martes 26, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Ya son 310 las empresas recuperadas y ahora la experiencia se replica en Europa

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Al calor de la crisis se expandió por el Viejo Continente la cooperativización de trabajadores despedidos en firmas cerradas y su inserción en proyectos autogestionados. En Argentina dan trabajo a casi 13.500 personas.

La experiencia argentina de las fábricas recuperadas por sus trabajadores se consolidó después de más de una década con 310 establecimientos en producción y actualmente se expande por el continente europeo, tras recoger experiencias disímiles en Latinoamérica.

Según un informe de la Confederación Europea de Cooperativas de Trabajo (Cecop), el movimiento argentino de recuperación de empresas se convirtió en fuente de inspiración para Europa, como una respuesta a las consecuencias del ajuste.

El año pasado, siempre de acuerdo con los informes de la organización europea, más de 150 empresas que estaban por desaparecer fueron recuperadas por sus trabajadores en el Viejo Continente y volvieron a funcionar gracias a la autogestión.

“La importancia de las cooperativas fue olvidada hasta la crisis”, afirmó el comisario europeo de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión, Laszlo Andor, cuando participó en enero de este año del encuentro en Marsella que reunió a representantes de fábricas recuperadas de Europa y Latinoamérica. Andor destacó el papel que puede jugar el modelo de recuperación de fábricas a la hora de la inserción social, en un momento cuando “el desempleo exige explorar todas las vías para crear trabajo”.

Según los datos de Cecop citados en la prensa nacional, de las 150 empresas recuperadas el año pasado en Europa, la mitad es de España. Una de ellas es Profinox, una fábrica de aceros inoxidables de Murcia que cerró sus puertas en 2012. Los trabajadores quedaron en la calle pero recibieron como indemnización las máquinarias de la empresa. Con ese capital en sus manos formaron una cooperativa y reflotaron el negocio. Ahora ya no habría un jefe y varios empleados con inmensas diferencias salariales sino que todos cobrarían lo mismo.

Otro caso emblemático es el del diario Público, que al momento de su cierre, en febrero de 2012, era impreso, de tirada nacional. Cuando dejó de editarse, 90% de sus trabajadores quedó sin trabajo. Fueron ellos mismos quienes armaron la cooperativa Más Público y pusieron en funcionamiento el diario con formato digital.

Proyectos similares, aunque con sus matices, se repiten en muchas regiones de España. Y cada vez generan mayores beneficios. Durante el primer semestre de 2012, por ejemplo, las empresas recuperadas españolas crearon un 200% más de empleo que en el mismo período de 2011. Fueron unos 8.000 puestos de trabajo en un país donde el desempleo afecta a más de 6 millones de personas, 26% de la población económicamente activa.

El beneficio no es sólo económico sino también humano. “La persona se ubica en el centro.

El capital es subordinado al trabajo, cuando en el resto de las empresas el capital es lo más importante”, explicó el presidente de la Confederación Española de Cooperativas de Trabajo Asociado (Coceta), Juan Antonio Pedreño, quien además recordó que en ese esquema “una persona es un voto, independientemente del capital que tenga dentro de la empresa”, principio cooperativo de vigencia mundial.

Italia es otro de los países donde el movimiento de firmas recuperadas crece al calor de la crisis. De la resistencia contra el neoliberalismo vernáculo surgió una empresa autogestionada que, hasta el momento de su quiebra en 2011, era un taller de reparación de trenes dirigido por su propietario. Un año después de fundirse, los últimos 33 obreros despedidos decidieron tomar la fábrica. Consiguieron gran apoyo barrial y estudiantil. Y lograron poner en marcha el proyecto Officine Zero. “Cero explotación, cero patrones y cero contaminación”, es su lema.

Francia cuenta con Fralib, una fábrica de té cerrada en 2010 bajo el nombre Elephant.

Pertenecía a la multinacional Unilever, que decidió bajar las persianas en ese país para trasladar la producción a Polonia, donde la mano de obra es más barata. Unos 180 trabajadores quedaron en la calle pero rápidamente ocuparon la fábrica. El 26 de mayo pasado, después de 1.336 días de protestas, los empleados de Fralib obtuvieron una victoria histórica en la batalla legal contra Unilever y reflotaron la producción.

Experiencias similares se expanden hacia otros países, como Grecia.

En Argentina hay 311 empresas recuperadas, según el último relevamiento del programa Facultad Abierta de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que con el antropólogo Andrés Ruggeri a la cabeza investiga el fenómeno desde hace más de 10 años. Los datos que registra el Ministerio de Trabajo de la Nación, que les da apoyo y fomento, indican que estas fábricas dan trabajo a 13.462 personas.

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