ESCUCHARPor Silverio E. Escudero
Ha quedado probado que el europeo medio es un hombre de escasa fe. No ha logrado con el poder de sus plegarias, pese a los llamados a la oración por parte de los popes de las más diversas religiones, modificar, mágicamente, la realidad. Escenario que muestra al viejo continente en medio de una de las mayores crisis de su historia.
Un momento complejo en el cual está en cuestión su propia identidad como continente-nación, sus planes de profundización de la unión que, en los buenos tiempos, incluía la ampliación de sus fronteras hacia el este. Aun a costa de tensiones con Moscú, que gruñe frente a los avances geopolíticos de Berlín, que a su vez encuentra en los Champs-Élysées una notable comunidad de intereses.
La resistencia surge a cada paso. Tampoco el europeo medio -que sufre un despertar fundamentalista en sus convicciones políticas- está conforme con la apertura de las fronteras a la inmigración. Hace saber de todas las maneras posibles su descontento. Es que entiende que la presencia de extranjeros hace trizas el Estado de Bienestar logrado en tiempos de la Guerra Fría. Situación que genera dudas, más allá de la salida de Gran Bretaña, sobre el proyecto europeo y su futuro.
Dudas que, históricamente, encontraron voces calificadas como Ralf Dahrendorf (sociólogo, filósofo y politólogo germano-inglés y uno de los autores fundadores de la teoría del Conflicto Social) que ha sostenido, contra viento y marea: “Es ya insostenible el abismo entre la retórica europea y la realidad europea (…) Las instituciones europeas, incluido el llamado Parlamento, no convencen, y en cualquier caso, son un insulto a la democracia”. – ¿Una refundación europea?, El País, Madrid, 15 de diciembre de 1994.
Los que esperaban que la voz del liberal Dahrendorf fuese única terminaron esquilados. Se sorprendieron al escudriñar en el pensamiento de Maurice Duverger. El constitucionalista francés mostró su desazón ante la crisis económica del fin de siglo pasado y escribía en su necesario Europa de los hombres. Una metamorfosis inacabada que aquélla “se agrava con una crisis moral aún más preocupante”, con una desviación del proyecto europeo hacia una simple zona de libre comercio y de precariedad absoluta del trabajo.”Una Europa privada de un sistema de valores acabaría en la autocracia. Aquí radicaría probablemente el mayor peligro que la amenaza”, afirmó, para concluir más adelante en que la falta de eficacia y democracia “transforman a la comunidad en un monstruo de la historia de los sistemas políticos. Estos dos defectos originarios se agravan (…) con la nueva ampliación. De ahora en adelante la Unión corre el riesgo de parálisis y de explosión.” Alianza, Madrid, 1994, pp. 276 y 281.
Y la explosión fue. Ocurrió en medio de un clima de parálisis económica. Ésa es la razón por la que el presidente de la Fundación Konrad Adenauer y ex presidente del Parlamento Europeo, Hans-Gert Pöttering, ha demandado este lunes una política común europea en materia de seguridad, defensa y política exterior, así como un control “óptimo” de las fronteras exteriores europeas para evitar controles fronterizos internos en el Espacio Schengen.
Proposición que exige se ordenen los flujos migratorios de refugiados procedentes de países como Siria, porque “no se puede asumir” la llegada de “millones” de inmigrantes. El control ha de realizarse, añadió, con todos los socios europeos. En este sentido, se ha referido a que Alemania “no puede acoger” otro año más a un millón de refugiados, como hizo en 2015.
Posición que generó murmullos de aprobación y de descontento entre los asistentes al seminario “Quo Vadis Europa IV? Europa entre la integración y la desintegración”, que organiza la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander (España). Mucho más cuando el político alemán reclama con severidad una política de defensa y seguridad común a nivel europeo porque, de lo contrario, “no podremos luchar contra el terrorismo”, dijo.
“El ex presidente del Parlamento Europeo –leemos en un despacho de Europa Press- aboga por “reforzar” la frontera exterior europea, refiriéndose por ejemplo a la de Grecia con Turquía. A este respecto, a pesar de que el presidente turco Recep Tayyip Erdogan ha asegurado que restaurará la pena de muerte si lo aprueba su Parlamento, ha defendido el acuerdo con este país, aunque se critique y “no se considere correcto”, porque “sin acuerdo no se luchará” contra las mafias que trafican con seres humanos.
Por todo ello, Pöttering, miembro destacado del partido de la canciller alemana Angela Merkel, la Unión Demócrata Cristiana Alemana, ha reivindicado que hay que defender “los valores” de Europa y la “dignidad de las personas”, con una colaboración solidaria entre los Estados tanto en la Europea (UE) como en la eurozona.
Pöttering aseguró que la semana que viene se reunirá en Turquía con Erdogan para profundizar la necesidad de acuerdos con países de origen y destino de refugiados y una política de asilo común, pero, al mismo tiempo, afirmó que una vez que finalice la guerra en Siria, los sirios que no estén “amenazados” y no sean asilados en Europa deberán volver a su país.
