A tres meses del anuncio de la comprobación de lo predicho por Einstein en la Teoría de la Relatividad, la científica disertó sobre las nuevas posibilidades de ver el cosmos de una manera que antes no se podía. La escuchó un auditorio repleto, en la Universidad Nacional de Córdoba.
Carolina Klepp – [email protected]
Gabriela González está en Córdoba y ayer disertó sobre las ondas gravitacionales en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), donde estudió y se enamoró de la física. Ella es quien el 11 de febrero pasado anunció desde Estados Unidos la detección del descubrimiento que Albert Einstein predijo hace un siglo en su Teoría de la Relatividad.
Responsable de un gran grupo de científicos nucleados en el proyecto LIGO (siglas de un observatorio estadounidense de interferometría láser que permitió la detección), Gabriela vuelve a la casa de altos estudios donde se licenció. En diálogo con Comercio y Justicia confiesa: “Estar en Córdoba y contar sobre una pasión que empezó acá cuando estudiaba física me encanta, me emociona y me hace acordar de cuando yo estudiaba. Me gustaba escuchar de proyectos, de investigaciones, de gente que hacía experimentos y teorías. Espero poder generar el mismo tipo de inspiración que en ese momento yo sentía”.
– ¿Cómo explicaría este descubrimiento a alguien no científico?
– El descubrimiento tiene dos aspectos. Primero, el que más me impresiona, es que hemos podido detectar estas fluctuaciones del espacio -tiempo que predice la teoría de Einstein pero no se habían medido nunca. Ver estas señales en dos observatorios que están a 3.000 kilómetros de distancia y observar que en los dos observatorios se ven esas ondas gravitacionales, que quiere decir que la distancia está moviéndose, que el espacio-tiempo está moviéndose de la misma manera, es increíble. Es para lo que habíamos estado trabajando tantos años, pero verlo así es emocionante.
Lo segundo, que también fue revolucionario y es lo que va a seguir, es que por la forma de onda que vimos, podemos deducir que proviene de la colisión de dos agujeros negros formando un tercero más grande que se produjo hace 1.300 millones de años, viajando a la velocidad de la luz. Estamos haciendo astrofísica de agujeros negros y éste es el tipo de astronomía que vamos a empezar a hacer. Cuando midamos otras ondas gravitacionales vamos a decir: ‘éstas vienen de agujeros negros más livianos o más pesados, o del norte, o del sur’.
-¿Muchos se preguntan si en algún momento se podrá viajar en el tiempo?
– La Teoría de la Relatividad dice que el tiempo es relativo, dice que nosotros viajamos todos en el tiempo pero a distintas velocidades, que el tiempo se estira de diferentes maneras, pero no dice que se pueda volver al pasado. Uno está siempre moviéndose hacia el futuro. Hay teorías cuánticas que hablan de formas de viajar en el tiempo pero por ahora son teorías que no han sido comprobadas experimentalmente, así que yo por ahora no cuento con poder viajar en el tiempo.
– ¿Qué sintió el día en que se detectaron las ondas gravitacionales por primera vez (el 14 de septiembre de 2015)? ¿Pensó en algún momento en Córdoba?
-Primero pensábamos que no era cierto, que no era una onda gravitacional, que alguien había estado haciendo algún test. Cuando nos convencimos de que era un candidato de onda gravitacional del tipo que estábamos buscando (porque probarlo nos tomó muchos meses), que había aparecido mucho antes de lo que pensábamos, y que parecía venir de agujeros negros, ese día me di cuenta de que íbamos a tener que trabajar en esto durante mucho tiempo, que lideraba ese equipo y me dije: ‘Arremanguémonos porque esto nos va a dar un montón de trabajo, nos va a tomar un montón de tiempo, pero es grandísimo’. Pensé en mi familia, en que iba a estar trabajando muchísimo en esto que es tan importante, que es tan lindo y deseé poder volver a Córdoba en Navidad”.
– Sabemos que comparte con su esposo el proyecto de investigación de las consecuencias que genera la comprobación de las ondas gravitacionales. ¿Cómo es compartir este descubrimiento en su entorno más cercano?
– En el momento de la detección de las ondas gravitacionales mi marido estaba de viaje y como iba a pasar mucho tiempo hasta que lo probáramos, habíamos hecho la promesa (en el grupo de científicos que llevaban adelante el estudio) de no discutir esto con gente que no fuera del equipo. Pero después dijimos que si íbamos a estar trabajando tan duro, íbamos a tener que contarles a nuestros esposos. Le conté a mi marido y él también dijo lo mismo: ‘Van a ser meses duros pero yo te voy a ayudar’. Y así fue, me han ayudado mucho él y mi familia.
– ¿Qué otras investigaciones vienen ahora en el marco de LIGO?
– Más detecciones. Ahora sabemos que vamos a detectar más colisiones de agujeros negros, así que vamos a poder hacer un censo de agujeros negros, vamos a poder decir cuántos son, dónde están, cuán rápido giran. También esperamos descubrir otras cosas. Todavía estoy muy confiada en que vamos a detectar colisiones de estrellas de neutrones formando agujeros negros, vamos a ver nacer un agujero negro, esperamos ver explosiones de estrellas en supernovas, estrellas rotantes en nuestra galaxia, señales periódicas de estrellas rotantes y probablemente veremos cosas que nadie sabe qué son…
La unión hace la fuerza
Investigadores cordobeses en proyectos asociados
“Al principio había un grupo muy pequeño de científicos muy visionarios que en los años 70 dijeron qué ondas gravitacionales se pueden medir si uno hace interferómetros y usa láseres y espejos. Esa gente todavía está dando vueltas. Ha sido un trabajo de mucha gente, durante muchos años”, describe Gabriela González.
“En este momento -enumera- somos mil científicos colaborando. La colaboración empezó en 1997. De esos mil, cuatro o cinco somos de Argentina. De Córdoba, yo sola. Pero hay cordobeses que están trabajando en un proyecto asociado. Cuando descubrimos ondas gravitacionales vienen efectos de eventos astrofísicos y esos eventos pueden producir también ondas electromagnéticas. Entonces, mandamos alertas a observatorios para que apunten a esa zona, para ver si se ve alguna otra señal en coincidencia. En uno de esos proyectos para seguir las ondas gravitacionales participa el Observatorio de Córdoba, en Bosque Alegre”.