Lo afirma Joaquín Asselle, presidente de la Cámara de Industrias Informáticas de Córdoba. Explicó que “quedan en clara desventaja frente a los importadores”. Los fabricantes cordobeses cuestionan el nuevo decreto gubernamental porque no baja impuestos a los componentes locales que usan
Joaquín Asselle es titular de la Cámara de Industrias Informáticas y de Componentes de Córdoba. Conocedor de primera mano del sector que se dedica a la fabricación de productos informáticos y electrónicos, cuestiona las limitaciones del nuevo decreto que esta semana confirmó la rebaja de aranceles a la importación de computadoras y partes.
-¿Cómo observa el decreto 117 publicado el lunes en el Boletín Oficial?
-Es una medida que ya se venía hablando sin algo concreto. En realidad son varias posiciones arancelarias, dentro de ellas está la más polémica, que es la que afecta la fabricación de notebooks y netbooks, que es lo que se hace en Tierra del Fuego -y en menor medida en la provincia de Buenos Aires-. Es decir que hay una diversidad de ítemes -como impresoras multifunción, lectores de códigos de barras-, son varias posiciones, 15 ó 20. Lo más polémico de nuevo es la fabricación de notebooks y netbooks porque obviamente afecta la fabricación de las empresas que en los últimos diez años han invertido en maquinarias y comenzaron un proceso de producción de estos equipamientos. Y obviamente impacta en la mano de obra, ¿no? Esto no es que esté bien o esté mal, es una medida de política. Es como que digamos en algún momento que la fabricación de autos es muy cara, bueno entonces bajemos los aranceles a cero e importemos vehículos.
-¿En Argentina se fabrican notebooks y netbooks o se ensamblan?
-Bueno, eso es polémico porque yo le podría decir que en la producción de automóviles no se fabrica sino que se ensamblan. Entonces estamos en una línea muy compleja, que es definir qué es ensamble y qué es producción. Lo que hacían las fábricas de Tierra del Fuego era comprar los kits de componentes, los soldaban, los ensamblaban o fabricaban como usted quiera llamar, se hacía el test, se lo empacaba y se despachaba. ¿Qué régimen tenía eso? Impuestos prácticamente a cero, deducciones en mano de obra y hasta ahí llegó el proceso productivo. Lo que no hubo fue una política a largo plazo de integración nacional, de desarrollo nacional de eso, se quedó en un esquema corto. ¿Y cómo se manifestó eso? Encarecía los costos y por otro lado los últimos productos en tecnología no aparecían, por la protección arancelaria. Entonces estamos hablando de una política industrial que tuvo algo de bueno pero que no se completó como una política de desarrollo nacional, con visión a largo plazo, con investigación y desarrollo, con integración local. Bueno, este gobierno toma este segmento con otro sentido: hay que bajar el costo, no conviene la fabricación de eso a nivel local, hay que importar. Por eso le digo que es una decisión política. Se puede estar o no de acuerdo.
-¿Y una ensambladora de Ushuaia no tiene alternativa?
-Claramente no tienen oportunidad porque, compitiendo contra un importador, quedan en desventaja en materia de costos.
-¿Y en componentes también afecta?
-No, lo que se está hablando de componentes es para otra industria no masiva, de pequeñas empresas familiares o pymes que fabrican sus computadoras de marca con partes importadas. Eso se reduce. Tenían un 12% y ahora baja a cero. Allí les baja un poco ese tipo de equipamiento. No hay lo que aspiramos en nuestra Cámara, donde hay empresas que no están en el mercado masivo de computadoras sino en productos para la energía, la electomedicina y demás. A lo que aspiramos nosotros es que se extienda la rebaja impositiva para los componentes para que la fabricación de nuestras placas electrónicas tenga una baja de costo. Que se reduzca a cero el transistor, el integrado, el capacitor, que eso baje. Eso realmente es lo que nos permitirá ponernos en igualdad de condiciones con otras regiones del mundo.
-¿Y la rebaja de componentes que está en el decreto los incluye?
-No, para nada. Ahí se habla de los componentes de que le hablaba, de computadoras: disco rígido, memoria, placa base. No hay nada de los componentes “más chicos”, digamos.
-¿Cuántas fuentes de trabajo corren riesgo en el país?
Es difícil determinarlo. En algún momento se habló de que en forma directa estaban comprometidos mil empleos. Obviamente, si se lo proyecta a los puestos indirectos, se debe multiplicar por cinco. En Buenos Aires probablemente tenga más o menos un impacto similar. De todos modos es muy difícil precisar el impacto porque estas empresas, además de fabricar notebooks y netbooks, hacen otros productos, como celulares, televisores… Se estima en ese orden de magnitud.