martes 5, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Perturbación en la cultura durante la conquista

Por Constanza Labate (*) - Exclusivo para Comercio y Justicia
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“Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: cierren los ojos y recen. Y cuando abrimos los ojos ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia”.
Eduardo Galeano

Serge Gruzinski –en El pensamiento mestizo, Paidos, Barcelona, 2000- deconstruye la clásica mirada historiográfica sobre la conquista de América e intenta resignificar los hechos a partir de un concepto fundamental, estratégicamente situado entre los años 1520–1530: el concepto de perturbación. Ahora bien, si la Historia “clásica” de la conquista de América nos habla sobre los vencedores, sus hazañas y hasta a veces resulta ser condescendiente con los hechos, Gruzinski remite al “choque de la conquista” con un análisis sobre vencedores y vencidos. Intenta rescatar no sólo la perturbación causada en la cultura indígena sino también aquella que le fue propia a los españoles. Es decir, quiere salvar la historia entendida únicamente desde la visión vencedora y atribuirles a los vencedores unos hechos más allegados a la realidad y no sólo una visión “heroica” de la situación. Por ejemplo, cómo la conquista perturbó la cultura española, la comunicación con los indígenas, los imaginarios, e incluso cómo llegó a resignificar algunas mercancías y prácticas europeas.

La conquista es un entrelazamiento de tres importantes rasgos. Por un lado el mestizaje, un proceso que -hay que tener en cuenta- ocurrió en Europa con anterioridad a la llegada a América. No refiere únicamente al mestizaje biológico sino también a aquel que se da en el terreno cultural, es decir el lenguaje, las prácticas, las formas sociales.

Muchos pueblos europeos ya eran mestizos como consecuencia del intercambio cultural de los siglos anteriores, incluso en el caso español no sólo entre diferentes culturas europeas sino también con una fuerte presencia árabe. En el caso de la conquista, el mestizaje producido en América entre españoles y aborígenes es un proceso que se desarrollará a lo largo del tiempo. Por otro lado está la conquista, la guerra, como un “choque” entre culturas.

Un hecho imprevisto y, según Gruzinski, brutal por las consecuencias que dejará en las poblaciones originales y sus recursos.

Finalmente, como resultado de este choque cultural y el proceso de mestizaje que se va dando paralelamente, la occidentalización. Es el producto de siglos de ocupación española. Como consecuencia las sociedades se convierten en zonas extrañas, caracterizadas por una inestabilidad crónica. Sin embargo, el concepto de “sociedad colonial” debe ser considerado para el período posterior, cuando las sociedades que se conforman con la occidentalización tengan una estabilidad relativa, la cual se alcanzará tras varias décadas. Estos tres importantes rasgos son inseparables e imprescindibles para entender acabadamente la conquista de América.

En segundo lugar, analizar la perturbación de las culturas en este “choque” de culturas implica necesariamente entender que cada grupo tuvo que desarrollar y adaptar estrategias de supervivencia, las cuales sirvieron para mantener prácticas o rituales que les ayudaron a conservar elementos culturales propios relacionados con su cultura ancestral. En definitiva, la perturbación es el resultado del sincretismo. Es la pérdida de referencia con respecto de la cultura de cada grupo, es decir lo que se genera por lo que no encaja en lo establecido: a medida que se desarrolla la perturbación van surgiendo las estrategias de supervivencia. Incluso Gruzinski señala cómo las mercancías que de América llegan a Europa se “secularizan”, por ejemplo el tabaco o el cacao, que estaban revestidos de significación religiosa para los indígenas, en Europa serán productos que estarán solamente al alcance de la aristocracia y ligados a la banalidad y el lujo.

Por lo tanto, no sólo debemos pensar en los hechos desde la historia escrita por los vencedores, con la lectura trillada de la derrota sobre los nativos y sus consecuencias; también es posible concebir cómo los españoles fueron perturbados en su cultura por este “choque”. En mi opinión, de todas maneras es discutible seguir usando los términos de “vencedores y vencidos” ya que éstos implican primero categorías absolutas y generalizan un hecho histórico, y luego, usar estos términos es dar por sentado que la conquista de América fue una guerra, con lo cual no estoy de acuerdo.

Si bien la conquista fue un enfrentamiento de ambas partes, no lo explicaría como un enfrentamiento bélico tradicional en el sentido de intencional sino más bien por adaptación a las circunstancias, para sobrevivir a la perturbación del “choque”. Además, la conquista no significó solamente una guerra entre civilizaciones diferentes sino que existió un conflicto cotidiano en la comunicación entre los grupos. Las dos cosmovisiones del mundo y de la vida, sus significaciones e imaginarios, sufrieron la perturbación de no poder encontrar rápidamente una respuesta adecuada a la situación. Se puso en juego, en definitiva, la esencia de ambos bandos para sobrevivir en una situación inesperada. Quizás si los nativos que se enfrentaron en batalla con los invasores -como por ejemplo los taínos o los mexicas- no hubiesen respondido a tantas preguntas con justificaciones “divinas” o religiosas, hubiesen podido comprender que se trataba de otro de los tantos pueblos del que debían defenderse. Aunque hay que aclarar que también para los españoles la conquista estuvo ligada a lo divino: América era el paraíso.

(*) Investigadora. Docente.

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