Pidió a los jueces que estén más cerca de la gente que de los intereses corporativos y que entiendan la justicia como un servicio público. Habló de la necesidad “urgente” de implementar el expediente digital y agilizar las causas de corrupción
El presidente de la Corte Suprema de Justicia la Nación (CSJN), Ricardo Lorenzetti, dejó inaugurado ayer el año judicial, con un extenso discurso que se centró en una mirada crítica sobre cómo está funcionando el Poder Judicial y la necesidad de comenzar una profunda transformación de éste.
Lorenzetti llamó a los jueces y funcionarios judiciales a “terminar con la resistencia al cambio” y a comenzar a pensar en la idea de la Justicia como un “servicio público”.
“Hay que pensar en estar más cerca de la gente que de nuestros intereses corporativos”, aseguró, y en el mismo párrafo llamó a “cambiar los horarios en los tribunales si hay que cambiarlos”. “Pensemos de otra manera, no nos opongamos al progreso”, aseveró, en lo que fue sin dudas un guiño al Gobierno, que viene planteando la necesidad de ampliar los horarios de atención en los tribunales y reducir la feria judicial.
El juez supremo destacó que en los últimos años la Corte hizo “muchísimas transformaciones” que “no se pudieron generalizar” porque “la Argentina no tiene una tradición de acuerdos, de cooperación, de políticas de Estado”. Y sentenció: “Hay que tomar decisiones y cambiar”.
En este sentido, recordó que hace 10 años que la CSJN viene planteando la necesidad del expediente digital y “todavía no lo podemos lograr”.
“¿Todavía hay expedientes cosiéndose con hilo, cómo es posible que no podamos lograr expedientes digitales en todos los ámbitos?”, dijo, y que “hasta para eso” hay discusiones.
“Con documentos digitalizados, la auditoria es automática y podemos trabajar en cualquier horario”, afirmó.
Se quejó además de que haya tribunales funcionando en “edificios en ruinas, sin conectividad”, y que los jueces deben ocuparse de esos temas.
“Si bien la Corte tiene la cabeza, la superintendencia del Poder Judicial no tiene las manos ni las piernas porque hay aspectos que los definen otros sectores”, sostuvo.
Por ejemplo recordó que ya está vigente el nuevo Código Civil y Comercial pero hay otros aspectos centrales que deben acompañar esta reforma: la oralidad, la renovación de los códigos procesales, la digitalización, etcétera.
Lorenzetti apuntó que “una política de Estado significa que nos pongamos de acuerdo todos los poderes, tanto a nivel nacional como en las provincias, en una serie de medidas estables con mirada al futuro, que modifiquen los diseños institucionales para lograr resultados mejores”.
Código Penal
En otro orden, el presidente de la Corte apoyó las reformas de los códigos Penal y Procesal Penal, pero en este último caso advirtió de que “si la aplicación del sistema acusatorio a nivel federal está planteada como un proceso muy gradual, que se va a hacer con experiencias piloto -lo cual es razonable-, en el tiempo intermedio, que pueden ser años, tenemos que ser capaces de tomar medidas urgentes porque los juicios son ahora”.
También hizo un llamado a “acelerar” las causas de corrupción y adelantó que hay una propuesta para establecer procesos especiales, a la vez que sugirió avanzar en otros del mismo tipo para las “megacausas”.
Párrafo aparte mereció el Consejo de la Magistratura. “¿Cómo es posible que sigamos discutiendo cuántos miembros tienen que ser y qué sectores deben estar representados?”, se preguntó, y si bien reconoció el “gran esfuerzo” de los miembros actuales, aclaró que “no es un problema de personas” sino “de diseño institucional”.
A su vez, afirmó que otra de las aristas de la reforma debe ser la educación legal, y opinó que “las universidades, el Colegio de Abogados y el Poder Judicial tienen que ser uno solo, para brindar un mejor servicio”.