ESCUCHARAprender a cantar o tocar un instrumento contribuye a mejorar los rendimientos académicos, según una investigación realizada en Estados Unidos
Por Luz Saint-Phat – [email protected]
Las clases están por comenzar en el país y las estrategias de enseñanza vuelven a ser un punto importante del debate entre los docentes de distintos niveles.
En este contexto, vale señalar algunas investigaciones que se están realizando en el campo de las neurociencias que pueden ofrecer nuevas perspectivas para pensar los procesos de enseñanza-aprendizaje.
Sobre este punto, distintos estudios ya han demostrado que el arte es útil para mejorar el aprendizaje en general. Específicamente, la ciencia ha comprobado que la música contribuye a desarrollar habilidades de lectura y del lenguaje en los niños y adolescentes.
Así lo indican distintas investigaciones efectuadas en Estados Unidos. Los hallazgos provienen del Auditory Neuroscience Laboratory de la Universidad de Northwestern.
Los estudios demuestran que la formación musical contribuye a modificar la forma en que los estudiantes procesan los sonidos en su cerebro, incluso en ambientes con múltiples estímulos sonoros.
La aplicación de estos conocimientos es de fundamental trascendencia, sobre todo para la enseñanza a niños y adolescentes en contextos de vulnerabilidad, dicen los investigadores
Entre sus tantas publicaciones, integrantes del laboratorio de Northwestern escribieron un artículo en el que se destaca que las clases de música generan neuroplasticidad y desarrollo del lenguaje en niños de entornos desfavorecidos.
El texto, firmado por los científicos Nina Kraus, Jane Hornickel, Dana Strait, Jessica Slater y Elaine Thompson asegura que “los niños de entornos desfavorecidos a menudo se enfrentan a ambientes auditivos empobrecidos, como una mayor exposición al ruido ambiental y menos oportunidades de participar en interacciones complejas del lenguaje durante el desarrollo. Estas circunstancias aumentan su riesgo de fracaso académico y deserción escolar”.
“Teniendo en cuenta los beneficios académicos y neurales asociados con la musicalidad, la formación musical puede ser un método para proporcionar enriquecimiento auditivo”, agrega el documento consultado.
Específicamente, el artículo se refiere a la experiencia realizada en el marco del Proyecto Harmony, mediante el cual se proporcionó educación musical comunitaria gratuita a estudiantes de primaria de distintas zonas de la ciudad de Los Ángeles.
“Al proporcionar instrucción de música comunitaria gratuita para niños desfavorecidos, Harmony Project promueve el desarrollo saludable de los niños como aprendices, el desarrollo de los niños como embajadores de la paz y la comprensión, y el desarrollo de comunidades más fuertes. Los niños que estaban más involucrados en el programa de música, según lo definido por una mejor asistencia y participación en el aula, desarrollaron una codificación cerebral más fuerte después de dos años que sus pares menos comprometidos en el programa”, aseguran los investigadores.
“Además, los niños que estaban más involucrados mostraron aumentos en los puntajes de lectura, mientras que los menos comprometidos no mostraron mejoras. Las ganancias neurales que acompañan el compromiso musical se observaron en las mismas medidas de procesamiento neurológico del habla, que son más débiles en niños de entornos desfavorecidos”, especifica el documento.
“Nuestros resultados sugieren que los programas de música comunitaria como Harmony Project proporcionan una forma de enriquecimiento auditivo que contrarresta algunas de las adversidades que implica crecer en la pobreza, y puede respaldar aún más las intervenciones basadas en la comunidad destinadas a mejorar la salud y el bienestar de los niños”, agrega.
Compromiso
Un dato importante en la investigación está relacionada con las variables de compromiso y motivación de los niños al momento de participar en el programa.
En este sentido, el artículo sugiere que no sólo se trata del aprendizaje musical en sí mismo, sino también de la predisposición de los sujetos a realizar las actividades y sostenerlas en el tiempo.
“Nuestros resultados sugieren que el compromiso es un factor importante que media los beneficios que se observan en el entrenamiento musical. Es importante notar que encontramos relaciones entre el compromiso y la función neuronal dentro de un grupo de estudiantes cuya asistencia fue relativamente alta en promedio (88%), que fueron calificados con una participación de clase “moderada” o mejor, y cuyas familias estaban altamente motivadas para que ellos participen”, dice el documento al que tuvo acceso este medio.
“Observamos relaciones moderadamente fuertes entre el compromiso y las medidas neuronales, lo que sugiere que -aunque estén bien motivados para comenzar la formación musical- es posible que los estudiantes no obtengan beneficios a menos que participen activamente en el proceso”, agrega el artículo en sus reflexiones finales.
Así, indica el texto: “Nuestros resultados respaldan la importancia de la experiencia activa y el compromiso significativo para generar cambios neuronales”.
Con estos resultados, los investigadores concluyeron en la importancia de “sugerir que la participación motivada en los programas de música comunitaria puede contrarrestar parte del empobrecimiento auditivo que comúnmente experimentan los niños” que pertenecen a las poblaciones más desfavorecidas.
