miércoles 27, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Un nuevo clima para las decisiones económicas

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La definición de candidatos determinó el comienzo de la campaña. Pero la coyuntura no ayuda. A mediano plazo no hay un horizonte claro y ahora hay que esperar 117 días

Por Javier De Pascuale – [email protected]

El “día después” de la inscripción de candidatos para las elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del próximo 13 de agosto, que en rigor ofició ayer lunes y no el domingo, marcó el inicio casi formal de una campaña en la cual los futuros candidatos presidenciales de 2019 se juegan su parte en esa carrera, pero dos años antes y centralmente en la provincia de Buenos Aires. La confirmación de que la ex presidenta Cristina Fernández será parte en la compulsa de agosto redefine en otra magnitud el concepto de “incertidumbre” para las personas que se dedican a tomar decisiones económicas.
La sorpresiva decisión de Morgan Stanley  de postergar para el año que viene la posible clasificación de Argentina como mercado emergente causó la semana que pasó un derrumbe de las acciones y Recibos de Depósito Americanos (ADR, por sus siglas en inglés) de las empresas locales que cotizan en la Bolsa de Nueva York, además de otra minidevaluación de la moneda nacional.
También colocó las próximas elecciones legislativas de octubre y el panorama político en general nuevamente como el principal riesgo hacia delante para los inversores en activos argentinos del mercado financiero. A lo cual se suma ahora el dato que surgió en el fin de semana, que preanuncia una contienda electoral girando en torno del eje aprobación-cuestionamiento de la política nacional del presidente Mauricio Macri. En ese territorio, el resultado electoral está condicionado a la recuperación de la economía, el empleo y el consumo, variables que al momento distan bastante de mostrar una reactivación consolidada, a pesar de los primeros datos positivos después de varios trimestres en sentido contrario. Si esas variables no terminan de consolidarse en terreno positivo, no sólo le dan aire al discurso de “resistencia” a las políticas nacionales sino a la posibilidad de una victoria de Cristina Fernández, fenómeno que echa por tierra la continuidad a mediano plazo de las políticas públicas promovidas por el gobierno de Cambiemos.

Es éste y no otro el juego de riesgo que se abre al momento de escribir estas líneas, que precede por supuesto la campaña electoral en sí, pero que se junta con elementos desestructurantes del escenario de “luna de miel” con el Gobierno que caracterizó el primer año de la administración Macri, que preanuncian otro clima en la opinión pública para lo que queda de 2017: rechazo al “ascenso” financiero internacional, baja del precio internacional de la soja, cambio abrupto del ritmo de alza inflacionaria pero con persistencia de tasas altas internas, mayor atraso cambiario -entre otros-. El contraste de estos datos con la “burbuja” político-económica que vivía el país hace seis meses es importante. Y lo que pasó en los últimos días con la frustrada noticia de Morgan Stanley es un claro ejemplo.
El mercado había descontado casi totalmente que Argentina recuperaría la categoría de emergente el martes pasado, establecida en 2009, por lo cual al otro día las acciones locales recibieron un fuerte castigo, con caídas de hasta 8,3%.
“Fue una sorpresa, sin lugar a dudas. La mayoría esperaba que Argentina volviera a ser incluida dentro del índice de mercados emergentes”, afirmó Agustín Trella, asesor financiero en Balanz Capital, sintetizando el sentimiento generalizado en el mercado luego de la noticia.
Sin embargo, la decisión fue “ciertamente realista, sobre todo porque Argentina salió del default recién el año pasado y empezó a normalizar su mercado y la economía hace menos de dos años”, reconoció después Diego Martínez Burzaco, director de MB Inversiones. Desde la red Twitter, el economista José Luis Espert explicaba que si la opción del Gobierno era el gradualismo, el mercado respondería con lo mismo.
El Ejecutivo salió rápidamente a calmar el descontento inversor pero colocando las legislativas en el centro de la escena: primero fue el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, pero luego el propio Macri, quienes dibujaron las elecciones como la frontera que terminará por discernir hacia dónde se inclina el fiel de la balanza: si hacia la consolidación de las nuevas políticas o hacia “el pasado”.
Un diseño discursivo que no ayuda a despejar la incertidumbre reinante y, por el contrario, “congela” cualquier decisión económica de importancia para el día después de las elecciones. Y no las del 13 de agosto sino las del 22 de octubre, es decir dentro de 117 días.

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