Es la frase que utilizó el titular de la entidad para hacer referencia al momento que atraviesa el sector agropecuario, a causa de las medidas impulsadas por el Gobierno nacional. Cree que con pocos cambios se puede generar y derramar riqueza en todo el territorio.
Un buen cierre de año y la proximidad de un cambio de gobierno mantienen esperanzados a más de un productor agropecuario. Es que, según consideran, se avecinan las posibilidades de que haya cambios significativos en la política aplicada en el sector. Y no muy lejos de allí se ubican las esperanzas del presidente de la Bolsa de Cereales de Córdoba (BCC), Juan Martín Buteler, quien en diálogo con Comercio y Justicia realizó un balance de 2014.
-¿Cómo evalúa el año del agro?
-La campaña que terminó fue mejor en cuanto a los resultados físicos, porque nos acompañó la lluvia después de cinco o seis años de poca agua, en los que se vio mucho desarrollo, mucha ciencia para contrarrestar la falta de agua. Y este año también comenzó con agua, como hace mucho que no veíamos. Era común que no pudiéramos sembrar porque faltaba; ahora pasó al revés. Pero eso es anecdótico. Las expectativas para este año son que sea similar a 2014 en cuanto a resultados económicos, porque los valores de los commodities se proyectan más hacia abajo que hacia arriba, lo que esperamos que se pueda revertir con mejor clima y mejor volumen de producción.
-O sea, ¿esperan un buen resultado pero consecuencia de un aumento en la producción y no de los precios internacionales, que vienen en baja?
-Así es. De todos modos, vale decir que esas cuestiones coyunturales son muy difíciles de valorar y recién se pueden analizar con el tiempo.
-¿Cómo ve la medida que ha tomado el Banco Nación, que no otorga créditos a los productores?
-Es totalmente nefasta y discriminatoria, porque cada empresario debe bregar por su economía y, en esa libertad, ver cómo va a hacer frente a sus gastos. Pero esto se enmarca en otras políticas, como las de no dejar vender el maíz o el trigo al exterior. Porque, por ejemplo, en el caso del trigo -que es el más concreto- Argentina produce 12 millones de toneladas y consume cinco o seis millones según el histórico. Es decir, que queda el doble por venderse y se hace a cuentagotas. Al verse casi obligado a gastarlo o a ponerlo en silos bolsas, con el consiguiente riesgo de los ataques vandálicos en los que desconocidos ingresan a la propiedad privada y destruyen lo que no les pertenece, el productor se ve sin la posibilidad de tener caja. No puede vender la producción al exterior y el Banco Nación no le presta porque presupone que tiene soja.
Esto va llevando a una degradación económica que obliga al productor a sembrar soja, que es lo único que se puede implantar y que da cierta liquidez. Se pierde así el equilibrio de la tierra y la rotación de los cultivos. Cuando se van cerrando las puertas y las posibilidades son escasas, los productores terminan haciendo su negocio y plantan soja porque saben que es lo único que van a poder vender 100%, porque Argentina prácticamente no la consume y se exporta en 95%. Todo eso rompe el equilibrio. Y las medidas del Nación tienen todas esas otras connotaciones.
-Mencionaba la importancia de la tecnología en las cosechas pasadas. En 2014 los productores invirtieron poco en maquinaria, ¿cree necesario que el campo renueve tecnología?
-Creo que es importante que el campo renueve constantemente la tecnología que usa. Es un modo de que la cadena agroindustrial funcione. Muchos piensan que esto termina en el grano, pero el grano es sólo un eslabón. Y esa cadena tiene componentes para atrás y para adelante. Para atrás, incluye a la maquinaria agrícola. Entonces, cuando el productor se encuentra con un poco de dinero decide tecnificar y compra maquinaria. Se empieza a mover todo ese mecanismo de las industrias que están en los pueblos y que generan riqueza en cada uno de ellos, lo cual evita migraciones a las grandes ciudades y todo lo que deviene. Pero volviendo a la pregunta, el productor no ha comprado porque prácticamente está hecho con sus números. No les queda margen para invertir.
-¿Qué expectativas tiene para el próximo Gobierno?
-Esperamos que quienes vayan a asumir el Gobierno hayan sabido leer los mensajes del agro. Nosotros partimos de la premisa de que el agro es el gran generador de riqueza en el país. Porque muchas cadenas productivas e industriales empiezan en el agro. De ahí que hemos iniciado algunos estudios, para que los especialistas puedan dar sustento a nuestras palabras. Podemos generar 18 millones de toneladas de trigo, y si le quitamos las retenciones y los ROEs, se va a incentivar a sembrar, porque todo eso genera riqueza en los pueblos y redistribuye ingresos. Creo que con muy pocas medidas que los políticos nuevos lleven a cabo se puede cambiar la cosa. Pienso que está muy cerca la posibilidad de que todo se pueda revertir. Es una decisión política, nada más. Generaría crecimiento en todo el territorio nacional. Es fácil generar un golpe positivo en el agro y que desde allí se desparrame al resto de la cadena agroindustrial.
Estudio conjunto con el Ieral
La Bolsa presentó los aportes del agroEl agro y la industria de alimentos en Córdoba explican 32,9% del Producto Bruto Geográfico y 29% del empleo total, según un estudio realizado por la Bolsa de Cereales de Córdoba y la Fundación Mediterránea.
Según el trabajo, más de nueve de cada 10 divisas generadas en la economía cordobesa son aportadas por el agro y la industria alimentaria. Asimismo, se indicó que el sector agropecuario y la industria de alimentos generaron 71,3% de las exportaciones brutas de Córdoba del año 2013.El trabajo consigna además que la producción agropecuaria está sujeta a importantes shocks exógenos, al depender de las condiciones climáticas, las cuales pueden ocasionar variaciones de importancia en los niveles de producción, tanto en un sentido positivo como en uno negativo. De acuerdo con simulaciones realizadas, un aumento de 10% en el valor de la producción del sector agropecuario genera un incremento de 2,2% en el PBG (valor agregado) y de 1,7% del empleo total provincial, considerando sus efectos de directos y de eslabonamientos (indirectos).