Por Sergio Castelli* y María Constanza Leiva**
Allá por 1921 nacía en Santa Fe Leonor Marzano, una niña que, sin saberlo, marcaría la historia musical de Córdoba para siempre.
Al fallecer su madre, Leonor y su padre, Augusto, se trasladaron a Córdoba para instalarse aquí definitivamente. Leonor, seguramente motivada por su padre, se inició en la música desde temprana edad, estudiando en conservatorios y demostrando gran devoción por el piano. Así fue que una tarde, posiblemente imitando en el piano los tonos bajos del contrabajo de su padre, creó un ritmo que pasaría a ser esencial para la música popular de Córdoba: el “tunga tunga”.
Augusto Marzano, quien entonces era miembro de la Orquesta “Los Bohemios”, decidió abandonar los tangos y milongas típicas del momento que allí practicaban, para formar un conjunto musical de la mano de su hija, desempeñando un nuevo y único estilo musical, con él a cargo del contrabajo y Leonor al piano, al que luego incorporaron un acordeón interpretado por Miguel Gelfo, y el violín de Luis Cabero, pasando a ser un cuarteto.
El 4 de junio de 1943 un nuevo ritmo sonaba por la emisora de radio LV3 –la antecesora de la actual Cadena 3–, se trataba del “Cuarteto Característico Leo” (en honor a Leonor, claro), un conjunto que aun sin discos grabados comenzaba a presentarse en los bailes de la época, asistiendo a localidades cercanas.
El ritmo del “tunga tunga” era tan pegadizo y bailable, que consiguió propagarse y generar furor rápidamente; cada presentación se colmaba de gente que deseaba bailar al compás del piano saltarín de Leonor.
Años después vino su primer trabajo discográfico, un disco de pasta que se agotó instantáneamente, lo que agilizó la producción del segundo, y de ese modo, el Cuarteto Leo, pasaba a ser ícono del nuevo estilo musical furor en Córdoba.
La popularidad del conjunto crecía noche a noche, y cada vez eran más los que se acercaban a disfrutar de la melodía de la “mujer que tocaba el piano”, como pasó a ser conocida Leonor.
Con el correr de los años, se fueron sumando nuevos representantes de este estilo musical, por ejemplo, el Cuarteto Berna, del que surgió posteriormente la Mona Jiménez, y poco a poco este ritmo se fue consagrando como distintivo de la cultura cordobesa. En la actualidad, el cuarteto ha traspasado las fronteras territoriales de Córdoba y, si bien no deja de ser el símbolo cordobés, se escucha en todo el país.
El ritmo de Leonor, 70 años después sigue vigente, y su nombre sigue siendo reconocido como el creador de la melodía tradicional. Su memoria se mantiene homenajeada, hay esculturas de ella en el centro de la ciudad, y su piano se encuentra en exposición permanente en el Cabildo.
La legislatura provincial hace unos años instituyó el 4 de junio como “Día del Cuarteto”, indiscutiblemente en memoria de aquel04 de junio de 1943, cuando el Cuarteto Leo sonaba por primera vez en la radio.
Hoy, sorprendentemente, la marca que para muchos representa a la fundadora del ritmo declarado Patrimonio Cultural de Córdoba, se encuentra en disputa judicial, por quienes se arrogan su propiedad: de un lado del ring, Eduardo Gelfo, hijo de Leonor y Miguel Gelfo, integrantes iniciales de la banda; y del otro José Miguel Rossi, un cantante que se incorporó con posterioridad. Esta historia continuará en la próxima semana.
* Agente de la Propiedad Industrial. ** Abogado