Depresión y ansiedad son las problemáticas afectivas más frecuentes entre los mayores de 65 años. La especialista Gabriela Sucar señala algunos aspectos importantes a tener en cuenta durante ese ciclo de la vida.
Por Luz Saint Phat – [email protected]
La gerontopsiquiatría es una disciplina médica orientada a abordar las problemáticas psíquicas de la vida del adulto mayor. En Argentina, el desarrollo del campo disciplinar es reciente y todavía queda un largo camino por recorrer. Gabriela Sucar es gerontopsiquiatra y miembro del instituto cordobés Rosa de los Vientos. En conversación con Comercio y Justicia, la especialista enumeró las preocupaciones más frecuentes entre los mayores de 65 años y señaló algunos aspectos considerados importantes para mejorar la calidad de vida durante este ciclo de la vida.
-¿Qué es la gerontopsiquiatría y cuál es la diferencia con la geriatría?
-La geriatría es la ciencia médica que se especializa en la atención de la persona mayor, a partir de los 65 años. Abarca todo lo que es la clínica y deja apartada la cuestión de la psiquiatría específicamente. Por su parte, la psicogeriatría o la gerontopsiquiatría es el arte y la ciencia de acompañar a las personas con sus diferentes modelos de envejecimiento, ya que todos tenemos una manera distinta de atravesar esta etapa, dependiendo de cómo ha sido nuestra experiencia de vida. La especialidad también es útil a la hora de acompañar a los familiares de los adultos mayores.
-¿Cuáles son las principales problemáticas psíquicas de esta etapa de la vida?
-Es importante aclarar que el envejecimiento no es sinónimo de enfermedad. Existe una amplio grupo de la población que tiene un envejecimiento dentro de los parámetros de normalidad, aunque estas personas sí van observando cómo su cuerpo no responde a las situaciones de la vida con la misma energía que antes. Cuando aparece la enfermedad en esta época, lo más frecuente que se ve en el anciano es la depresión y la ansiedad. En otro grupo, cuando ya pasamos los trastornos afectivos, se encuentran las distintas patologías asociadas a la demencia. En este segundo caso, en el cual se presentan deterioros muy graves y hay compromiso de la vida familiar, es necesario psicoeducar a los familiares directos. Esto que sucede en mi consultorio también responde a las estadísticas generales que especifican cuáles son los motivos de consulta en especialidades psíquicas de las personas de la tercera edad.
– ¿El entorno social, el campo disciplinar y el modelo médico están preparados para abordar las demandas de esta población?
-En principio, no estamos preparados para responder a tanta demanda de población anciana como ocurre en la actualidad. Incluso, se vislumbra un quiebre en las obras sociales que no pueden responder a estos requerimientos. Lo que sí sucede es que las familias se informan más y cuando ven que los adultos mayores no responden a un modelo de envejecimiento normal, hacen sus consultas. Aun así, me parece que falta mucho por informar, por saber y por prevenir respecto de las enfermedades vinculadas con el envejecimiento. Particularmente en Argentina, si bien se ha avanzado en cuestiones de información, todavía queda pendiente un largo camino en esta especialidad. Aún existe mucho trabajo para hacer, el campo es muy amplio y las disciplinas que lo abordan también. Además de la psiquiatría también trabajan en este nivel la psicología, las trabajadoras sociales y las fisioterapeutas, entre otros.
-¿La vida sexual en esta etapa es un tema frecuente de consulta? ¿Cuáles son los mitos y realidades sobre este aspecto?
-Existen muchos mitos relacionados con este tema, incluso a los hijos de las parejas de adultos mayores muchas veces les es difícil aceptar que sus padres tengan una vida sexual activa. Muchas veces el mito alimenta la idea de que es algo sucio o incorrecto que las personas tengan relaciones en este período de sus vidas. Aun así, es un motivo de consulta que a veces no sale de entrada, pero después de varias entrevistas surge y cuesta hablarlo. En este punto, es necesario sostener la importancia de los encuentros íntimos. Aunque se entiende que la experiencia no es igual que en la vida joven, es fundamental que las personas puedan mantener el contacto corporal, las caricias, los besos. A veces surgen tabúes o miedos, pero la verdad es que es necesario mantener una vida sexual saludable, auténtica y con frescura.
-¿Cuáles son las características de un envejecimiento normal en la actualidad y qué recomendaciones pueden hacerse a la población adulta mayor para que transite su vejez con una buena calidad de vida?
-En realidad, la buena calidad de vida en la vejez tiene que ver con cómo ha sido la vida de cada uno durante la adultez. Dependerá de si la persona ha tenido una buena alimentación, de cómo ha sido su vida afectiva, si ha tenido o no que recurrir a medicación específica de algún tipo. Es importante revisar distintos aspectos de la vida a una edad temprana para poder prevenir cuestiones que luego son irreversibles en la vejez. Por otro lado, el envejecimiento también está relacionado con los genes (como en el caso del Alzheimer) pero aun así la calidad de vida en la vejez se comienza a construir en la vida adulta, a partir de los 40 años aproximadamente. En este sentido, la formación y los desafíos intelectuales son muy importantes para el cerebro. Una vejez normal consiste en que las personas puedan seguir haciendo su vida en la medida y el tiempo en el que el cuerpo responda y que cognitivamente puedan estar conectadas con la vida y con las actividades sociales. La autonomía también es un tema muy importante, que el individuo pueda levantarse solo, bañarse, cambiarse y cocinarse significa una buena calidad de vida. Es importante también conectarse con la alegría, con el ocio o con las ganas de leer un libro y escuchar música. Hay un importante grupo de la población que lo logra, pero si empieza a cuidarse antes.