Pocas cosas han adquirido tanto vigor como la necesidad de contar con energía confiable y económica para el desarrollo de las industrias y las actividades productivas. Aun tentadas por el crecimiento de la demanda, muchas industrias ven mermado su potencial por no poder contar con un insumo básico pero fundamental en su proceso productivo: la energía. Por Martín P. Amengual y Doménico Cappello
Frente a este escenario de apertura al mundo, el oasis de la colocación de productos en el exterior infunde un nuevo entusiasmo en el empresariado industrial, a la vez que impone un nuevo rigor a los productos manufacturados, en su lucha por ocupar un lugar en el consumo global.
Entre las alternativas energéticas disponibles en el mundo, la tecnología de la gasificación de biomasa es óptima para producir y entregar energía de manera confiable, económica, limpia y sustentable. Es un proceso en el cual la materia orgánica sólida, conocida como “biomasa”, se transforma en un gas conocido como “syngas”.
Confiable. Esta tecnología ha demostrado su funcionamiento y su confiabilidad, logrando trabajar en condiciones óptimas bajo ambientes de biomasa controlada. Los gasificadores de alta performance, a diferencia de otras tecnologías -como las calderas de biomasa-, garantizan la operación y mantenimiento sin depender de operarios especializados o supervisión constante en el proceso de alimentación.
Económica. El costo de la energía es sin duda uno de los más sensibles en la industria. Con esta solución energética, el kilowatt, la kilocaloría o la frigocaloría y la tonelada de vapor generados ofrece a la industria una reducción muy significativa del costo con respecto a la misma energía producida con gasoil, fueloil, GLP y gas metano. Hace posible un ahorro que puede rondar entre 15 y 30% anual según el caso. Otras propuestas, como calderas de biomasa, paneles solares o generadores eólicos, requieren una inversión muy superior y necesitan de un tiempo de retorno mayor, lo que las vuelve inviables en muchos casos. La implementación de esta solución es sumamente rápida (de tres a seis meses), a la vez que permite un retorno de la inversión inicial que va de dos hasta cinco años, según el contexto energético de cada industria.
Limpia. Existen diversas energías ‘limpias’ en el mercado, con sus ventajas y sus limitaciones. Esta tecnología de la gasificación permite gasificar materia orgánica sólida sin necesidad de consumir otro tipo de combustible (como biodiésel y bioetanol, que utilizan cantidades significativas de hidrocarburos para su fabricación y su transporte hasta destino). De la mano de esta solución, las industrias pueden asociar su marca y las de su producto a una manufactura ambientalmente amigable.
Sustentable. Se consideran energías renovables a aquellas generadas por fuentes que no son agotables en la escala de tiempo humano, y cuyo uso no afecta el recurso natural para la generación de la fuente de futuras implementaciones. Son ejemplos de estas fuentes sol, viento, mar, agua, calor de la tierra y biomasa. La diferencia con las no renovables como el carbón, petróleo y gas natural es que las reservas son limitadas y su generación necesita tiempos del orden de los millones de años. Esta tecnología garantiza la correcta generación, procesamiento, provisión y utilización de biomasa.
Certificación internacional. La tecnología de referencia, que cuenta con certificación internacional, permite a los clientes disponer y consumir energía que, además de sus beneficios económicos, ofrece un marco de sustentabilidad ambiental.
No existe una tecnología mejor que la otra, la bondad de una depende de su correcta aplicación en el medio y el contexto donde deberá operar, debiendo en cada caso ser considerada como un sistema completo y desarrollado en función de un correcto relevamiento de las necesidades del cliente.
*Fundadores de IGT Energy – http://www.igtenergy.com