El reconocido letrado hace un balance sobre el Poder Judicial. Advierte de que el pueblo está sediento de justicia y aunque “estamos por buena senda” dice que “aún resta mucho por hacer”. Sobre los casos de “justicia por mano propia”, opinó que no son otra cosa que homicidios
El abogado penalista Carlos Nayi presentará esta semana el segundo libro de su autoría, El derecho penal de cada día. Está escrito con un lenguaje simple y una mirada optimista de la Justicia, según dijo a Comercio y Justicia el reconocido abogado, querellante de distintas causas penales que trascendieron mediáticamente en los últimos años en Córdoba. Antes de la presentación, que será este jueves a las 19 horas en el Salón Champaquí del Hotel Sheraton, Nayi recibió a este medio.
– Va a presentar su segundo libro. ¿Cómo surge la idea y en quién pensó cuando lo escribió?
– El libro busca transmitir experiencias, efectuar una descripción y una interpretación de la realidad, de lo que pasa en la sociedad y qué rol juega la justicia penal al momento de salvar vidas, aliviar el dolor, garantizar los derechos de los más vulnerables. El libro está gobernado por la simpleza, lo que se trata es de enviar un mensaje claro. Mi libro El derecho penal de cada día sugiere en su título el contenido. Procura desde el servicio social que brindo como abogado llevar un poco de justicia de una manera simple, pretendo lograr un encuentro conciliador entre quienes piden justicia y quienes la dan. El derecho penal se va transformando. Las reformas que se han ido dando han sido importantísimas; puedo mencionar algunas como la incorporación de la figura del femicidio, el sistema de enjuiciamiento de jurado popular, la incorporación de los delitos económicos y financieros, la reserva de la identidad de quien entrega información, la figura del arrepentido, la intermediación financiera. Estas últimas han permitido investigar la maniobra estafatoria más importante de los últimos años en la provincia de Córdoba -hablo de la causa CBI y Bacar- que hoy tiene casi 40 imputados, algo inimaginable años atrás.
– ¿Su balance en este libro es positivo sobre los cambios que se han dado en el sistema penal?
– Absolutamente positivo, estamos frente a un Código de Penal que ha dejado de ser autoritario, que no es refractario, que se va modificando minuto a minuto, que va marcando principios rectores, inclusive para otras ramas del derecho. Un Código Penal que -al crear la figura del querellante, allá por año 1994- le permitía al ciudadano común ingresar al proceso, participar, aportar pruebas. Un derecho penal que le abre la puerta a todo ciudadano que está hambriento de justicia.
– ¿Hay alguna crítica de lo que aún falta por hacer?
– Más que una crítica, lo que tengo es una expresión de deseo. Necesitamos que se sigan impulsando reformas. Las modalidades delictivas día a día nos sorprenden y tenemos que estar atentos. También se hace indispensable que el Poder Judicial cuente con estructuras de investigación altamente sofisticadas para perseguir delitos como los de indole informático. Necesitamos cuerpos de investigadores para delitos complejos, y para ello se requiere presupuesto. En definitiva, creo que el patrón de marcha es el correcto, pero el pueblo está hambriento y necesita saciar su sed de justicia. Estamos frente a una Justicia que ha comenzado a dar respuestas, pero no todas, y entonces hay que seguir trabajando.
– El caso de un carnicero que persiguió y luego mató a un ladrón reavivó la polémica de la justicia por mano propia. ¿Qué opina sobre este caso?
– Como principio general puedo decir que hay que tratar de evitar la justicia por mano propia. La legítima defensa está contemplada en el Código Penal, es una causal que exime de responsabilidad a la víctima, en caso de que sea proporcional la respuesta a la agresión recibida. En este caso, el fin furtivo se había producido; luego, cuando no había peligro ni necesidad, este hombre sale en persecución, alcanza al ladrón y lo mata: está claro que no hay legítima defensa ni exceso en la legítima defensa sino claramente una acción criminal que tiene un rótulo: un homicidio.
– Recién hizo referencia a los avances en el sistema penal para perseguir diversos delitos como los económicos. ¿La ley de blanqueo podría afectar la investigación de la causa CBI?
– De ninguna manera; la causa CBI es una formidable oportunidad que ha sabido aprovechar la Justicia Federal para devolverle la confianza a la gente. Innumerables personas que fueron atraídas por un discurso mentiroso fueron despojadas de sus ahorros. Esta empresa ha sido desmembrada y ahora lo que resta es aplicar la ley penal sustantiva. La ley de blanqueo de ninguna manera afecta ni confronta con los principios rectores de la ley 26683.
– ¿Cuándo cree que podría llegar a juicio esta causa?
– Estamos hablando de una causa sumamente compleja con muchos imputados en situaciones distintas pero, de no mediar ninguna complicación, antes de concluir el año 2017 debería estar haciéndose el juicio y dictándose un veredicto. La prueba hasta ahora es sólida. Hay 37 imputados por asociación ilícita, intermediación financiera fraudulenta, lavado de activos, estafa, etcétera.
– ¿Está conforme con los cambios que se introdujeron en el artículo de prisión preventiva y que se aprobaron en la Legislatura?
– Lo que se hizo fue reforzar lo que ya existía, fue más bien un parche. Con todo respeto, considero que la reforma debería ser integral.