La adhesión de los gremios nucleados en la Confederación Argentina de Trabajadores de Transporte resultó determinante. Los líderes sindicales amenazaron con nuevas medidas.
Enérgicas críticas del Gobierno.
El segundo paro del año convocado por las centrales sindicales opositoras paralizó la actividad en casi todo el país, en una jornada en la que resultó determinante la falta de transporte de cualquier tipo.
Los impulsores de la huelga, la CGT de Hugo Moyano y la de Luis Barrionuevo, junto con la CTA opositora de Pablo Miceli y gremios del transporte, advirtieron de que no se quedarán “con los brazos cruzados” y amenazaron con lanzar nuevas medidas si el Gobierno no accede a los reclamos.
Sin medios de transporte, muchas personas quisieron trasladarse en sus vehículos particulares pero una decena de piquetes estratégicamente ubicados en accesos a la ciudad de Buenos Aires y el conurbano impidió la libre circulación.
Pasado el mediodía, los manifestantes comenzaron a liberar los cortes de tránsito para luego concentrarse en la zona del Obelisco, desde donde marcharon hasta el Ministerio de Trabajo.
Entre los motivos de la medida se encuentran el impuesto a las Ganancias, paritarias libres, un sueldo mínimo de 8.600 pesos y una jubilación no inferior a ese nivel. Pero en la protesta se sumaron consignas contra la corrupción, el narcotráfico, la inseguridad y la discriminación.
Las entidades ligadas al comercio estimaron que los establecimientos perdieron ventas por alrededor de 1.600 millones de pesos (ver página 4).
Si bien los gremios docentes, de comercio y bancarios no adhirieron a la medida, la actividad en esos lugares fue prácticamente nula por la falta de transporte y los piquetes.
“Contundente” vs. “político”
La medida de fuerza renovó el enfrentamiento entre las centrales obreras opositoras y el Gobierno, que calificó la huelga de “política”.
Cuando promediaba la jornada, los máximos dirigentes sindicales ofrecieron una conferencia de prensa en la sede de la CGT de Moyano, donde manifestaron duras críticas contra el Gobierno y aseguraron que habrá más huelgas y movilizaciones.
El primero en hablar fue el dueño de casa y, al evaluar el paro, Moyano destacó que fue “contundente y tuvo una adhesión muy importante”, y aprovechó para fustigar con dureza a la presidenta Cristina Fernández por haber dicho que la pobreza es de 5%.
El líder sindical afirmó que la adhesión mostró “la disconformidad” de los trabajadores con la política oficial y puso en duda que la Jefa de Estado tenga un alto nivel de imagen positiva.
A su turno, Micheli señaló que si el Gobierno “no abre una instancia de diálogo” habrá más paros y movilizaciones y aseguró que los gremios no se van a “quedar de brazos cruzados”.
También habló Luis Barrionuevo, quien estuvo en el centro de las críticas del oficialismo por haber dicho que durante “con los militares” había “más diálogo” que con el Gobierno actual.
En un intento por aclarar la situación, negó haber dicho que era quien tenía diálogo con los jefes militares de la dictadura y que, junto con otros dirigentes, fueron los que lograron que “se recuperara la democracia”.
Por la mañana, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, calificó el paro de “político”, mientras que el titular de la cartera de Trabajo, Carlos Tomada, señaló que con la protesta “sólo ponen palos en la rueda”.
Provincias, sin actividad
El paro tuvo un alto acatamiento también en el interior del país, incluida Córdoba, donde la falta casi total de transporte afectó el resto de las actividades públicas y privadas.
La medida de fuerza en la mayoría de las provincias causó que la jornada se viviera como un día feriado, sin recolección de residuos, funcionamiento parcial de escuelas y entidades públicas y escasa circulación de taxis y remises, que trataron de aprovechar la falta de colectivos.
En Córdoba, los manifestantes se concentraron desde las 7:00 en el puente Maipú; en Paraná hubo una concentración en Laurencena y Ramírez a las 7:30, con una marcha al túnel Hernandarias una hora más tarde.
Dirigentes de la oposición responsabilizaron hoy al Gobierno nacional por la medida de fuerza, al criticar la falta de respuesta a las “problemáticas” planteadas y la “indiferencia absoluta” con la cual procede.
El diputado nacional por el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) en el Frente de Izquierda, Nicolás del Caño, se quejó de que “muchos trabajadores son invisibles” para el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, quien horas antes había afirmado: “Lo esencial es invisible a los troskos”.