En el mundo emprendedor, existe una categoría de negocios llamada “unsexies” (poco sexies). Se trata de ideas de negocio poco convencionales pero que generan muy buenos ingresos para quienes se animen al desafío.
Por Natalia Riva – [email protected]
Moverse de los lugares comunes siempre puede dar buenos resultados. Y los negocios no son la excepción. Hoy, en medio de un fuerte protagonismo del emprendedorismo (en detrimento del trabajo en relación de dependencia), surgen nuevas empresas, la mayoría basada en las nuevas tecnologías, por un lado, y en sectores relacionados al diseño de autor, por el otro.
Sin embargo, hay también un “corredor paralelo” a esta tendencia que involucra un sinfín de negocios poco convencionales pero que tienen el potencial de generar muy buenos ingresos para quienes se animen al desafío. En la jerga emprendedora se los conoce como “negocios unsexies” y, hasta ahora, vienen dando muy buenos resultados.
Una vendedora de objetos eróticos y organizadora de fiestas de despedidas de solteras, un sistema web de administración apícola, un vendedor ambulante de productos importados y la producción y venta de abono orgánico a base de lombrices pueden ser algunos ejemplos de emprendimientos que tal vez no sean los soñados.
Todos quienes están detrás de estos negocios coinciden en algo: trabajar en un rubro no tan deseado se convierte en una oportunidad y es, al mismo tiempo, un beneficio.
La pionera en Tuppersex
Hace casi diez años, Fernanda Luccovach tuvo un intento fallido de representación de venta mayorista de una fábrica de Buenos Aires de objetos eróticos. Con el muestrario que le había quedado sin vender comenzó a organizar los (hoy conocidos) Tuppersex. Esas reuniones actualmente tienen un nombre: el emprendimiento se llama Sensual Life y se dedica mayormente a la organización de despedidas de soltera.
“Las clientas siempre contrataban el Tuppersex para esas ocasiones y mi expectativa de ventas no se cumplía. Entonces pensé que la manera de aumentar mis ganancias era venderles cotillón y torta. Gustó la idea de tener el tuppersex, el cotillón y la torta resueltos y luego le sumamos strippers”, contó Fernanda.
Obviamente, lo que hoy es un negocio armado y aceptado, al principio tuvo que enfrentarse con prejuicios variados. “Emprender en este rubro fue más difícil en el comienzo. Hubo muchos prejuicios y preconceptos de la gente que me rodeaba y no entendían bien qué era esto. Comenzaron a verme de una manera diferente: mi madre tenía vergüenza de mi trabajo, mi tía aún hoy me pregunta cuándo voy a cambiar de rubro… Hacía publicidad en los diarios y me llamaban hombres que buscaban prostitución. No fue fácil”, recuerda.
Hoy, Sensual Life es una empresa consolidada y proyecta su crecimiento por el lado de la organización de eventos con temática erótica. Para Fernanda, ser la pionera en este rubro comercial es lo que más le sirvió para posicionarse y crecer. Anécdotas recuerda muchas, pero la que más se le grabó fue ésta: “Cuando le hice la despedida a Chita, una mujer de 73 años a quien sus hijas le organizaron su fiesta de soltera. Realmente, más allá de lo atípico, fue una lección de vida. Me hizo ver que no importa la edad, ni las dificultades, querer es poder”.
Sueño ambulante
Jorge Cianci es vendedor ambulante. Pero hace tanto tiempo que trabaja de esto, que su negocio ya tiene nombre: Excelente Promoción. “Me dedico a la venta de productos importados de alta rotación; en otras palabras, hago venta ambulante dirigida a todo público. No tengo definido el cliente, para mí son todos clientes potenciales”, dice este emprendedor, quien hoy trabaja ubicado en un lugar estratégico, que es la mutual del empleado de EPEC.
Desde esa “base de operaciones”, sus principales clientes son los mismos afiliados a la mutual y el cobro de la venta lo realiza mediante una orden que la mutual autoriza a descontar por planilla al asociado. Con esa misma modalidad, Jorge realizó un convenio con el Suoem para abrir otro nicho de mercado, aunque todavía no está muy explotado.
