El sector es optimista. Asegura que a medida que se despeje la incertidumbre política, luego de las PASO y con vistas a las elecciones de octubre, la actividad se va a reactivar. La estabilidad, la baja de los índices inflacionarios y la liquidez podrán atraer a inversionistas que huyeron a causa del cepo y hoy optan por otras herramientas de resguardo
En la medida que en la incertidumbre política se despeje y haya más claridad respecto al rumbo económico, la actividad de compra y venta de campos rurales se reactivará, luego de un período de letargo y altas caídas. El sector aguarda la llegada del “inversor neto”, en busca de negocios inmobiliarios y de producción.
Así lo adelantó a Comercio y Justicia, Javier Christensen, vicepresidente de la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR), quien precisó que el índice mensual que registra el nivel de actividad (actividad inmobiliaria rural en cuanto a consultas, ventas, interés de los productores y movimiento en general) crece a razón de dos puntos porcentuales por mes, siendo una muestra significativa del ritmo en el que se ha encauzado el desarrollo, pese a un semestre poco benévolo (Ver El mejor momento…). “El último índice de actividad que se va a publicar entre hoy y mañana registra un nivel de 42% contra el 100% medido antes del cepo en el año 2011, es decir tenemos 60 puntos por delante para crecer”, aclaró.
“Todo lo que haga suponer estabilidad al inversor como, por ejemplo, la baja de los índices inflacionarios o el crecimiento de la economía, va a derivar en un mejor estadio para el campo. No sólo dependemos de los efectos políticos sino también de los económicos”, alertó.
Perfil del comprador
En ese sentido, el campo apuesta a la vuelta del “inversor neto”, es decir, aquel que tiene un excedente y aprovecha la oportunidad del negocio.
“El mercado se depuró y este inversor huyó luego del cepo. Depositó sus fondos en el exterior y actualmente es tentado por innumerables instrumentos financieros con rentas aseguradas (bonos, Lebac, Lettes) con altas tasas en dólares”, dijo Christensen.
Recordó que el auge de este tipo de inversor fue entre el año 2003 y la instalación del cepo en 2011, en un contexto de devaluación que provocó la suba de los precios de las commodities y, en consecuencia, una mayor rentabilidad. “Mucha gente se volcó a la compra de tierras, no sólo como negocio inmobiliario sino productivo”, amplió.
El ritmo de baja que está tomando la la inflación, la disminución de los intereses financieros y una mayor liquidez contribuirán a motorizar a este tipo de inversor, según adelantó el especialista.
El mejor momento
El inversor genuino del sector ha debido enfrentar este año no sólo la incertidumbre política sino también los climas poco benévolos y las inundaciones.
Además, “la alta presión impositiva” sigue siendo uno de los principales obstáculos para destrabar las ventas en momentos poco favorables. “De diez campos que se ven al costado de la ruta, las ganancias de ocho de ellos van para el Estado”, apuntó.
Por otra parte, si bien el año pasado el Gobierno flexibilizó la ley de tierras de 2011 -que limita la compra por parte de extranjeros- no implementó cambios de fondos, por lo que en la zona agrícola núcleo (sur de Santa Fe, norte bonaerense y sudeste de Córdoba) un extranjero no puede adquirir más de 1.000 hectáreas. “Sigue siendo una traba para la actividad”, dijo.
Con todo, las operaciones que logran concretarse son aquellas en las que participan “buenos campos, a buenos precios” (buenas ubicaciones, zona de pampas y potenciales rindes). En tanto, los valores distorsionados no son convalidados por el comprador.
Frente al esperado crecimiento e incorporación de nuevos jugadores, Christensen alertó que es el mejor momento para que el inversor del sector “haga buenos negocios”.
“Hubo muchos campos que se dejaron de vender en su momento, hoy salen a la venta con buenos precios y frente a una demanda que no es alta, hay opciones de elegir”, apuntó.
No obstante, frente a la oferta y demanda que se espera, Christensen adelantó que los precios no deberían aumentar en el mediano plazo. “Venimos de receso en las ventas, los valores los va a convalidar la misma oferta y demanda”, señaló.
Registros
El índice CAIR, que mide la actividad del mercado inmobiliario rural en el país, subió en julio tres puntos respecto a junio (a 41 puntos sobre 100).
“Creemos que a partir de octubre, cuando pasen las elecciones nacionales, se podrá esperar un mayor crecimiento”, destacó el vicepresidente de la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR).