada cuatro chicos involucrados en este flagelo.
Constance Thomas, directora del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC), de la OIT, señaló algunos de los principales desafíos pendientes en esta lucha: la magnitud del problema en África; lograr un avance significativo en el sector agrícola (en el que trabaja la mayoría de los niños), y la necesidad de abordar ciertas formas “ocultas” de trabajo infantil, que con frecuencia también califican como las peores formas.
“La mayor parte del trabajo infantil tiene origen en la pobreza. Es clara la forma en que debemos combatir este problema. Debemos garantizar que todos los niños tengan la oportunidad de ir a la escuela, se precisan sistemas de protección social que apoyen las familias vulnerables, en especial en tiempos de crisis, y debemos asegurar que los adultos tengan oportunidades de trabajo decente. Estas medidas, combinadas con la aplicación efectiva de las leyes que protegen a los niños, determinan el camino a seguir”, aseguró Thomas, al tiempo que concluyó: “Si bien en la actualidad el ritmo del progreso no es lo suficientemente rápido como para poder alcanzar el objetivo de 2016, no es demasiado tarde para revertir la situación”.