“Mi emprendimiento surge como una cuestión personal de superación; quizás en su momento no lo tomé como emprendimiento sino como proyecto de vida. Algo tenía que hacer por mí y por mi familia y, sabiendo que la plata está en la calle, decidí salir a buscarla.
Eso es lo que me motiva… es el eje motor que me impulsa día a día desde 1994”, dice y asegura que “como necesidad de urgencia” está por habilitar la venta con tarjetas de crédito para poder abarcar a más público.
Además, el hecho de estar inscripto comercialmente hizo que comenzara a ver su trabajo como una actividad empresarial. “Hoy avizoro un panorama totalmente distinto, ya ubicado en un lugar físico y poder impulsarme desde ese espacio como plataforma de lanzamiento para hacer crecer este proyecto. Mi idea es generar convenios con otras mutuales por medio de algún canal de venta como internet o por teléfono y con entrega a domicilio, asegura el “busca”, cómo él se define.
Entre abejas y tecnología
Relacionar la apicultura con el mundo tecnológico no es de lo más habitual. Sin embargo, Ignacio Carreño (ingeniero en sistemas) observó en su familia de apicultores la necesidad de informatizar el sector pudiendo cargar las planillas de campo en un software.
Así, creó BeeMore, un software de trazabilidad apícola. En un principio fue el tema de su tesis de grado, momento en que se sumó Ayelén Marcos al proyecto, su actual socia y pareja.
“La propuesta de valor es brindar informes de trazabilidad valiosos tanto para el apicultor, el exportador y el consumidor final de la miel. A través del escaneo de códigos QR, que el sistema genera de manera automática, el productor apícola puede llevar un control de la situación actual de su apiario cada vez que lo visite. Por su parte, el exportador tiene la posibilidad de conocer la trazabilidad del lote a comprar escaneando un código, y los consumidores finales pueden conocer un poco más de la miel que consumen escaneando el código QR con un celular o dispositivo móvil. Lo que se verá será la historia que cada emprendimiento apícola quiera contar, desde imágenes hasta infografías con estadísticas curiosas”, relata el emprendedor.
Investigando el mercado, los jóvenes se encontraron con que no existen en el mundo muchos sistemas de administración apícola y mucho menos tan específico como éste. Además, se trata de un modelo de negocio “paga por lo que usas”, válido para pequeños y grandes clientes.
“Empezamos hace muy poco tiempo sin ninguna inversión más que nuestro tiempo y esfuerzo, lo cual hace que todo sea un poco más lento. Pero en ese proceso hemos estado escuchando al cliente y sus necesidades. Es por eso que estamos trabajando para relanzarnos apuntando a un público más específico. Sabemos que emprender lleva tiempo, esfuerzo y dolores de cabeza pero también sabemos que no es imposible”, confían los emprendedores.
Modelo sustentable
El Tesón es una empresa familiar, que desde hace diez años se dedica a la producción de . orgánico, más precisamente lombricompuesto o humus de lombriz. Nació de la mano de Diego Renard y sus padres, como una necesidad de realizar productos para el cuidado de las plantas orgánicamente. “Nos atrae la idea del reciclado y el trabajo natural. Además, en aquel momento nos dedicábamos a la cría de conejos”, dice el emprendedor “poco convencional”.
Concretamente, producen Lombricompuesto, un abono orgánico necesario y útil para todo tipo de plantas. “Nuestros clientes son los viveros, los campos de golf, la vid, parquizaciones, clientes particulares…”, cuenta Renard y asegura que, al no ser un negocio muy conocido, tiene algunos inconvenientes con la comercialización y con el hecho de concientizar sobre la necesidad del cuidado orgánico.
Sin embargo, destaca que -al ser algo “distinto”- también resulta muy atractivo y novedoso. A mediano y largo plazo, la empresa tiene pensado crecer con el lanzamiento de un subproducto denominado “mantillo” y busca incrementar la producción en 20%.