La cadena manicera reclama por la falta de políticas de protección de las economías regionales mediante una carta que envía a los dirigentes partidarios, legisladores en funciones y electos para el Congreso nacional del próximo 10 de diciembre. Así lo hizo saber a Comercio y Justicia la directora ejecutiva de la Cámara Argentina del Maní, Beatriz Ackermann, quien explicó además que por la falta de políticas de Estado, las economías regionales están desapareciendo.
“Vienen desapareciendo ante el avance continuo e irracional de la soja, sin que nuestras autoridades hayan reaccionado apropiadamente. La soja es hoy el cultivo más rentable y un excelente negocio. Con toda razón, los productores abandonan sus cultivos tradicionales y se dedican cada vez más a sembrar soja. Los dueños de campos se niegan a alquilar tierras para cualquier cultivo que no sea la oleaginosa. El irreparable saldo de esta realidad es la extinción de numerosas actividades productivas locales, el cierre de pymes y el abandono de pueblos del interior que ven morir sus producciones típicas”, explicó la dirigente del sector.
Según aseguró a este medio, décadas atrás la zona manicera comenzaba a menos de 100 kilómetros al Sur de la capital y se extendía aproximadamente unos 200 kilómetros hacia el Sur del territorio provincial. “Al comenzar el auge de la soja, nuestros cultivos fueron desplazados de su zona tradicional. Hoy los cultivos de maní empiezan donde antes finalizaban y se extienden hasta el Norte de La Pampa y San Luis, muy lejos de donde están nuestras plantas industriales y en una región de enorme riesgo agroecológico, porque no cuenta con la combinación de suelos y clima más apropiada para esta legumbre”.
Secuela del cambio de zona típica, Ackermann indicó que “nuestros costos se incrementaron exponencialmente”. Es que ahora hay que traer la materia prima desde más o menos 300 kilómetros de distancia.
“Como consecuencia de la crisis global y la sequía, pero fundamental y esencialmente, de la falta de políticas de Estado, nuestras exportaciones cayeron 30% en divisas a principios de año respecto a la cosecha anterior (el maní se levanta en marzo), y la de 2010 podría ser aún peor. La disminución de la siembra igualmente se estima en un 40%, con lo cual, la pérdida de mercados y posicionamiento en el comercio internacional es una amenaza inminente”, sentenció. “De persistir este escenario, muchas de nuestras industrias y los últimos dos mil productores maniceros podrían sufrir daños irreparables”, aseguró Ackermann.
Asimismo, la dirigente planteó que además de la situación adversa ocasionada a partir de la sequía y la proliferación de la soja, los maniceros deben soportar la discriminación y exclusión recurrente a la que los someten autoridades nacionales y provinciales.
“Como simple ejemplo, podemos señalar que en enero elevamos un petitorio a los ministerios de Economía y de Producción a fin de que se revise la discriminación de la cadena manicera en la resolución que decretó la reducción de 50% en las retenciones a la exportación de productos de economías regionales. Curiosamente, hasta la fecha aún nadie nos explicó por qué, pese a las reiteradas presentaciones y reuniones que tuvimos con funcionarios nacionales. Además, tampoco recibimos la atención ni el acompañamiento que hubiera correspondido por parte del gobierno provincial, incomprensible tratándose de la