Las drogas, la deserción escolar y el trabajo precario son factores claves que “empujan” a los jóvenes a ingresar al mundo del delito
La dirección en materia de Justicia y Legislación Penal del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación presentó los resultados de una investigación sobre el involucramiento en prácticas de delitos callejeros y el consumo de sustancias psicoactivas por parte de los adolescentes y jóvenes en condiciones de vulnerabilidad social.
El estudio titulado Vulnerabilidad Social, Adicciones y Prácticas Delictivas enfatizó que “más de dos tercios de los encuestados refirieron haber cometido hurtos a la familia a fin de obtener recursos para consumir drogas”. Al ser preguntados sobre delitos efectuados fuera de su casa, seis de cada 10 respondieron “haber cometido al menos un delito fuera del ámbito familiar”.
En este sentido, el recorte etario determinó que en los jóvenes de hasta 18 años el “involucramiento en las prácticas delictivas aumenta considerablemente”, dado que apenas dos de cada 10 relatan no haber cometido delitos.
Entre los que cometen delitos, el consumo de drogas “se produce en edades más tempranas, siendo el promedio de 13,7 años, en tanto para los que manifestaron no haberse involucrado en delitos, el promedio es de 17,2 años”.
Asimismo, el documento señaló que el inicio en el “consumo es más temprano que en la comisión del primer delito, mientras que el abandono escolar se da luego”.
Así, el documento añadió que “se puede inferir que muchos niños y adolescentes inician el consumo de drogas y las prácticas delictivas estando aún vinculados con la institución escolar. Se evidencia así el papel fundamentan de la escuela como ámbito de prevención”.
El informe también advirtió que a “mayor participación en la educación y/o trabajo formal, menor proporción de involucramiento en prácticas delictivas”; mientras que entre quienes tenían empleos precarios -changas o trabajos “en negro”- delinquieron siete de cada diez, en tanto que entre quienes tenían trabajo registrado, el porcentaje descendió notablemente.
El primer robo
Respecto de la edad de ocurrencia del primer robo fuera del hogar, más de un tercio de los encuestados que cometieron al menos un delito lo hizo antes de los 13 años. “El corte por franjas etarias permite inferir que a menos edad se observa un mayor porcentaje de involucramiento en prácticas delictivas, siendo el robo el delito de mayor prevalencia”. Acerca del estado toxicológico en que se encontraban durante ese primer delito, más de la mitad dijo estar bajo los efectos de la droga o alcohol.
Por su parte, ocho de cada 10 afirmaron haberse involucrado posteriormente en otros delitos, entre los cuales también el robo fue el más mencionado. Consultados acerca de las motivaciones, la obtención de dinero para drogas ocupó el primer lugar.
Respecto al uso de armas, siete de cada 10 personas respondieron haber utilizado algún tipo de arma para cometer al menos un delito, siendo las de fuego las más utilizadas. Específicamente, la mayoría de los que mencionaron tener armas en su hogar, se involucraron en este tipo de prácticas.
“Ambas practicas, el consumo de sustancias psicoactivas y el involucramiento en delitos, más que proceder una de otra, integran un amplio abanico de prácticas de riesgo que se desarrollan a partir de raíces comunes, particularmente vinculadas a las condiciones de vulnerabilidad social”, concluyó el informe.