Luego del último ensayo nuclear de Corea del Norte y la advertencia lanzada por Estados Unidos, el precio de ese metal alcanzó el valor máximo en el año, esto es 1.335,55 dólares la onza. La suba de 16,2% fue el mejor ejercicio que tuvo el activo desde el año 2010
Por Cecilia Pozzobon – [email protected]
No es ninguna novedad que el oro ha sido desde siempre el principal activo de refugio de los distintos vaivenes geopolíticos o geoeconómicos.
“Son los únicos que jamás fallaron en 5.000 años. Como son tangibles con un valor inherente, su poder adquisitivo nunca caerá hasta cero”, define Michael Maloney, escritor, experto en metales, autor de “Guide to investing in gold and silver“.
“Invertir en ellos representa un refugio seguro, que se hace más interesante durante períodos de problemas económicos, guerras, terrorismo y los sucesos naturales, y tiene un récord comprobado de buen desempeño en medio de la inflación o deflación”, apunta en su libro.
En efecto, luego de que Corea del Norte realizó el pasado domingo 3 su último ensayo nuclear e hizo explotar una bomba de hidrógeno que puede adaptarse a la ojiva de un misil de alcance intercontinental, y de que Estados Unidos lanzó la advertencia de que “cualquier amenaza (…) será acreedora a una respuesta militar masiva, tanto efectiva como abrumadora” (según palabras del secretario de Defensa estadounidense, Jim Mattis), el precio del oro escaló hasta alcanzar el máximo valor del año.
Según datos de The London Bullion Market (LBMA), el oro cotizó a 1.335,55 dólares por onza, ganando unos 186,90 dólares en lo que va de 2017, esto es 16,27% más, en lo que sería el mejor ejercicio del metal dorado desde el año 2010.
Pero ¿porqué aumenta de precio en tiempos de incertidumbre? Es que se presupone que a partir de conflictos globales o internacionales es muy probable que el mundo crezca menos, lo que lleva a que las tasas de interés se mantengan bajas o negativas para intentar reactivar la actividad económica. Todo ello hace que el oro se vuelva una inversión interesante si se tiene en cuenta lo que dijo Michael Maloney: “Su poder adquisitivo nunca caerá hasta cero”.
Sin embargo, pese a ello se considera que es un activo para mantener en la cartera y no para estar comprando y vendiendo para obtener rédito de ello.
¿Cómo se puede adquirir oro? En barras es una opción. Vienen de cinco, 10, 20, una onza (31,9 gramo), 50, 100 y 250 gramos.
Lo importante es comprar lingotes certificados -según indicaron los especialistas a Comercio y Justicia- ya que la certificación de autenticidad de origen 999.9 (equivalente a 24 quilates) asegura la adquisición de oro de máxima pureza.
Brinda, además, alta liquidez, de aceptación mundial. Lo consideran ideal para diversificar los ahorros en busca de equilibrio y resguardo a mediano y largo plazos.
Además de lingotes, pueden adquirirse monedas que -además del valor que tiene el metal- tienen valor numismático. Las más conocidas son:
Argentino de Oro: es la única moneda nacional de oro que se emitió en el país. Su primera emisión fue en el año 1881. Tiene un peso de ocho gramos.
Águila de oro de 10: emitida y garantizada por el gobierno de los Estados Unidos y aceptada mundialmente en los mayores mercados de inversión. Tiene un peso aproximado de 16 gramos.
Krugerrand: emitida por Sudáfrica, está entre las más difundidas en mundial. Contiene una onza exacta de oro puro, sellos de autenticidad difícilmente falsificables y un estupendo color rojizo que la convierte en una de las monedas más demandadas. Fueron acuñadas por primera vez en el año 1967. Lleva en una de sus caras la imagen de la gazela, animal símbolo del país. Tiene un peso aproximado de 34 gramos, de los cuales 31 son oro puro.
Sol Peruano de 100: emitida en 1950, lleva en una de sus caras el escudo Nacional de Perú. Su peso aproximado es de 46 gramos.
Otra opción que existe sin necesidad de recurrir al metal físico es comprar contratos de oro en el mercado de futuros de Rosario (Rofex).
Un futuro es un contrato a través del cual las partes se comprometen a comprar o vender un determinado producto financiero a un precio ya fijado y en una fecha preestablecida. En el caso de los futuros de oro, las partes se comprometen a comprar o vender oro a un determinado precio en una fecha futura prefijada.
El tamaño de un contrato a futuro de oro es de una onza troy (31,9 gramos). Cotizan en dólares por onza troy y se liquida por diferencias, con relación al precio determinado por London Gold Fixing. Los meses de negociación son junio y diciembre.
Finalmente, para los más arriesgados, queda la opción de adquirir acciones de empresas mineras.