Nacido en Villa Huidobro, pero ciudadano del mundo, al médico Mario Durán casi no le quedó país sin socorrer por medio de la medicina. El cordobés, cofundador de Médicos Sin Fronteras (MSF), fallecido en 2007, dejó un enorme legado humanitario y también un registro de las miserias, la pobreza y el abandono por donde transitó en la época de la guerra fría: Angola, Líbano, Kurdistán, Pakistán, Afganistán, Chad, Mali, Yugoslavia, entre algunos de sus destinos.
Mañana, a las 19, quedará inaugurada "Urgencias, fotografías de un médico sin fronteras", una muestra con las impresiones de aquel niño que se crió en Villa Dolores, egresó de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), partió a París y de allí al mundo. La cita es en la FotoGalería de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNC y la apertura contará con la presencia de referentes de MSF en Argentina.
Campos de refugiados, niños sin padres, el hambre, las vendas manchadas de sangre, el adolescente que se apoya en una muleta, son algunos de las imágenes congeladas de su asistencia médica en Tailandia, Amazonas, Kurdistán, Pakistán, Mali, Afganistán, y Croacia, adonde fue con su amigo Bernard Kouchner, hoy ministro de relaciones exteriores de Francia.
“Mi papá no concebía la medicina por plata, no entendía cómo cobraban para hacer salud. Estuvo en casi todos los países, enseñó a hacer cirugías a gente analfabeta que estaba en los campos de refugiados para que lo asistieran, estuvo en un barco camboyano lleno de leprosos y en las montañas donde buscan a Bin Laden, durmió en la arena en el desierto para atender a los desnutridos del África”, recordó Marina Durán, su hija que hoy busca resaltar con su legado el sentido de la solidaridad y la urgencia de encontrar un sendero hacia la felicidad.