Investigadores argentinos idearon un método para la enseñanza y el aprendizaje con tareas hápticas para personas ciegas. Se llama JUDITH y fue íntegramente fabricado con una impresora 3D. “Es cómodo, práctico y útil”, dijo la primera tester del sistema.
¿Cómo hace un docente para enseñarle funciones matemáticas a un ciego? ¿Cómo puede procesar esta información, si no puede ver su gráfica? Éstas fueron las preguntas que se hizo el físico Eduardo Rodríguez, investigador docente del Instituto de Industria (IDEI) de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS), mientras le enseñaba a su hija funciones matemáticas.
Luego de investigar qué dispositivos había disponibles para la enseñanza y el aprendizaje de conceptos matemáticos en estudiantes con discapacidad visual, ya sea ciegos o disminuidos, nació Judith, el Juego Didáctico para Tareas Hápticas (háptico: del gr. haptikós. táctil).
“La universidad no contaba con recursos apropiados y nos pusimos a pensar cómo resolver este déficit, sobre todo porque en la UNGS hay ingresantes ciegos que, sin importar qué carrera quieran estudiar, tienen que cursar un taller de matemática en el Curso de Aprestamiento Universitario (CAU), que incluye el tema de funciones matemáticas”, explica Rodríguez.
De bajo costo y fabricada íntegramente en el laboratorio de Ingeniería con una impresora 3D, Judith tiene tres partes: un tablero rectangular, con lados de 16 cm y 17 cm, que representa un sistema cartesiano; un soporte para el tablero, que incluye una regla con marcas cada un centímetro y un transportador con marcas cada 10 grados para que el estudiante pueda medir longitudes y ángulos y las funciones, que en el tablero quedan en relieve. El dispositivo está acompañado por un manual destinado a los docentes.
Este dispositivo, desarrollado por el Área de Ciencias y Tecnologías Básicas, fue testeado recientemente. La primera en usarlo fue Judit Martínez, estudiante del profesorado universitario en Historia. Martínez es una de las diez estudiantes con discapacidad visual que cursa en la actualidad el CAU, que permite el ingreso a la Universidad.
“La primera vez que la estudiante usó el tablero resultó una experiencia de mucho impacto. Su expresión cambiaba mientras recorría con los dedos la función que llamamos ‘parábola’ y que ella empezaba a descubrir. Fue una experiencia fructuosa, también por la comprensión de conceptos al desarrollar las consignas, tales como decir cuántas raíces (cuántos ceros) tenía la función y encontrar sus extremos y zonas de crecimiento y decrecimiento”, describe Maximiliano Véliz, ingeniero electromecánico egresado de la UNGS e investigador docente del IDEI.
“Es cómodo, práctico y útil”, resumió Judit Martínez, que desde este momento quedó ligada al dispositivo, no sólo por ser la primera en utilizarlo, sino porque lleva su nombre. La estudiante, hasta el momento, a la hora de aprender matemáticas utilizaba gráficos de papel con relieve. “Muchas veces las líneas de los planos se borran, este dispositivo no se rompe” dice, y recomienda su uso a otros estudiantes.
“Es un dispositivo que tiene mucha capacidad de expansión para nuevos usos. Los docentes pueden solicitar cualquier tipo de función matemática para la construcción. Lo único que debe suministrar es la ecuación analítica que quiere que la materialicemos para el tablero”, destaca Véliz.
Judith también puede ser utilizado en la enseñanza en estudiantes videntes, porque aporta otra forma de visualización de las gráficas de las funciones. “Con el dispositivo -expresa Rodríguez-, un alumno vidente no sólo ve las funciones sino que ‘también las toca’. Esta estrategia es innovadora y puede servir para mejorar la percepción del concepto de función y de sus atributos”.
Ahora el equipo trabaja en los detalles de Jaime, el Juego de Áreas Impresas para Matemática Elemental. “En el taller de matemática del CAU hay ejercicios para calcular el área de figuras complejas compuestas por otras simples, como cuadrados, rectángulos, triángulos, círculos o fracciones de éstos. Por ejemplo, un yin yang se puede ver como la unión de círculos completos y fracciones de círculos de otro tamaño. A los estudiantes, en muchos casos, les cuesta darse cuenta de cómo esa integración de figuras compone otra figura más compleja. También está pensado para que ayude a la visualización de los problemas que se puedan plantear en torno al cálculo de áreas”, explica Rodríguez, director del proyecto.
Ambos dispositivos de estudio ya fueron presentados en sociedad, en el marco de una reunión de la Comisión en Discapacidad de la Universidad, y se encuentran a disposición de estudiantes y docentes del Curso de Aprestamiento Universitario de la UNGS.