La idea o concepto de qué es ser una mujer no puede pensarse por fuera de la época en la que se vive. Roles y funciones de género son construcciones históricas que, en las últimas décadas, han tenido una importante transformación. Reflexionar sobre el camino recorrido e indagar sobre los nuevos desafíos de “lo femenino” es una manera de contribuir a un debate siempre en movimiento
Por Luz Saint-Phat – [email protected]
“No se nace mujer: se llega a serlo”, señaló Simone de Beauvoir en el libro El segundo sexo, escrito en 1949. La frase, casi siete décadas después, continúa significando para muchos el enigma de la femineidad. Refiere a la construcción histórica y cotidiana que es constitutiva de la idea de“mujer” y que, aún hoy, continúa en una permanente redefinición.
Por eso, hablar o escribir en singular sobre “la mujer” -a la manera de estereotipo- quizás no sea lo más adecuado. En ese sentido, el plural “mujeres” puede designar lo que acontece en la realidad.
Así, es posible que cada una se reconozca en su singularidad y en su forma particular de vivir lo femenino. También de esta manera, cada una puede alejarse de los ideales para recorrer un camino propio y único.
Aclarada la existencia de estas pluralidades, algunas coordenadas guían hoy los reclamos de género.
En nuestro país, estos puntos que orientan la discusión actual sobre qué es ser mujer se refieren a la implementación de derechos sexuales y reproductivos que ya son contemplados por ley; al empoderamiento económico de las mujeres mediante el logro de iguales salarios que los hombres por igual tarea, y al derecho a disfrutar de un equilibrio entre vida laboral y la vida personal. También conviven las demandas sociales más fundamentales relacionadas con la lucha contra los femicidios y el reconocimiento de la diversidad sexual.
Haciendo huella
En esta lógica de transitar nuevos senderos y construir caminos singulares sobre la feminedad, muchas mujeres han logrado avanzar en puestos de decisión en distintas empresas en el país y en el mundo.
El logro no es menor si se tiene en cuenta que hasta no hace mucho tiempo, estas tareas eran casi exclusivamente destinadas a los hombres.
Aun así, todavía quedan muchos desafíos. Según una investigación sobre segregación ocupacional por género, del Gobierno de Córdoba, sobre un total de 423.075 trabajadores, sólo 35% es mujer, mientras 65% es varón. En tanto, el mismo estudio refiere que sobre un total de 64.007 entidades, 36% es liderado por mujeres y 64% por hombres.
Por otro lado, los resultados de una encuesta reciente de la consultora Adecco explican cuáles son los factores que frenan el progreso del liderazgo femenino dentro de las empresas.
Entre los testimonios recogidos en este estudio, muchas mujeres expresaron que no se les reconoce el mérito por el trabajo que han realizado, que les asignan proyectos que tienen menos impacto o visibilidad y que son injustamente evaluadas. Se trata del fenómeno conocido como “techo de cristal”, un obstáculo no visible que impide a las mujeres avanzar hasta ocupar los puestos jerárquicos más elevados.
Sobre estos temas versa este especial sobre el Día Internacional de las Mujer de Comercio y Justicia, denominado Mujeres de Negocios, que cuenta con palabras y definiciones de Inés Castro, de Porta Hnos SA; Elizabeth Lambertini, de Mainero y Cía., y Solana Wienzetel, de Extra Linda.
Ver: “Nuestra gran fortaleza radica en aquello que nos diferencia”
Ver: “El liderazgo debe ir acompañado de la femineidad y no de la masculinización de la mujer”
Ver: “No pedimos un espacio para que nos escuchen, lo tomamos y actuamos”